A mediados de 2020 Lexus tomó la decisión de no traer a Europa el Lexus IS, el sedán de tamaño medio que competía con el BMW Serie 3, el Audi A4 o el Mercedes Clase C, entre otros, se quedaría fuera de nuestras fronteras por la enorme popularidad de los SUV, que han “robado” muchas ventas a este tipo de coche. No es la primera víctima, pero tampoco será la última. Una lástima, porque en su último restyling adoptó un diseño todavía más agresivo y deportivo.

Pero para agresividad y deportividad, nos quedamos con el nuevo Lexus IS500, lo más parecido a la resurrección de aquel Lexus IS-F de 423 CV que solo podrán disfrutar en Estados Unidos. Una versión animada por un V8 atmosférico 5.0 de alto régimen que ha requerido de algunos cambios para poder ser instalado en el vano motor. También hay cambios en el bastidor, en el habitáculo y en la carrocería, como siempre ocurre con cualquiera de estas versiones. No vale con poner un motor más potente, hay que adaptarlo todo a las nuevas exigencias.

Se pondrá a la venta en otoño solo en Estados Unidos, estrenando además una nueva denominación deportiva: F-Sport Performance. Será la versión tope de gama del Lexus IS y es, posiblemente, uno de los últimos sedanes con motor de gran cilindrada atmosférico que veremos en el mercado. Lástima que no llegue a Europa oficialmente.

Motor V8 5.0 atmosférico, un rara avis

Hoy día, para las versiones más rápidas y deportivas, los fabricantes está recurriendo a motores de cilindrada algo contenida, mientras añaden al mismo tiempo sobrealimentación e hibridación. Es la norma, una tendencia obligada si se quieren cumplir con las estrictas normas de emisiones, pero no se quiere prescindir de elevadas prestaciones. En el Lexus IS500 F-Sport Performance se toma el camino más tradicional y se ha elegido un motor de elevada cilindrada sin artificios como la sobrealimentación ni tampoco la hibridación. Un camino bastante llamativo teniendo en cuenta que Lexus es uno de los abanderados de la hibridación.

Por eso, si abrimos el capó del Lexus IS500 F-Sport Performance, nos encontraremos un V8 5.0 de aspiración natural, con 478 CV a 7.100 rpm y 535 Nm de par a 4.800 rpm. Con estas cifras no es de extrañar que se trata de un coche muy rápido, anunciando un 0 a 96 km/h (0 a 60 mph) en 4,5 segundos, que posiblemente sean 4,7 o 4,8 segundos hasta los 100 km/h, nada mal para un coche que pesa más de 1.700 kilos y tiene un cambio automático por convertidor de par con ocho relaciones. No se publica velocidad máxima, pero podemos decir que esa cifra es un poco innecesaria, más para presumir que para otra cosa.

Según la marca, montar este motor en el vano del IS ha requerido de algunos cambios, como por ejemplo la colocación del radiador, que ahora está situado más adelante. Las aletas ahora son un poco más largas (junto a los guardabarros) y el paragolpes también tiene diferentes anclajes. El capó, salta a la vista, es específico y cuenta con un abultamiento en el centro como el Lexus IS-F para dejar hueco al V8.

Curiosamente, este modelo, aunque más rápido y potente, no es un sustituto, por así decirlo, del Lexus IS-F. La línea de producto F-Sport Performance se coloca justo un escalón por debajo de los Lexus “marcados” con la F. En realidad, el Lexus IS500 F-Sport Performance estaría por debajo del IS-F.

Bastidor adaptado a las circunstancias y una imagen más deportiva

Lo más llamativo y quizá lo que más fuerza otorga al coche es su frontal. Esa enorme calandra con esos dos pequeños faros rasgados le dan una mirada de estar un poco cabreado. Lexus ha conseguido que esa enorme calandra no resulte fea o deforme, como si ha ocurrido con otros modelos de marcas rivales. Y eso, siendo una de las más grandes que se pueden encontrar en el mercado. También hace mucho la combinación de colores y lo usculado de la carrocería, que también resulta bastante equilibrado y aunque tiene alguna línea que otra que acaba en ningún lugar, no resulta recargado.

Uno de los detalles que podemos destacar en este Lexus IS 500 F-Sport Performance es el montaje de los terminales de escape. Han recurrido a la misma solución que usó el IS-F y que también se usa en otros modelos de la familia F del sello de lujo de Toyota. También es curioso que no se ha recurrido a un difusor de gran tamaño ni hay aletines o alerones, siendo todo bastante comedido.

Tan sutil como los cambios efectuados en el chasis, enfocados a ofrecer un comportamiento deportivo pero sin llegar a ser extremo. Incluye la suspensión de tarado variable, un diferencial trasero Torsen y un amortiguador adicional trasero desarrollado con la ayuda de Yamaha, el cual ayuda a aumentar la rigidez estructural y la estabilidad. Los frenos son más grandes, con 356 milímetros delante y 323 detrás, ocultos tras unas llantas Enkei de 19 pulgadas.

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