La cuarta generación del Volkswagen Golf apareció a finales de la década de los 90, concretamente en 1997 y curiosamente, dejó el mercado en 2004 sin restyling. Hubo quien criticó aquella entrega del incombustible compacto alemán por su diseño demasiado continuista, pero actualmente muchos lo consideran un icono del estilo y un modelo importante dentro de la saga Golf, pues fue realmente cuando Volkswagen empezó a flirtear con el segmento premium. La calidad de fabricación del Golf IV marcó la referencia en el segmento y fue la primera vez que un fabricante cruzó esa frontera invisible entre categorías.
El Golf IV nunca llegó a ser considerado un modelo premium, pero en aquella época, Volkswagen estaba realmente por delante de los demás y había creado su propia parcela entre segmentos; no era un premium, pero tampoco era un generalista y la cuarta entrega del Golf era el mejor ejemplo, pues no solo tenía una elevadísima calidad, sino que ofrecía una de las gamas más completas con alrededor de 20 motorizaciones diferentes. De hecho, en la gama de motorizaciones es donde Volkswagen jugó especialmente bien esa idea de fabricante semipreimium, pues no hubo nadie más que pusiera en el mercado un compacto con dos motores V6, a excepción del Alfa Romeo 147 GTA y del SEAT León Cupra 4, pues estos modelos eran versiones muy especiales dentro de cada gama. De hecho, para rizar el rizo, el Golf IV también contó con un motor V5.
La cuarta generación del “Rey de los compactos” contó con el deseado Volkswagen Golf R32, pero también con el Volkswagen Golf V6 4MOTION, una variante menos deportiva y más orientada al lujo, más premium, que no por ello deja de ser interesante. Este detalle, su orientación versátil, confortable y de calidad, era una constante en la mayoría de las versiones del Golf IV y en el V6 4MOTION alcanzaba una nueva cota. Era el Golf más “de imagen”, más lujoso de la gama y eso se notó en el precio.
El grupo motor-transmisión, el centro de esta versión, se componía de un motor V6, una evolución del mítico VR6 del Golf III, de una caja de cambios manual de seis relaciones y un sistema de tracción total. El motor, concretamente, tenía las bancadas de cilindros separadas por un ángulo de 15 grados y un total de 2.792 centímetros cúbicos. Rendía 204 CV a 6.200 revoluciones y un par de 270 Nm a 3.200 revoluciones, unido a un cambio manual de seis relaciones y al sistema 4MOTION con diferencial central Haldex. Las prestaciones, en su momento, eran interesantes, y ahora también: 0 a 100 km/h en 7,5 segundos, el 0 a 200 km/h se completaba en 34,9 segundos, los 400 metros con salida parada necesitaban 15,1 segundos y el kilómetro con salida parada se lograba en 28,2 segundos. La velocidad máxima declarada era de 235 km/h.
Hoy día, como coche de colección o para disfrutarlo de vez en cuando, es una opción realmente interesante, pero en su momento se le llegó a criticar por su falta de deportividad. Algo que pasó porque se le comparó directamente con el Golf VR6, cuando en realidad no era un heredero de aquella versión, el Golf V6 4MOTION estaba más orientado a ofrecer una variante más lujosa y refinada, con unos niveles de calidad muy elevados.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS