Desde que en 1993 salió el primer Ibiza (6K) bajo el paraguas de Volkswagen, podría decirse que el utilitario de SEAT ha estado especialmente mimado por la amplia oferta mecánica a la que se la ha ido asociando, con versiones que ni siquiera el Polo montaba (el TDI 160, por ejemplo).
Quizá fuese porque por tamaño se situaba como el más grande del segmento y la marca de Martorell no tenía un compacto al uso hasta la llegada del León, por lo que cubrieron el hueco que quedaba por arriba con versiones más potentes que sus rivales (TDI 110, por citar otro).
Pero aquel año se atrevieron incluso a apellidarle de la misma manera que un Golf que ya se había convertido en mito, compartiendo asimismo el motor que montaba la tercera generación del compacto alemán. Así nacía el SEAT Ibiza 2.0 GTi, quizá con la intención de retomar la historia y ofrecer un coche pequeño y rápido como en su día fue el primer Golf GTi. ¿Lo consiguieron?
A medias. El Ibiza GTi no era un coche lento en prestaciones ni torpe en su conducción, pero se quedaba un poco flojo en ambos casos. El bloque de 1.994 centímetros cúbicos y 115 caballos le movía con algo más de agilidad que un Golf por su menor peso y calzado más discreto, pero no era un motor con carácter. Con las cifras en la mano, su velocidad máxima alcanzaba 198 km/h, aceleraba de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos y cubría el kilómetro desde parado en algo más de 31 segundos.
La principal cualidad del motor era su elasticidad, con una entrega constante desde bajas revoluciones, y esto redundaba en unas recuperaciones que, comparativamente, resultaban más brillantes gracias también a una cilindrada más elevada que la de sus principales rivales.
A pesar de ser un modelo ambicioso, utilitarios de la época contaban con motores mucho más potentes como el Clio 16v o el Fiesta XR2
En cuanto al comportamiento, la versión GTi se diferenciaba del resto de la gama por la incorporación de una estabilizadora trasera y una configuración específica de muelles y amortiguación. Los Ibiza en general gozaban de un buen compromiso entre eficacia y confort, haciendo gala de una notable nobleza en sus reacciones en todo tipo de carreteras.
Por curvas se movía con agilidad, pero sin ofrecer las sensaciones racing de utilitarios potentes más radicales. En este sentido, el concepto GTi dentro del Grupo VAG se había aburguesado un poco, aunque trataron de ponerle solución con la llegada unos meses después del GTi 1.8 16v de 130 CV, y ya en 1996 con el primer restyling se introdujo el Cupra, que evolucionaba el 2.0 hasta los 150 CV.
Tampoco la carrocería se decoró con spoilers o alerones que delataran que se trataba del Ibiza más especial de la gama. Una moldura roja decoraba los paragolpes recordando al Golf GTi, y las llantas de 14 pulgadas con tres radios eran de serie. En el interior variaban los asientos, de corte deportivo y con la inscripción GTi bordada sobre el respaldo en rojo. Este color se extendía a detalles de la palanca de cambios o volante, así como en el fondo de la instrumentación.
SEAT Ibiza GTi 16v CupraEl Ibiza 2.0 GTi tenía muchas cualidades que le hicieron destacar no solo frente a sus rivales, sino que ponía contra las cuerdas al propio Golf GTi. Sin embargo, las siglas no llegaron a triunfar en el utilitario, que jamás alcanzó el halo mítico que sí obtuvo el compacto de Volkswagen. Para ser realmente especial, hubo que esperar a la llegada del Cupra, por lo que fue mejor emplear su propio apellido en vez de adoptarlo de su primo.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Yo tuve uno en 1993 al que, en tres años, le hice 125.000 kms. Aunque era muy aficionado a los rallyes, sabía que no me estaba comprando un coche “rabioso”, pero el compromiso entre prestaciones, comodidad, comportamiento y consumo creo que era difícilmente mejorable en esa época. El coche era un tragamillas en autovías y en carreteras de curvas era ágil y muy estable, y eso sin ABS ni ESP, que en esos años conducíamos “a pelo”…Con él hice mi viaje de novios por media Europa y todavía cuando vemos alguno por la calle se nos escapa una sonrisa. ¡Qué… Leer más »
Y detalles curiosos como los elevalunas y espejos eléctricos, pero no se ve nada de aire acondicionado, el motor que si no me equivoco aun se sigue comercializando al otro lado del charco….
El coche en si no era malo, pero querer motores en un chasis que seguro no estaba preparado, fue todo un merito para los ingenieros, desde luego el resultado no salio mal.