Si partimos del concepto de considerar a un coche como histórico si ha cumplido los 25 años en producción, en el pasado 2016, la primera generación del SEAT Toledo (1L) estaría incluido en esta categoría. Llamémoslo como queramos, clásico o histórico, habrá partidarios de considerarlo como tal también por méritos propios y otros dirán que no se merece un puesto en este salón. Fue un digno sucesor del SEAT Málaga.
Sea como fuere, el Toledo marcó en su día una serie de hitos que merece la pena recordar. En primer lugar fue el primer SEAT gestado y nacido en su totalidad bajo el Gran Padre Volkswagen. También fue el último modelo fabricado en la factoría de la Zona Franca de Barcelona, antes de que la producción se trasladase a la planta de Martorell (Barcelona) en 1993. Otro hito importante, tuvo el honor de ser el primer coche no alemán en llevar el superconocido motor 1.9 TDI de 110 CV, la mejor mecánica del Grupo VAG en su momento.
De la primera serie se vendieron 559.041 unidades, de las cuales 193.556 en España. El SEAT 10 millones fue precisamente un Toledo TDI rojo fabricado en 1995. Y no olvidemos la edición especial Podium, realizada para ser coche olímpico en las olimpiadas de Barcelona 92, de la que se construyeron 20 unidades y de ellas destinaron 13 a nuestros medallistas. Una de las unidades era totalmente eléctrica –Toledo Eléctrico– y se conserva en el Museo SEAT en Barcelona.
Son hitos suficientes como para considerarlo un clásico, y no solo por haber cumplido los 25 años exigibles para ello. Si eres un poco observador seguirás viendo unidades rodando por nuestras calles y carreteras, debido sobre todo a que se construyeron con la mentalidad de que durasen eternamente; bueno, no tanto, pero estos Toledo de primera generación salieron duros como rocas, casi indestructibles.
Aun hoy en día sigue pareciendo moderno, no en vano su diseño nació de Italdesign, a la mano de Giorgieto Giugiaro. Se desarrolló en menos de tres años, basado en prototipo Proto T (1989). Una vez en su interior destacaba, y mucho, por su amplitud interior y su maletero cavernoso -550 litros- de fácil acceso a través de un gran portón. Técnicamente era un liftback de cinco puertas.
Para su diseño final se tomó una decisión salomónica, se diseñó un vehículo con la imagen de tres volúmenes pero con la practicidad de un portón trasero, con la ventaja adicional de tener un respaldo trasero abatible en mitades asimétricas. Debido a su respetable tamaño -4,33 m de largo- era un coche de difícil posicionamiento, a caballo entre un compacto y una berlina media.
Su coeficiente Cx era de 0,33, un valor bajo por entonces y que se consiguió con una mayor inclinación de la luna delantera, un estudiado enrasado de los cristales y el diseño de las tomas de aire. Tampoco es muy difícil hacer aerodinámica una carrocería de tres cuerpos.
Delante del conductor descubríamos un cuadro de fácil lectura, con un gran velocímetro en el centro y el tacómetro a su derecha, y hablando de derecha, nos encontrábamos un retrovisor exterior, algo nada común en el segmento de los compactos de entonces. El diseño general del salpicadero era funcional, sin estridencias, con unos plásticos de calidades aceptables.
Además gozaba de una buena visibilidad y luminosidad gracias a una gran superficie acristalada, antes de que los diseñadores empezaran a cambiar sus modelos y empezasen a subir la línea de la cintura de los coches y por ende disminuir la superficie acristalada. Los asientos eran cómodos y sujetaban bien, incluidos los traseros, también en las versiones normales. Sólo adolecía de anchura, resultaba estrecho para tres personas.
Analicemos un poco más un modelo más concreto, el GT, con una de las mecánicas más potentes, el 2.0 de gasolina de 115 CV. Exteriormente se distinguía por llevar taloneras, paragolpes y llantas del mismo color que la carrocería, un discreto alerón trasero y la inscripción GT en taloneras, capó trasero y calandra. En su interior nos encontrábamos con unos asientos realmente cómodos, de corte más deportivo y que sujetaban bien el cuerpo. La posibilidad de regular volante y asientos procuraban una posición casi perfecta para cualquier talla de conductores.
Su instrumentación era bastante completa, incluía un práctico ordenador de a bordo que aparte de la información habitual -consumo medio, termómetro, tiempo recorrido, distancia recorrida- incluía un práctico termómetro de aceite. El aire acondicionado era opcional.
A ver qué nos cuenta el motor. Este motor de 2.0, procedente de Volkswagen, utilizaba una inyección Digifant que gobernaba la alimentación y el encendido de forma conjunta. Los hubo con y sin catalizador, dependiendo de la fecha de matriculación. Con catalizador rendía 115 CV a 5.500 RPM, y 182 Nm de par motor máximo a 2.750 RPM,
Más conocida era la mecánica 1.8 16v, utilizada por ejemplo por el Golf GTI 16v, con inyección K-Jetronic. Rendía casi 138 CV y un par máximo de 166 Nm, con un desarrollo final más corto que el del 2.0, lo que se traducía en unas recuperaciones similares en marchas largas aunque en aceleraciones los 138 CV se hacían notar. La versión menos deportiva del 1.8 rendía 90 CV. El 2 litros llegó a dar 150 CV al final de su vida comercial.
Interior del Toledo tras el restylingA nivel de suspensiones llevaban esquema McPherson delante con triángulos inferiores; en el eje trasero, brazos tirados unidos al eje torsional en V, con una barra estabilizadora en el interior de la V, que ayudaba al coche a girar más plano y a evitar pérdidas de tracción cuando se aceleraba con fuerza en marchas cortas a la hora de salir de curvas cerradas. El conjunto se cerraba con cuatro frenos de disco, ventilados los delanteros y macizos los traseros, complementado con un ABS de cuatro canales.
En 1995 experimentó un restyling con modificaciones a todos los niveles, tanto en aspecto exterior, mecánicas, interior más moderno y de mejor calidad, como en equipamiento de confort y de seguridad.
En resumen, un vehículo muy importante en la historia de SEAT, un producto redondo que por tiempo lo podríamos considerar un clásico, aunque viendo las unidades que aún están rodando por nuestra geografía se consideraría como pre-clásico o youngtimer. Cuestión de opiniones personales.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Se vendieron como churros porque era un producto redondo, amplio y bien hecho, casi una berlina a precio de compacto. Estéticamente nada tenía que envidiar a sus rivales, una gama amplia que se adaptaba a cualquier necesidad… Lástima que el Toledo actual no sea el sucesor que esperábamos
“De la primera serie se vendieron 559.041 unidades […] El SEAT 10 millones fue precisamente un Toledo TDI rojo fabricado en 1995” !!?? Algo falla aquí, no?
No falla nada.
Un Toledo fue el coche de la marca Seat nº 10 millones, de la misma forma que un 1400 fue el Seat nº1 y un 124 el nº 1 millón.
Ah vale! Pensaba en el Toledo 10M… Mi fallo al leerlo! Gracias
Un coche muy duro y fiable. Sólo adolece de un sistema de escape que no se encuentra a la altura del conjunto con una parte final muy larga que tiende a partir por el óxido, sobre todo en los modelos gasolina.