El Renault 5 arrasó en el mercado durante los años que estuvo en activo, pero no solo en ventas, también en competición. No olvidemos los Renault 5 Copa –así se llamaron los Renault 5 Alpine en España– o el deseado “Culo gordo”, el Renault 5 Turbo. Pero todo llega a su fin, todo caduca, y el pequeño R5 teína que renovarse, un momento delicado para la compañía francesa, siempre que quisiera, claro está, mantener el dominio del segmento de los utilitarios.
La cuestión que tenían frente a sí los responsables del proyecto, era que además de mantener la esencia del Renault 5 original, había que poder plantar cara a los rivales, los cuales, había mejorado más de lo esperado y las cosas no eran tan fáciles. De hecho, nunca fueron fáciles, pero en Renault lo hicieron bien y lograron superarlos a todos y la renovación del R5 era vital.
Así, se rediseñó el coche por completo, aunque se mantuvo la esencia original del coche incluso en su silueta. El nuevo modelo sería reconocido como un Renault 5 incluso a oscuras, mientras que en el fondo, el coche era totalmente nuevo y sin casi sin nada en común con la primera edición del utilitario. Por ejemplo, la plataforma era la del Renault 11 –también usada por el Renault 9–, lo que permitió ofrecer un habitáculo más amplio y una pisada en carretera más propia de un coche del segmento superior, aunque algunas cosas, como las suspensiones, eran menos sofisticadas que en el caso del R1.
El eje delantero era mediante columnas McPherson y el trasero era por barra de torsión. Se eliminó la diferencia entre batallas, un detalle que había estado presente en coches como el Renault 4, el Renault 6 o el Renault 7 –todos compartían plataforma–. Igualmente, se montaron estabilizadoras.
La carrocería, aunque reconocible, también era nueva, más redondeada, más moderna, pero igual en correspondiente a su silueta. Fue Marcello Gandini quien sacó a Renault de un atolladero en el que se había metido, pues no estaban conformes con las propuestas que presentaban sus diseñadores. Se ofreció con carrocería de tres y cinco puertas, y se desarrolló una furgoneta sobre la misma base del coche, la Renault Express, que llegó al mercado para reemplazar a la Renault 4F6, la “vieja” furgoneta basada en el Renault 4.
Presentado en 1985, la prensa no tardó mucho en llamarlo Renault Supercinco, un nombre que le puso la propia Renault, en la publicidad, aunque nunca fue su denominación comercial. Tuvo una gama de motores que buscaba ofrecer un poco de todo, desde un sencillo cuatro cilindros de 956 centímetros cúbicos con 42 CV, al deseado bloque turbo con 115 CV en su primera entrega, y 120 CV algo después.
Se sometió a un pequeño restyling en 1987, cuando apareció el Renault 5 GTX –con el motor de 1.721 centímetros cúbicos y 90 CV del Renault 19– y el Renault 5 GTD, diésel atmosférico con 57 CV:
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS