Una auténtica escultura sobre ruedas es nuestro protagonista de hoy, el Talbot-Lago T150 C SS. Un coche que fue el mayor exponente de la tendencia Art Decó -o el conocido como New York Style- y que se fabricó en un periodo de tiempo muy complicado -el periodo de entreguerras-.
Empecemos por un poco de historia: el apellido que acompaña a Talbot es el de Anthony Lago, un ingeniero italiano que compró Talbot en 1936 y quiso darle a esta nueva marca una clara orientación deportiva. Para ello creó un equipo de competición e incluso llegó a “hacer daño” a Bugatti en su terreno. Gracias a esto, surgió el modelo que protagoniza estas líneas.
La letra “C” que lo acompaña hacer referencia a que es la variante de competición o “Corse”, destacando por encima de todo por tener un chasis muy superior a sus competidores. Las siglas “SS” hacen referencia a que es la variante “Super Sport”, que significaba -entre otras cosas- una rebaja en el peso final del coche en casi 130 kg con respecto a la versión T150 C “a secas” -para una masa total de 1.200 kilogramos-, además de una distancia entre ejes acortada para dotarlo de mayor agilidad en cualquier circuito.
Ya que era un modelo orientado a las carreras, qué mejor que empezar hablando de su alma: debajo de su largo capó que terminaba en una parrilla metálica encontrábamos un 4 litros con seis cilindros en línea y colocado en posición longitudinal, que rendía una muy respetable potencia final de 160 CV a 4.000 vueltas -estamos hablando del año 1938-, lo que le permitía alcanzar casi 185 km/h. La potencia era enviada a las ruedas traseras a través de una caja de cambios Wilson de cuatro velocidades. Hay poca información técnica acerca de este coche, por lo que no podemos hablaros de cifras de par, aceleraciones o consumos.
Pero claro, el T150 C SS destacaba por encima de todo por su belleza, por lo que si empezamos el recorrido por su exterior encontraríamos carrocerías tanto coupé, como cabriolet -solo tres unidades-, como roadster. En todas ellas destacaban formas sinuosas y redondeadas -es difícil encontrar solo una línea recta en cualquiera de sus ángulos-, faros carenados colocados en una posición muy baja en los coupé o un parabrisas frontal dividido en su parte media.
Carrocerías que salieron de los lápices de los parisinos Figoni et Falaschi -con su característico diseño influenciado por la aeronáutica y con una búsqueda de la aerodinámica perfecta- como de Saoutchik -para la versión T150 roadster-. De estos últimos hay muy poca información. Mantenían una silueta lateral similar a las versiones cerradas, pero con un frontal “menos digerible”.
Las formas de los T150 C SS, que son los que nos ocupan, eran las del denominado diseño de gota o lágrima, en francés “Goutte d’Eau” y en inglés “Teardrop coupe”. Se realizaron carrocerías tanto con las ruedas traseras sin carenar, como completamente carenadas, como otras aún más exclusivas que también tenían las delanteras carenadas -solo se fabricaron dos unidades así-.
Esta última carrocería ha sido considerada por muchos como la que daba vida a uno de los coches más bellos de la historia, y razón no les falta, no hay más que ver cualquier fotografía para darse cuenta que es un coche digno de admirar durante horas y horas. Es más, hasta merece la pena que distintos herederos legítimos se peleen por él, como el caso de la unidad #90108.
Si sumamos su belleza a la exclusividad, quizás no sorprenda que una de las dos unidades carenadas fue subastada hace unos pocos años por cerca de 4 millones de euros -pese a que las más “mundanas” carrocerías no completamente carenadas no le andan lejos, con cifras de venta de en torno a los 3 millones o más-. Más estratosférica has sido la cifra alcanzada por uno de los tres cabriolet subastado por RM Sotheby´s -con chasis #90111-, que alcanzó cerca de 6 millones de euros en 2013.
En su interior -y pese a ser un modelo pensado a la competición-, primaba el lujo: un bonito salpicadero en madera combinada con aluminio o pintura negra, a la que se le añadían seis relojes para aportar la información más importante al piloto/conductor, butacas tapizadas en piel -generalmente en color rojo vivo, además de las puertas tapizadas del mismo material-, madera por doquier y un volante de cuatro radios fabricado en acero y piel o acero y madera. También existía la posibilidad de solicitarlo con techo superior practicable.
Este coche, al que podríamos considerar rival de los Bugatti Type 57 Atlantic y Aérolithe -aunque estos montaran un motor de ocho cilindros, su estética iba en la misma línea-, además de ser digno de circular por las calles de la ficticia ciudad de Gotham -sí, la de Batman-, o de estar en cualquier prestigioso museo para el deleite del público, es un coche verdaderamente raro y exclusivo, ya que entre las dos unidades completamente carenadas y las que no, la tirada total fue de 16 coches.
Viendo los precios que se manejan actualmente en párrafos superiores, casi que para esta vez obviamos el “si queréis haceros con uno…”, aunque siempre nos queda la opción de comprar una maqueta 1:18 de CMC Models que, sin ser barata, es bastante más asequible que uno de verdad.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS