Coche del día: SEAT Málaga LD

Coche del día: SEAT Málaga LD

Económico y sencillo, aunque quizá demasiado sencillo


Tiempo de lectura: 3 min.

Conocida es la historia del divorcio de SEAT y FIAT, así como lo que pasó después y las dificultades que tuvo la compañía española para salir adelante por separado. Gracias a Ibiza, la empresa pudo mantener su actividad, pero desaprovecharon las oportunidades disponibles con el derivado del Ibiza, el SEAT Málaga. Seguro que alguno piensa que ya hemos metido la pata, pero en realidad, el Málaga solo tuvo buena acogida en España, donde las ventas fueron decentes, en otros mercados no pudo hacer nada con coches como el Renault 9, que superaba en algunos apartados al modelo español. Eso, y que SEAT, en la década de los 80, todavía es relativamente desconocida para muchos.

No obstante, el Málaga tenía sus puntos fuertes, como un habitáculo amplio y aprovechable, así con los motores System Porsche, los malos, se mencionaban en todos los anuncios a la menor oportunidad. Algo lógico, no obstante, ¿quién dejaría pasar la posibilidad de relacionar su producto con una marca como Porsche? No lo hicieron ni Mercedes, ni Audi, con su imagen y peso en el mercado, no podía hacerlo SEAT.

Pero, como es obvio, no solo de System Porsche vivió SEAT, ni el Málaga, y en la gama también estaba presente el viejo 1.7 Diesel de FIAT, un motor que dio vida al SEAT Málaga LD y si bien cumplía con su cometido, no se puede decir que fuera un derroche de finura y prestaciones. De hecho, el Málaga LD era una de las versiones más austeras y simples en lo referente al equipamiento y acabados de toda la gama del tres volúmenes español – no tenía guantera, ni espejo derecho, tampoco tenía un simple reloj horario… –. Se trata de un detalle que se mencionaba en un gran número de análisis en la prensa de la época. En una prueba de la revista Velocidad, publicada en junio de 1965 y escrita por J. L. Páder, se llegó, incluso, a criticar el tapizado de los asientos, que tenían un aspecto algo antiguo y pobre.

Es evidente que el Málaga LD era una opción sencilla, que buscaba la economía, y para eso, es imprescindible eliminar elementos que encarecen el producto final. Al menos, el motor era un viejo conocido, tanto para lo bueno como para lo malo. Como se ha mencionado anteriormente, bajo el capó estaba el 1.7 diésel de origen FIAT, que rendía 55 CV a 4.500 revoluciones, y que destacaba por su “claqueteo”, ese sonar a tractor que, ya por los 80, los fabricantes se preocuparon de ir eliminando poco a poco con cada nueva generación de la tecnología diésel. Por supuesto, como todos los diesel de la época, no era un prodigio en prestaciones. El 0 a 100 km/h lo hacía en casi 20 segundos y en quinta lo pasaba de los 144 Km/h. Eso sí, los consumos eran contenidos, con cifras de 6, 6 Citas a velocidades de 90 km/h sostenidos y 6,2 litros a 120 Km/h sostenidos.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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No era tan malo como dicen los corrillos (tuve un GLD comprado nuevo en el ´86). Según el fabricante alcanzaba 152 km/h (bastante para la época) y aunque la aceleración parece hoy tercermundista era un “misil” comparado con un Passat 1.6D o un Opel Ascona 1.6D. Con algo más de insonorización (sólo tenía la moqueta y un acolchado en el capó) y un cambio más largo sobre todo en 4ª y 5ª (el motor tenía fuerza suficiente para tirar de más desarrollo) habría pasado tan desapercibido como un VW Golf o un Renault 9, que eran bastante (mucho) más lentos… Leer más »


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Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Soy un apasionado de los coches desde que era muy pequeño, colecciono miniaturas, catálogos, revistas y otros artículos relacionados, y ahora, además, disfruto escribiendo sobre lo que más me gusta aquí, en Espíritu RACER.

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Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

Jose Manuel Miana

Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.