El Citroën Xsara VTS 2.0 16v era la versión deportiva de tres puertas del conocido compacto francés. Debajo de su capó llevaba el mismo motor que su primo hermano, el Peugeot 306 GTi, aunque con una pequeña diferencia: el modelo del doble chevron llevaba una caja de cambios de cinco velocidades, a diferencia del Peugeot, con seis. Este atractivo compacto se diferenciaba de sus hermanos de gama en algunos detalles, como el contar con dos puertas menos, suspensión rebajada, ruedas de 15 pulgadas con llantas de aleación, un sutil alerón trasero y una gama de colores diferente. Uno de sus eternos rivales era el Volkswagen Golf GTI IV.
Ya sentados en el puesto del conductor, su asiento contaba con los reglajes habituales, así como la dirección. La sujeción podía ser mejor, a pesar de los inmensos pétalos laterales; la tapicería de cuero tenía algo que ver. La banqueta era algo corta y la posición del volante quedaba algo baja incluso en su posición más elevada. El pedalier estaba algo desplazado a la derecha.
La mayoría de los mandos se encontraban a mano, si acaso criticar la posición de los correspondientes a los elevalunas, en la consola central, junto al equipo de sonido. Se agradecía la existencia del testigo de temperatura de aceite, algo necesario y útil para el supuesto uso de esta versión deportiva. El velocímetro era bastante exacto, con poco margen de error. La presentación en general era bastante digna, de calidad visual buena, con unos plásticos robustos, pero con ajustes mejorables y propensos a ruidos y crujidos cuando se circulaba por terrenos rotos o bacheados. La insonoridad era mejorable, sobre todo a altas velocidades.
En las plazas delanteras no había problema de espacio, con una visibilidad impecable a 180o , pero limitada a sus espaldas, a causa de un voluminoso pilar C, una línea de cintura elevada y una luneta trasera bastante inclinada con poca altura. Los retrovisores exteriores paliaban esta carencia, que eran de un tamaño generoso. En las plazas traseras la situación era diferente, con limitaciones tanto en altura como en espacio para las piernas.
Incluía aire acondicionado con opción “auto”, de manejo sencillo y básico. Su equipamiento de serie era bastante completito: los típicos cierre centralizado y elevalunas eléctrico, tapicería en piel -ya comentado-, airbags frontales y laterales, ABS y cuatro frenos de disco, mandos del equipo de audio en el volante, techo solar eléctrico…
Su motor gasolina de dos litros (1.998 cm3) resultaba muy equilibrado en general. Era un bloque atmosférico de cuatro cilindros en línea y 16 válvulas, que entregaba 167 CV a 6.500 RPM y un par máximo de 197 Nm a 5.500 RPM, con el corte de la inyección a 7.000 RPM. Resultaba más potente que un Alfa 145 2.0 TS o un Audi A3 1.8 Turbo, por citar unos ejemplos, con una potencia específica de 83 CV/ litro, sin necesidad de turbo.
Su funcionamiento era suave y progresivo, con un buen comportamiento a bajo régimen, pues se podía llevar en quinta velocidad a 2.000 RPM sin dar tirones ni sentir falta de respuesta. El clímax lo alcanzaba a las 5.000 RPM y estiraba sin fatiga hasta el corte de inyección, a 7.000 RPM. Como vemos, contaba con un régimen de utilización muy amplio.
Su velocidad máxima superaba los 220 km/h en quinta marcha, a 6.900 RPM, casi al corte de la inyección, tan solo a 100 RPM por debajo de dicho régimen. Los 100 km/h los alcanzaba en poco más de 8 segundos, y los 1.000 metros los cubría en algo menos de los 30 segundos. Un aspecto notable era la forma de empujar, sin flaquezas ni baches en todo el rango de utilización.
Las recuperaciones eran acordes con el peso del coche (1.190 kg), a la potencia y al par motor, necesitando 9,3 segundos para el registro de 80 a 120 km/h en cuarta, y 13,3 segundos para el mismo registro en quinta. Los consumos eran los esperados en un vehículo de estas características, con 12,9 l/ 100 km en ciudad y de 8,7 l / 100 km en vías rápidas a 120 km/h. En el depósito de combustible entraban 54 litrillos. La caja de cambios de seis relaciones de su primo el Peugeot 306 GTi le vendría como anillo al dedo, relajando la mecánica a altas velocidades y disminuyendo el consumo.
De todas formas, las relaciones cortas de su caja casaban perfectamente con la respuesta del motor, obteniendo unas buenas cifras de aceleración, como ya hemos visto. El embrague estaba adecuado a las circunstancias, sin vibraciones extrañas cuando se le exigía rendimiento, acompañado de una palanca de cambios efectiva, pero de recorridos algo largos.
La dirección ofrecía una respuesta rápida y segura, con un alto grado de confianza y un buen grado de asistencia a media y alta velocidad. El equipo de frenada estaba encomendado a cuatro discos de buenas dimensiones -283 y 247 mm, delante y detrás-, con un pedal de tacto algo esponjoso en la primera parte de su recorrido. Una vez que cogían temperatura aumentaba su poder de frenada, bajando la zaga, indicativo de que los frenos traseros cumplían bien su tarea.
Su comportamiento era algo diferente al resto de sus hermanos. Sus suspensiones eran más firmes y de menor recorrido, contando con un tren trasero autodireccional y una geometría de ambos ejes más elaborada. Gestionaba bien las curvas, apoyando las ruedas externas a la entrada, manteniendo a continuación la trayectoria, sin necesidad de ninguna corrección. Todo esto se cumplía si no modificábamos la posición de nuestro pie en el acelerador, ya que en caso contrario sobreviraba un poco si pisábamos un poco más dentro de la trayectoria.
En resumen, un compacto con carácter deportivo, buenas prestaciones y consumo, acordes con su mecánica, con unas calidades y ajustes de materiales algo mejorables, pero pensado para disfrutarlo conduciendo y con unos buenos márgenes de seguridad.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Tuve uno que use para tandas. Buen coche, rápido, fiable, barato y divertido.
De segunda mano requeriría darle un repaso al eje trasero, acaban rompiendo. Es barato de reparar si se pilla a tiempo y entonces el coche es una delicia de comportamiento.