Prueba: SsangYong Tivoli Grand T-GDI

Prueba: SsangYong Tivoli Grand T-GDI

Tiene una concepción muy sencilla, lo que permite un precio muy contenido pero una usabilidad diaria muy elevada


Tiempo de lectura: 12 min.

A finales de 2020, en diciembre, SsagYong se declaraba en concurso de acreedores, la pandemia hizo estragos en la marca, que ya estaba pasando por una mala racha, y los objetivos de Mahindra & Mahindra, que destacaban por ofrecer un catálogo 100% eléctrico para 2024, se iban al traste. Ahora, después de un par de intentos, SsagYong tiene nuevos dueños, lo que debería suponer una inyección de capital y poder superar el bache otra vez. No olvidemos que hace cosa de 10 años, la marca estuvo en la misma situación. SsangYong pasará a manos de KG Group y cambiará su nombre a KG SsangYong Mobility.

No sabemos como afectará al devenir de la marca a partir de hoy, pero esperamos, al menos yo sí lo espero, que SsangYong pueda crecer y seguir en activo. Nunca es bueno que desaparezca un fabricante y además, en este caso, se perdería una marca que, si bien, ofrece coches sencillos y económicos, también es justo reconocer que cumplen su función a la perfección. Lo puedo asegurar tras pasar una semana con un SsangYong Tivoli Grand, aunque durante los días que tuve el coche, solo sabía que la marca estaba pasando por apuros. La adquisición de SsangYong por KG Group se conoció el 31 de agosto y tuvimos el Tivoli en el garaje hace unas semanas.

Tampoco afecta a la prueba ni a la experiencia con el coche, pero sí podría afectar a la imagen que los usuarios puedan tener de la marca, como cabría esperar, aunque tampoco debería ser importante, porque actualmente los coches más vendidos son los más económicos y además, los SUV siguen siendo los reyes. SsangYong ofrece, precisamente, una combinación de las tendencias en el mercado, aderezada con algunos detalles que me han llamado la atención. Por ejemplo, a modo de adelanto, su motor 1.5 turbo corre mucho más de lo que parece y tiene un funcionamiento bastante refinado, con unos consumos aceptables.

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El SsangYong Tivoli Grand es el mejor ejemplo de como la tecnología dispara los precios, siendo muchos sistemas y gadgets prescindibles en el día a día

Muchos detalles recuerdan a los coches japoneses de comienzos de siglo

Desde hace algunos años, nos hemos acostumbrado a coches que no necesitan la llave para abrir sus puertas o ponerse en marcha, a coches que tienen un botón para arrancar o parar el motor, elevalunas que suben o bajan con una sola pulsación del botón, a los sensores de aparcamiento… un montón de cachivaches que, por si alguien no lo sabía, disparan el precio de todos los coches. Y es ahí donde algunos fabricantes juegan sus bazas, como es el caso de SsangYong. Supone un enorme contraste bajar de un coche con todo el equipamiento habido y por haber, para subirte después, en un coche que parece fabricado a comienzos de la primera década del Siglo XXI. Para subir al SsangYong Tivoli Grand tienes que sacar la llave del bolsillo y apretar el botón, para acto seguido introducir la llave en la cerradura del clausor, una serie de acciones que se están perdiendo y que, en la mayoría de los coches que han pasado por esta revista, dejaron de estar disponibles hace mucho tiempo.

Esto no quiere decir que el SsangYong Tivoli Grand sea mal coche, ni mucho menos, pero este es uno de los motivos de su baja tarifa de venta. Tampoco tiene sensores de aparcamiento delanteros, tampoco tiene cámara trasera y ni siquiera cuenta con espejos laterales con plegado eléctrico (sí, tienes que cerrarlos y abrirlos tú manualmente)… un puñado de cosas que afectan al precio final del coche y sin las cuales, se vive perfectamente, al menos yo no las eché en falta en ningún momento. Tampoco eché en falta el cambio automático, ni los asientos eléctricos, ni, por supuesto, la enorme pantalla que llevan otros. De hecho, me pareció mucho más agradable usar botones “de toda la vida”, para las funciones más básicas.

Cuanto te subes al SsangYong Tivoli Grand tienes la sensación de entrar en un coche que se ha detenido en el tiempo y lo mejor de todo es que resulta agradable no estar rodeado de pantallas y de gadgets por todos los lados. Me recordó a un coche japonés de comienzos de siglo, tanto por acabados como por el aspecto de los materiales, y eso no es precisamente malo, porque si algo tenían los japoneses de comienzos del 2000, era una fabricación y unas calidades que les hacía durar un porrón de años, incluso maltratándolos. Hasta en la conducción tenía cierto regusto a japonés de antaño.

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Con un precio algo por encima de los 21.000 euros, no hay otro SUV con un motor turbo de 163 CV y un habitáculo con el mismo espacio

Este motor corre más de lo que parece

Habrá quien piense “menudo castaño de coche”; pero en realidad, todo eso que no tiene el Tivoli, es perfectamente prescindible para un uso diario. Sí, reconozco que hay cosas que gusta tener en el coche, como una tapicería de piel, un montón de sistemas de confort que te hacen el día a día más cómodo, un diseño moderno y llamativo… pero todo eso aumenta el precio del coche más de lo que parece. El SsangYong Tivoli Grand, con el motor 1.5 turbo de 163 CV y cambio manual, tiene un precio de 21.900 euros, no hay otro coche de su categoría y tamaño que pueda igualar esa tarifa y eso es gracias, evidentemente, a prescindir de algunos elementos que llevan los coches actualmente. Sin embargo, al menos en lo que me respecta a mí, no es un problema, sigue teniendo, por ejemplo, Android Auto y, por tanto, basta conectar el teléfono para tener conexión a Internet, navegador, música en streaming, manos libres… tener que cerrar y abrir los espejos laterales manualmente tampoco me parece un problema, ni la falta de sensores de proximidad delanteros y además, me gusta que la instrumentación sea analógica, es decir, con los diales tipo reloj de toda la vida; se leen mucho más fácil, no hay que estar configurando nada y no les afecta la incidencia de la luz (hay algunas pantallas que con luz directa se ve mal).

Por otro lado, en lo referente a la conducción, a las sensaciones general con el coche, son tan buenas como en cualquier otro coche. El motor corre mucho más de lo que parece, las suspensiones trabajan bien y ofrecen mucho confort, aunque no son firmes y la carrocería se mueve bastante cuando no haces las cosas con suavidad y los mandos, tanto la dirección, como los pedales o el selector del cambio, tiene un buen tacto y un funcionamiento correcto. Destaca sobre todo el motor, que además de tener buenas prestaciones, tiene un funcionamiento bastante refinado, aunque tiene algo de lag y no es tan lineal como otros. No cuenta con ningún tipo de electrificación, es “gasolina puro” y tiene un empuje muy agradable una vez se ha superado ese pequeño retardo, con un amplio rango de revoluciones usables. Si lo llevas a punta de gas, es suave y agradable, si pisas a fondo, puedes hacer adelantamientos con bastante soltura, aunque el cambio no acepta de buen grado un manejo brusco y rápido, en mejor hacer las cosas con calma porque además, el selector tiene recorridos un poco largos.

Los consumos tampoco se puede decir que sean malos, la marca homologa 7,2 litros cada 100 kilómetros de media, que para el peso, la aerodinámica y para el tipo de motor que es, no es mala cifra. Lo mejor de todo es que puedes circular con unos consumos muy cercanos a los homologados en la vida real, yo estuve todo el tiempo rondando entre 7 y 7,5 litros haciendo una conducción normal, porque el motor y el desarrollo del cambio, permite circular en marchas largas a poca velocidad. Es fácil circular por ciudad en tercera sin que haga falta reducir para tener respuesta y en carretera no es necesario subir el motor demasiado de régimen para rodar a buen ritmo. De hecho, resulta bastante sencillo ir rápido son exprimir el motor, pero aunque el motor corre, el resto del coche no está pensado para ir muy rápido, se nota que las suspensiones son blandas, más orientadas al confort que a controlar la carrocería en todo momento. No falta aplomo ni sensación de seguridad, es un coche agradable en autopista y carretera secundaria, pero cuando se sube mucho el ritmo, aparecen carencias y una cierta falta de eficacia en apartados como al dirección o la suspensión.

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No es un todoterreno, pero se desenvuelve fuera de carretera mejor que muchos rivales, siendo incluso divertido

También hay un apartado que resta algo de confianza y es la posición de conducción. Para mi gusto, falta regulación en el volante. Para llevar las piernas de forma cómoda y poder accionar los pedales con seguridad, me veía obligado a tener el volante un poco alejado y, por tanto, a llevar los brazos algo estirados. El volante tampoco está totalmente horizontal, está ligeramente inclinado, provocando que la parte superior del aro quedara un poco más alejada. Nada a lo que no te acabes acostumbrando, pero me habría gustado tener el volante más cerca.

En pistas de tierra es de los mejores SUV

Y me habría gustado tener más cerca el volante tanto por comodidad, como por seguridad y sobre todo, porque en caminos de tierra es de los mejores SUV que he podido probar. Las suspensiones, que en carretera eran blandas, en caminos de tierra permiten circular mucho más rápido de lo que se podría pensar. No importa si el camino tiene muchos agujeros o está totalmente liso, el Tivoli pasa como si las cosas no fueran con él. A ver, esto hay que hacerlo con algo de cabeza, no puedes pasar por un agujero de dos palmos de hondo “a fuego”, porque lo mismo te llevas una sorpresa y acabas vete a saber donde, además, es tracción delantera y los neumáticos no son off road, es muy fácil perder tracción a poco que aceleres más de la cuenta, aunque resulta bastante divertido salir con las ruedas delanteras a lo loco.

También es sencillo hacer que la trasera derrape, solo hay que balancear un poco el coche con un par de movimientos bruscos del volante, siendo muy controlable en todo momento. La confianza que da acaba por provocar que vayas haciendo el tonto de vez en cuando con una sonrisa en la cara. El problema en estos casos aparece con la mencionada posición del volante, que te obliga a moverte más de la cuenta en el asiento para poder manejarlo usando todo el contorno del mismo. Por suerte, no se circula demasiado rápido y todo es bastante controlable, aunque al ser un camino de tierra, también es más sencillo perder el control del coche si te pasas de listo.

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Que vaya tan bien por caminos de tierra invita a perderte en cuanto aparece la más mínima posibilidad, pudiendo encontrar tramos por donde es mejor no circular. Lo digo por experiencia, ya que me tocó dar marcha atrás bastantes metros al llegar a una zona con muchas piedras y con algún agujero más grande de la cuenta. No sé si habría pasado por allí, pero preferí no arriesgar, las piedras no eran redondas, tenían alguna punta y no quería arriesgarme a un pinchazo o a dejar el coche encajado en algún agujero.

No hay otro SUV con este tamaño por este precio

He tenido el SsangYong Tivoli Grand T-GSI durante una semana y la verdad, salvando cuatro detalles, me ha parecido una compra de lo más lógica. Es cierto que en cuanto a diseño no es el coche más atractivo del mercado, sobre todo desde el pilar B hacia atrás, y que tiene un habitáculo al que se le notan los años, pero es, en general, un coche muy funcional y agradable de usar en todo momento. El maletero es grande y aprovechable, las plazas traseras son grandes y es tremendamente fácil de conducir.

La falta de algunos elementos de equipamiento hacen que sea el más barato de comprar, pero también de mantener. Si se rompe un espejo lateral no será tan caro como uno de plegado eléctrico, por ejemplo, y no hay problema si tenemos niños pequeños, porque la tapicería es de tela, más fácil de limpiar y menos delicada que la piel. Tener que estar tirando del botón para que la ventana suba del todo puede ser un poco incómodo al principio, pero hasta hace unos años, era lo más normal del mundo y nadie se quejaba.

Si buscas un coche versátil, barato de adquirir y que sea suficientemente grande para la familia y además, tiene que ser SUV, deberías darte una vuelta por un concesionario SsangYong. No te llevarás un coche emocionante de conducir, ni tampoco el último grito en diseño o tecnología, pero tendrás un coche que te dará muchas satisfacciones. Si quieres etiqueta ECO, tendrás que recurrir a la versión bi-fuel, a gas.

Datos técnicos

FICHA TÉCNICASsangYong Tivoli Grand T-GDI
MODELO T-GDI
MOTORDelantero transversal. Cuatro cilindros con 1.497 centímetros cúbicos y turbo e intercooler.
RENDIMIENTOPotencia máxima120 kW (163 CV) entre 5.000 y 5.500 rpm
Par máximo280 Nm entre 1.500 y 4.000 rpm
TRANSMISIÓNManual de seis relaciones y embrague monodisco en seco
DIMENSIONES Y PESOSLargo por ancho por alto en milímetros4.480 x 1.810 x 1.660
Batalla en milímetros2.600
Peso1.405 kg
DATOS PRESTACIONALESAceleración de 0 a 100 km/hN.D.
Velocidad punta181 km/h
Relación peso potencia8,61 kg / CV
CONSUMOSConsumo medio homologado (WLTP)7,2 litros
Consumo medio durante la prueba7,5 litros
PRECIO21.900 €

Galería de fotos

SsangYong Tivoli Grand T-GDI

21900 €
SsangYong Tivoli Grand T-GDI
6.6

Comportamiento en carretera

7.0/10

Comportamiento en ciudad

8.0/10

Confort

8.5/10

Consumo

6.5/10

Habitabilidad

8.0/10

Infoentretenimiento

5.0/10

Prestaciones

7.0/10

Relación valor/precio

7.5/10

Seguridad

8.0/10

espíritu RACER

0.5/10

A favor

  • Motor con buenas prestaciones
  • Precio
  • Buen comportamiento en caminos de tierra

En contra

  • Lagunas en equipamiento
  • Suspensiones blandas en carretera
  • Algunos detalles de diseño
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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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