El Renault Racoon fue uno de los prototipos más extraños diseñados por la marca del rombo, un vehículo que desafiaba todo lo establecido hasta el momento. Sus líneas esféricas y abombadas se dejaron ver en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1993. Su nombre provenía del término francés Racoon, que significa “Mapache”, debido a la gran facilidad que tenía este animalito de moverse por cualquier sitio sin mayor dificultad.
Fue el primer vehículo modelado de forma digital en un entorno real, del mismo modo que se realizan los efectos especiales en las películas de acción. Con esta técnica se conseguía reducir el número de prototipos destinados a pruebas previos al modelo definitivo, reduciendo de forma notoria los gastos al fabricante.
Su diseño fue obra de Patrick Le Quément. Resultaba difícil definirlo, era como una mezcla de cabina de helicóptero y un todo terreno de formas redondas y fluidas, con una gran altura sobre el suelo que podía ser modificable y que permitía optimizar la observación de su entorno. El aspecto agresivo que mostraba el sistema de transmisión/ suspensión y las ruedas recordaban a los vehículos dedicados a las obras públicas. Tanto el chasis como la carrocería estaban construidos en acero de alta resistencia.
El Renault Racoon iba bien dotado mecánicamente, con un propulsor V6 de 3,0 litros y 262 CV alimentado por gasolina, aunque sus prestaciones eran discretas, con 155 km/h de velocidad máxima y un sprint de 0 a 100 km/h en 13,5 segundos
En cuanto a sus dimensiones, sobre todo llamaba la atención la cota de altura. Medía 4.110 milímetros de largo, 2.110 milímetros de ancho y una altura variable de 1.915-2.115 milímetros, al igual que la batalla, que oscilaba entre los 2.448-2.577 milímetros, debido a su peculiar sistema de suspensión. Su peso homologado era de 1.580 kilogramos. Su característico color anaranjado metalizado se inspiró en el Lancia Stratos Zero de 1970, intentando imitar a los insectos que pululaban por el desierto.
Se mire por donde se mire era original, empezando por el acceso al interior mediante un mando de infrarrojos. Se realizaba a través de una única puerta que basculaba hacia adelante, como en los aviones de combate. Ello permitía un sencillo acceso a un habitáculo con tres asientos en disposición 2+1, que disponía a sus ocupantes en posición casi horizontal, como en un deportivo. Estos asientos llevaban cinturones de seguridad de tipo arnés, montados en el propio asiento.
El interior resultaba minimalista en un elevado grado, con un salpicadero y una luna que abrigaban a sus pasajeros casi en su totalidad. También resultaba vanguardista a nivel tecnológico, pues ofrecía un sistema de geolocalización o de navegación por satélite, teléfono, Head-up Display y una cámara de infrarrojos para aumentar la seguridad en los desplazamientos nocturnos. A más de uno le llamaba la atención la inexistencia de limpiaparabrisas, y es que su labor se sustituyó por un ingenioso sistema de ultrasonidos evitaba el contacto del agua con el parabrisas. Los espejos retrovisores se sustituyeron por sendas cámaras.
Sin embargo, aún como prototipo, el Renault Racoon Concept también asentó alguno de los cimientos de los futuros SUV, como un sistema hidráulico de elevación de la carrocería que le permitía moverse sin dificultad por cualquier tipo de terrenos. Estaba impulsado por un V6 de 3,0 litros (2.963 cm3) y dos turbocompresores que entregaba 262 CV de potencia máxima a 6.000 RPM y 363 Nm a 2.500 RPM de par máximo, suficientes para moverlo con soltura.
Contaba con una elevada tecnología en muchos aspectos pero en fase de desarrollo, lo cual supuso unos elevadísimos costes de producción que lo hacían inviable para producirlo en serie
Al ser un vehículo todo terreno se le dotó de un sistema de tracción total y tres diferenciales, acompañado por una transmisión manual de seis velocidades. Con estos elementos la tracción en terrenos complicados resultaba elevadísima. Incluso se podía utilizar como un vehículo anfibio gracias a la existencia de dos turbinas que el permitían moverse por aguas tranquilas a una velocidad máxima de cinco nudos (9 km/h). Su velocidad máxima se estimaba en 155 km/h, necesitando 13,5 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado. Los consumos eran también elevados, con 17l/100 km en ciudad, 9,6 l/100 km por carretera convencional a 90 km/h de crucero y de 12,2 l/100 km a 120 km/h de crucero.
El sistema de suspensión empleado también resultaba inusual. Estaba directamente inspirada en la suspensión trasera de una moto de cross, con el eje situado en el centro del vehículo y que servía de punto de articulación, que junto a la posibilidad de regulación podía mostrar una altura libre al suelo y una batalla variables. Este vehículo incorporaba muchos elementos innovadores de su época, con tecnologías en pleno desarrollo, lo que se traducía en unos elevados costes de producción inasumibles para pasar a producción.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS