Coche del día: Toyota Previa (XR30/XR40)

Coche del día: Toyota Previa (XR30/XR40)

Un monovolumen casi perfecto


Tiempo de lectura: 7 min.

Que los SUV dominan el mercado es un hecho que nadie puede negar, nos guste o no. Y que los grandes desplazados a causa de su incremento de ventas han sido las berlinas y los monovolúmenes, tampoco. Estos últimos sufrieron una moda casi igual de desbocada y que con los años hemos visto que efímera, como casi todas las modas.

Fue a finales del siglo pasado y comienzo de este cuando no había marca que se preciase que no ofreciera una carrocería de este tipo. Claro que en un segmento tan prometedor contar con un solo modelo era quedarse corto, y así hubo fabricantes que llegaron a comercializar hasta cuatro monovolúmenes de distintos tamaños como es el caso de Toyota. Y el Toyota Previa fue el máximo representante por posicionamiento y precio.

Por debajo del Previa estaban el Yaris Verso, Corolla Verso, Picnic (y después Avensis Verso)

La primera generación (XR10/XR20), de diseño futurista y motor central colocado bajo los asientos delanteros, llegó a España con cuentagotas. No fue hasta el año 2000 cuando lo vimos en los concesionarios como cualquier otro modelo de la marca nipona. Su diseño continuaba siendo muy personal como evolución lógica de su predecesor, distanciándose en este sentido de otros monovolúmenes grandes que veíamos por aquí, ya con el Chrysler Voyager como el referente en cuanto a nivel de ventas.

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Toyota Previa (2000)

Medía 4,75 metros de longitud, 1,79 de ancho y contaba con una altura de 1,78 metros. Gracias a las formas de su diseño, con un perfil muy afilado, ofrecía un coeficiente aerodinámico muy bajo para tratarse de un monovolumen: Cx de 0,29. Ese diseño con un capó tan corto permitía ofrecer un habitáculo amplio que podía dar cabida a hasta ocho pasajeros.

La configuración base era 2-3-2, pero en opción podía solicitarse una banqueta de tres plazas para la tercera fila. En este caso la segunda fila renunciaba a los asientos individuales también. Sí mantenían el recorrido longitudinal, que no era muy amplio comparado con otros monovolumen, 12 centímetros. En el caso del acabado más alto, de serie venía con seis plazas, las dos centrales con asientos con reposabrazos en los que se viajaba con un confort óptimo.

El interior resultaba tanto o más llamativo que el exterior debido a la disposición de su salpicadero. La instrumentación principal se encontraba en la zona central (como en el Yaris), lo cual no es lo más acertado en opinión de muchos por tener que desviar la mirada demasiado. El otro aspecto a destacar era la cantidad de huecos para depositar objetos, ya fuesen con tapa o sin ella.

Destacan la guantera doble frente al copiloto, gavetas en la parte inferior del salpicadero, otra a la izquierda del conductor, así como numerosos portabebidas como los de entre los asientos delanteros, en los laterales de la última fila o en las puertas. Por cierto, en esta segunda generación se ofrecían ya dos puertas laterales deslizantes, y no una solo, como en el primer Previa.

Inició su comercialización con un bloque de gasolina de cuatro cilindros y 2,4 litros que entregaba 156 CV. En principio un motor con el que mover al Previa con cierta solvencia, si bien requería jugar con el cambio como en cualquier motor de gasolina atmosférico.

Eso sí, los consumos no debían importarnos entonces, pues la media se iba más allá de los 10 litros. En una época en lo que no eras nadie si no contabas con una versión diésel, además que por el tipo de carrocería encajaba más un motor de gasóleo, Toyota tardó un par de años en incorporar el D-4D a su monovolumen más grande.

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Toyota Previa 2.4 VVT-i (2003)

Antes de la llegada del diésel, se vendieron en España 126 Previa en todo un año

En plena transición entre la inyección por precámara y los bloques de inyección directa, se recurrió a una de las dos opciones que la marca tenía por entonces: o el 3 litros del Land Cruiser o el 2 litros del Avensis. Se optó por este último y se le realizaron cambios como la incorporación de un turbo de geometría variable o recirculación de gases refrigerada (EGR fría).

Gracias a ellos cumplía la Euro 3 y aumentaba su rendimiento hasta los 116 CV que la marca declaraba. Una pena que Toyota no vendiera todavía el 2.2 D-4D, que le habría venido como anillo al dedo a una carrocería tan voluminosa como la del Previa.

En cualquier caso, por potencia estaba en la media de la categoría, con excepciones como el Chrysler Voyager y su 2.5 de 140 CV. Más importante que las prestaciones en un monovolumen como el Previa lo era el agrado de uso, y en este sentido el funcionamiento del D-4D no defraudaba.

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Toyota Previa Sol (2003)

Empujaba con fuerza desde apenas 1.200 RPM, pero no contaba con la patada del turbo característica de los primeros turbodiésel de inyección directa, sino una subida suave y progresiva más acorde con su planteamiento. Con todo, se conseguía una velocidad máxima de 175 km/h y un 0 a 100 km/h en 13,8 segundos (185 km/ y 10,9 s para el gasolina). Unas cifras algo mejores al Opel Sintra 2.2 DTI.

Por su parte, el consumo medio se situaba en 7,2 l/100 km frente a los 9,5 del VVT-i, aunque en la práctica debían de ser más. Una diferencia apreciable, pero bien es cierto que el diésel costaba más que el gasolina y entonces llegaba el momento de hacer cuentas para saber cuándo comenzábamos a amortizar el desembolso extra o si compensaban las menores prestaciones. A igualdad de acabado, eran unos 1.700 euros a favor del 2.4 VVT-i.

El Previa no era un monovolumen barato. Sus precios en el año 2000 partían desde 29.100 euros (unos 42.000 euros de hoy). Se ofreció en principio con dos niveles de acabado denominados Luna y Sol, pero con la llegada del D-4D en 2003 se introdujo uno más básico, llamado Terra, que carecía de llantas de aleación o aire acondicionado trasero, por 34.100 euros, 100 euros menos que el 2.4 VVT-i Luna. El más lujoso, Sol, sumaba tapicería de cuero, doble techo solar o inserciones de imitación a madera en el salpicadero.

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El Toyota Previa formó parte de un numeroso grupo de monovolúmenes grandes que poco a poco fue desapareciendo a favor de los monovolúmenes compactos. Un segmento que a día de hoy en Europa apenas cubren Ford y Volkswagen, pero que en Norteamérica sigue contando con un buen número de adeptos, así que las familias numerosas pueden elegir entre coches que nunca hemos conocido por aquí como el Honda Odyssey, Kia Sedona, Chrysler Pacifica y hasta hace poco el Nissan Quest.

Curiosamente, por allí Toyota no vende el Previa desde 1997 (lo importaban de Japón), sino el Sienna fabricado en Indiana, más acorde a los particulares gustos del mercado norteamericano. Actualmente lo más parecido que ofrece Toyota al Previa es un monovolumen grande basado en furgoneta, Toyota ProAce Verso, únicamente con motor diésel, y compartiendo ingeniería y fábrica con sus primas de Citroën, Opel y Peugeot.

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Ángel Martínez

Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.

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Jose N
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Jose N

Gracias por tus comentarios, tengo uno del año 2000 con 250, 000 km y no se si hacer conversión a gas…si vale la pena. El coche es enorme super comodo e impone respeto…

Javier Costas
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José, para convertir un previa a gas (GLP o GNC) tiene que cumplir la normativa de escape Euro 3. Por año de matriculación no estará catalogado como tal, necesitarás que Toyota España te emita un certificado de conformidad (CoC), reclasificar tu coche en el registro de vehículos de la DGT, y podrás legalmente afrontar la conversión. Pídelo en cualquier concesionario. Si te merece la pena o no, haz números. Está la gasolina rascando los 1,5 euros por litro, el gas como mucho está a 81 céntimos, y son los precios más extremos que he visto desde 2012. Yo convertí a… Leer más »


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