Hyundai te hace pedir permiso hasta para cambiar las pastillas de freno (y así empieza el fin del derecho a reparar)

Hyundai te hace pedir permiso hasta para cambiar las pastillas de freno (y así empieza el fin del derecho a reparar)

¿Ya no tenemos derecho sobre nuestros coches?


Tiempo de lectura: 6 min.

Cambiar las pastillas de freno debería ser lo más normal del mundo cuando en teoría cualquiera con un gato, un juego de llaves y algo de maña puede hacerlo en una tarde, pero si tienes un Hyundai Ioniq 5 N, resulta que no, que el coche no te deja. Un propietario ya ha denunciado que necesita la autorización de Hyundai para cambiar sus propias pastillas porque el sistema electrónico del coche bloquea el proceso si no usas las herramientas oficiales y, por supuesto, pagas por ellas.

El caso ha reavivado el viejo debate sobre el derecho a reparar, la idea cada vez más amenazada de que los coches te pertenecen de verdad una vez los compras. Claro, las marcas están empleando el software como candado con los eléctricos, y Hyundai parece decidida a liderar esa mala práctica, así que, o eres un taller certificado con acceso a su portal de diagnóstico (y pagas), o tu coche te tratará como si fueras un ladrón de bicicletas.

De los mecánicos de barrio al infierno del software

Cambiar unas pastillas era hasta hace nada una operación de mantenimiento de primero de aprietatuercas. Soltabas la rueda, aflojabas la pinza, metías las nuevas y arreando. Pero el Ioniq 5 N lleva el freno de estacionamiento eléctrico integrado en la pinza, y para retraerlo hay que decirle al coche que lo haga. ¿Cómo? Pues con una herramienta de diagnóstico propietaria que cuesta más que un juego completo de Brembo.

El usuario que denunció el caso explicó que incluso tras comprar la suscripción de 60 dólares por semana y el adaptador oficial de más de 2.000 pavos, el sistema le denegó el acceso por no ser un taller registrado cuando la entidad que regula los permisos de acceso técnico le pidió el número de empresa y un identificador federal. Traducción: si eres un particular, te puedes ir olvidando.

Hyundai N (23)

Imagen generada mediante IA

Lo mejor es que los concesionarios de Hyundai ni siquiera usan esa aplicación porque tienen un software interno diferente y más estable que se conecta de forma automática y no exige todas esas verificaciones. Es decir, que lo que para un mecánico de concesión son dos clics, para un propietario es directamente imposible, y todo por intentar cambiar unas simples pastillas de freno.

Hyundai se ha ganado el dudoso honor de inaugurar la era del freno protegido por DRM en un coche que necesita autenticación para algo tan elemental como sustituir un componente de desgaste. El coche eléctrico tenía que simplificar la mecánica, pero parece que lo que ha hecho es convertir el mantenimiento en una cuestión de permisos digitales.

El derecho a reparar queda en la cuerda floja

El derecho a reparar nació para proteger a los usuarios de este tipo de abusos y garantizar el acceso a los datos de diagnóstico y a las piezas necesarias para mantener un vehículo fuera del circuito oficial, pero las marcas han encontrado el agujero perfecto con los eléctricos en el software. Basta con meter una calibración obligatoria, un registro online o una validación en la nube, y el coche ya no se toca sin pasar por caja.

No hablamos de reprogramar una centralita o de manipular un sistema de emisiones, sino de algo tan básico como el sistema de freno. Es que si las marcas pueden bloquear eso, mañana podrán hacerlo con el líquido refrigerante, los limpiaparabrisas o el cambio de ruedas. Todo “por seguridad”, claro. Siempre por tu bien y no para sablarte en el servicio oficial.

Hyundai N (22)

Imagen generada mediante IA

El problema es que este tipo de medidas no solo perjudican al propietario, sino también a los talleres independientes, que quedan fuera del ecosistema digital de las marcas. En lugar de competir por ofrecer un mejor servicio, los fabricantes convierten la postventa en un monopolio encubierto. No es nuevo, pero toca las narices bastante.

Al final todo esto es el paso previo a un modelo de negocio en el que ni siquiera eres dueño de tu coche, sino un usuario temporal del software que lo controla. Si Hyundai empieza con las pastillas, ¿qué impide que mañana te bloqueen un cambio de batería o un ajuste de suspensión?

El coche conectado… al taller oficial

Hyundai no es la única, pero su caso es paradigmático, porque en teoría estas limitaciones existen para evitar errores y garantizar la seguridad, pero en la práctica, sirven para cerrar el círculo: el coche te obliga a pasar por el taller oficial, donde cada operación está certificada, facturada y registrada en la nube, y, de paso, eliminan la posibilidad de que tú metas mano.

Las consecuencias van más allá de la comodidad o el orgullo de mancharse las manos porque limita la propiedad real del vehículo. Si no puedes mantenerlo tú, no puedes modificarlo, y si no puedes modificarlo, no puedes entenderlo. Es como el antiguo servicio de préstamo del teléfono, pero habiendo pagado un riñón por el aparato.

Tablet Hyundai 2

Imagen generada mediante IA

Cuando los fabricantes empiezan a jugar con bloqueos digitales, lo siguiente es ya el control remoto, porque ya hay coches que pueden desactivar funciones a distancia o impedir su arranque por impago. Súmale a eso un sistema que te impide reparar sin permiso de la marca, y tienes un escenario propio de Black Mirror en el que tu coche no es tuyo, sino un servicio que contratas.

A este ritmo, lo siguiente será que necesites iniciar sesión con tu cuenta de Hyundai para abrir el capó, o pedir un código de verificación por SMS para rellenar el líquido de frenos. Suena a chiste, pero hace diez años también sonaba a chiste que un coche necesitara conexión a internet para cambiar unas pastillas de freno.

Hasta aquí hemos llegado

El asunto del Ioniq 5 N es un aviso a navegantes, porque si dejamos pasar esto como una excentricidad, en pocos años lo de cambiar un filtro o una bujía será ilegal sin licencia, y los que amamos los coches quedaremos relegados a simples usuarios de un aparato con ruedas.

Hyundai ha cometido un error grave al alienar a los entusiastas que podrían ser sus mejores embajadores, porque El Ioniq 5 N es un coche brillante y uno de los eléctricos más divertidos del mercado, pero si el precio de su diversión es perder la libertad de tocarlo, el trato deja de merecer la pena.

Hyundai N (1)

Yo mismo he hablado bien de este coche, pero con este tipo de políticas, lo tengo claro: prefiero un coche que me deje cambiar los frenos sin pedir permiso. Si nadie reacciona, el resto de fabricantes seguirán el mismo camino, encantados de cobrar suscripciones hasta por el par de apriete de las tuercas.

Cuando un coche necesita conectarse a internet para que puedas cambiar unas pastillas de freno, ya no es tu coche. Es el suyo. Y yo no pago un coche para que no sea mío hasta la última tuerca.

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Sobre mí

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.

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