¿Quién recuerda a la Última Llamada más controversial de la industria automotriz americana? No controversial por la calidad de la edición, su campaña publicitaria y su convocatoria, sino por haber sido el producto de una despedida apresurada al HEMI V8, impulsada por una Stellantis que, tras el cambio de ejecutivos, ahora está yendo marcha atrás. De siete entregas, una trajo del pasado al Daytona, al llamado King Daytona, pero no invocando a la pintura que luce el Guerrero Alado que ven en imágenes: la historia no lo permitió.
Un asunto de coincidencias. Bueno, no. Si algo se necesitaba para que la propia Chrysler vendiera una de las 503 unidades originales existentes del Dodge Charger Daytona R/T 1969 con el acabado exterior Plum Crazy, era que la tonalidad en cuestión se ofreciera por Dodge antes de 1970. Al respecto, a este histórico púrpura sí lo vimos en uno de esos siete Last Call lanzados en 2023, pero en la reversión homenaje al Charger Super Bee 1971. En otras palabras, no existió por las vías oficiales un Daytona en Plum Crazy y es por eso que este ejemplar asume una responsabilidad y adquiere una trascendencia únicas.
¿Cómo convertir un Dodge Charger 1970 en un Daytona como esos que revolucionaron las carreras NASCAR y hasta les hicieron cambiar las reglas? La respuesta la tiene este coche que ha recuperado su púrpura de fábrica, pero, insisto, ahora sobre una configuración réplica del velocista récord para obtener como resultado una combinación sin precedentes. Tan inédita es la propuesta que, a pesar de tratarse de una imitación, el concesionario en el que aparece a la venta, Volo Auto Sales, del estado de Illinois, lo entrega a cambio de 190.000 dólares.
Más allá de vestirlo con los acabados originales de ese Charger ‘70 que ha dejado de ser –además del Plum Crazy Purple por fuera, en el habitáculo, completamente restaurado, vuelve a lucir el blanco de fábrica–, lo más interesante de este Dodge es el paquete que le otorga su nueva identidad Daytona. No solo las especificaciones aerodinámicas, sino también las mecánicas, porque si la idea era replicar el Charger Daytona del ‘69, ¿qué mejor oportunidad que esta para ir por todo?
Atrás quedaron los días en que este Charger se movía con su original V8 small-block 5,2. Hoy, en su lugar, el que ocupa el compartimento –un compartimento que acompaña con su púrpura brillante– es uno de los V8 Magnum 7,2, el famoso 440 de 375 caballos que llevaban de serie los Charger Daytona 56 años atrás. Para la ocasión, el creador de este ejemplar tan singular como ilusionista –difícil sería diferenciarlo de los Daytona originales de no ser por el dato de las primeras líneas– actualizó el estado de su Charger con componentes nuevos para el correcto andar del motor.
El frontal de cuña, una tapa de maletero que debió ser recortada, las tomas de aire invertidas sobre los pasos de rueda delanteros –a ambos lados del capó–, los faros escamoteables, los protectores negros sobre los pilares del parabrisas, el gran e inconfundible alerón trasero… El Daytona ha vuelto a la vida, esta vez, sobre la base de un Charger que ni Dodge ni Chrysler tenían en los planes. Algo así como una suerte de chasis 504.


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Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS