Lo que aquí estás viendo es el único Pontiac Banshee XP-833 Coupé que se haya fabricado, en 1964. Las leyendas dicen que este coche era tan prometedor que Chevrolet le hizo la eutanasia para que no perjudicara en las ventas del Corvette. Es un coche tan raro que solo existe otro (y es un descapotable), uno tan valioso e inusual que difícilmente podríamos hacernos con él, salvo que esté a la venta en un concesionario KIA.
Antes de explicar cómo acabó un coche como este en un sitio así, vale la pena hacer un poco de retrospectiva. Motor Trend escribió un artículo detallado sobre él en 2013, en un recorrido editorial presentado por Bill Collins, el ingeniero jefe del Banshee. La historia corta es que el ejecutivo de General Motors (GM) por entonces, John Z. DeLorean –sí, el del DMC 12– dio luz verde a un pequeño equipo en Pontiac para crear un deportivo para competir con el Mustang.
Tomando inspiración en el Corvair Monza GT Concept de 1962, se trabajó una carrocería de fibra de vidrio sobre un chasis de acero, con un motor de seis cilindros en línea de 3,8 litros capaz de aportar 165 CV y 293 Nm. Este quedaba asociado a una transmisión manual de cuatro relaciones y frenos de tambor en las cuatro esquinas. La idea era que el XP-833 fuese “un deportivo de dos plazas asequible y divertido”, con una larga lista de opciones para aquellos que querían más.
Debajo de la elegante carrocería de fibra de vidrio, que parecía pronosticar el posterior Corvette (C3) y el Opel GT, había una plataforma de un Pontiac Tempest muy modificada
El modelo roadster, de hecho, montaba un V8 de 5,3 litros bajo el capó. Se podría pensar que el coupé se quedaba un poco corto frente a lo que se estilaba en esos días al otro lado del charco, pero en realidad usó una opción mecánica de menor potencia para mostrarle a GM que los modelos básicos también podían ser convincentes. Y tal vez DeLorean estaba en vísperas de que el Banshee asustase un poco, sabiendo que amenazaría a la poderosa Chevrolet dentro de GM.
La elegante carrocería del Banshee XP-833 presenta una posición de conducción justo en frente de las ruedas traseras. Una señal de diseño particularmente distintiva es la burbuja en el centro del capó, que acabarían en otros futuros productos de GM. La parte delantera puntiaguda del prototipo se usó en el Corvette C3, al igual que las cinceladas líneas de los pasos de rueda, mientras que la parte trasera acabaron implementándose en el Firebird de primera generación.
Su interior completamente rojo es ciertamente del período correcto, con una consola central que, inevitablemente, también nos recuerda a la empleada en el Corvette de tercera generación
El nombre Banshee regresó a varios prototipos de la marca en 1968, 1974 y 1988, pero nunca llegó a producción como tal. Sin embargo, mientras GM tuvo que esperar hasta 1966 y 1967 para tener a la pareja Camaro/Firebird para enfrentarse al Mustang, DeLorean y varios creativos de la empresa partieron del gigante de Detroit en los años 70 para crear DeLorean Motor Company (DMC). Bill Collins y Bill Killen fueron quienes compraron los prototipos. A Collins le tocó el coupé.
Aunque legal para usar en las calles, sólo ha acumulado 2.411 kilómetros entre exhibiciones y pruebas para publicaciones especializas. Collins falleció en 2006, por lo que su familia subastó el coche alcanzando los 214.000 dólares (unos 197.000 euros). Se intentó subastar de nuevo en 2010, pero no alcanzó el precio de reserva de 325.000 dólares (casi 300.000 euros). Sin embargo, más adelante ese mismo año se vendió por 400.000 dólares (algo más de 368.300 euros).
Desde entonces, es propiedad de Len Napoli, del concesionario KIA en Milford, Connecticut (Estados Unidos), por 750.000 dólares (cerca de 690.000 euros). Teniendo en cuenta la historia que viene con este vehículo, el alto precio vale la pena. Es prácticamente una pieza de museo, ya que es la única de las dos muestras que han existido. Y seamos sinceros, que tire la primera piedra quien considere que no es lo suficientemente atractivo como para ser acogido.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS