El Vector W8 Twin Turbo es, posiblemente, el superdeportivo más absurdo y loco de la década de los 80, desde el diseño hasta sus soluciones ingenieriles. Además, solo se construyeron 17 unidades de producción entre 1989 y 1993, lo que aumentó aún más su reputación como esa máquina extravagante que hizo que el Lamorghini Countach pareciese una monja de clausura.
Por tanto, The Vector Aeromotive Corporation, con ex-sede en California, y su fundador, Gerald Wiegert, ocupan uno de los capítulos más salvajes de la historia de los superdeportivos estadounidenses. El Vector W8 Twin Turbo en particular era un adelantado a su tiempo en todos los aspectos, desde una construcción de grado aeronáutico intercalado con un aspecto futurista hasta un rendimiento que estaba a un año luz de la exótica oferta contemporánea.
Los componentes aeroespaciales se utilizaron ampliamente en la construcción de la estructura. El chasis monocasco de semi-aluminio estaba unido con resina epoxi y remachado con un panel de aluminio, y se usaron 5.000 remaches de especificación para aeronaves en su ensamblaje. Por otro lado, la carrocería fue concebida en fibra de carbono, de vidrio y Kevlar, materiales conocidos por su rigidez y ligereza. Todo en el Vector fue diseñado para durar toda la vida del propietario.
Wiegert inicialmente construyó un prototipo denominado W2, que finalmente se perfeccionó en un modelo de producción completo, el Vector W8 Twin Turbo
En el interior nos da la impresión de estar a bordo de un avión de combate, con una pantalla muy impresionante para su época utilizada como un cuadro de instrumentos, junto con una brújula, un contador de horas e innumerables diales para adaptarse al ambiente. También contaba con asientos Recaro forrados en cuero, climatizador digital y un cargador de CD con capacidad para 10 discos montado directamente en el salpicadero.
Bajo el capó dormía latente un V8 de 6 litros de origen General Motors requeteprobado, equipado con una pareja de turbocompresores Garrett gemelos que ayudaban a conseguir 625 CV y 854 Nm. La transmisión, curiosamente, era automática de tres velocidades, Fue tomada de un Oldsmobile Toronado, aunque profundamente modificada. Vector afirmó en su día que el W8 Twin Turbo era capaz de alcanzar las 60 mph (96 km/h) en 3,9 segundos y una velocidad máxima proyectada de 242 mph (389 km/h).
Vector ofrecía la posibilidad de ajustar la cifra de potencia de su motor V8 doblemente turboalimentado, pudiendo rozar los 1.200 CV si se quería pasar mucho miedo
Pero los problemas financieros, eventualmente, llevaron a Vector a cerrar sus puertas en 1993. Sin embargo, Wiegert había logrado su objetivo de sorprender a la industria del automóvil con un vehículo que presentaba un rendimiento y un estilo nunca antes vistos. El hecho de que fuese construido en EE. UU. ponía la guinda al pastel, poniendo a los fabricantes de superdeportivos establecidos en aviso y allanando el camino para futuros fabricantes a pequeña escala.
Este ejemplar en concreto (#009) fue pedido en 1989 a un precio de 178.000 dólares, unos 350.000 euros actuales, pero dado el lamentable estado de las propias operaciones de Vector, el coche no se entregó hasta 1991. Pintado en un bonito púrpura metalizado, este W8 Twin Turbo siempre ha permanecido con el mismo dueño, quien ha guardado la documentación y la factura original, y lo ha podido disfrutar durante unos escuetos 3.650 kilómetros.
El Vector M12 fue la última evolución de lo que la compañía de Wiegart pudo hacer tras varios años de inestabilidad. Tan solo se hicieron 17 unidades (3 prototipos y 14 de producción)
No cabe duda de que este Vector W8 Twin Turbo ha tenido una vida mimada. Pero en la vida siempre hay cambios, y el pasado mes de enero encontró un nuevo hogar después de haber sido vendido por 720.000 dólares (659.600 euros) en la subasta de Arizona de RM Sotheby’s. Sorprendentemente, la casa esperaba que alcanzase un precio de entre 300.000 y 450.000 dólares (entre 275.000 y 412.000 euros).
Podríamos decir que Gerald Wiegart forma parte de un selecto grupo de visionarios estadounidenses, junto con Preston Tucker, John DeLorean, Malcolm Bricklin y Elon Musk. Todos ellos se propusieron interrumpir una industria y construir su propio coche. Vector se consolidó en la historia de la automoción con su impresionante diseño futurista y su rendimiento estimulante. Es un clásico moderno que, seguramente, atraerá a una multitud donde quiera que vaya.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS