Porsche es conocido por su ser el creador del Beetle o Escarabajo, diseñado para motorizar a la población alemana en los años 30 por orden de Adolf Hitler. Pasada la guerra, a partir de 1948 el Doctor Ferdinand Porche decide crear su propia compañía, Porsche, la que conocemos hoy en día, esta ha tenido diferentes deportivos icónicos entre los que se encuentra 356 (“Escarabajo EVO” para algunos), el genial 904 (nombre que debió adoptar el Cayman según los más puristas) y el icónico Type 901 (tras una demanda de Peugeot renombrado 911, “nueveonce”). El coche del día de este viernes es uno de estos “nueveonce”, para mí el más icónico e interesante, el 911 Carrera 3.6 (993).
El Porsche 911 (993) se mantuvo en producción durante cuatro años, desde enero de 1994 a 1998, fue diseñado por Tony Hatter en 1991 y también es la generación de 911 que despidió los motores refrigerados por aire de la marca de Stuttgart.
Predecesor del “patito feo” (cada vez más apreciado) 911 (996) con sus faros de lágrima, el 993 se convirtió en uno de los iconos de la marca alemana. Este mantenía los cánones estéticos que habían forjado el carácter del Porsche durante treinta años: faros redondos casi verticales, una caída del techo inconfundible, el motor en el último tornillo del bastidor tras el segundo eje…
El más interesante de los modelos de esta generación, para mí, es el Carrera. Sí, la versión de acceso, no es ni el todopoderoso Turbo ni el recién estrenado GT2. Esta versión me parece interesante por ser la más ligera (1.370 kg), con dos ruedas motrices y una carrocería ligeramente más estrecha que estiliza notablemente al modelo.
El Carrera era capaz de alcanzar los 100 km/h en menos de seis segundos y su velocidad punta rondaba los 270 km/h, según los registros tomados por la prensa especializada; capacidades más que suficientes para divertirse. Su propulsor era un 3.6 de seis cilindros bóxer, capaz de aportar 272 CV de potencia, siendo actualizado en 1996 para alcanzar 286 CV, lo que mejoraba los registros de aceleración y velocidad punta ligeramente.
Este motor continuaba refrigerándose por aire, por lo que carecía de radiadores que no fuesen para el aceite, manteniendo así la tradición Porsche. Estos 911 han pasado a la historia como un mito real, alcanzable, lo que les ha hecho valedores de una gran revalorización. No solo por tratarse de un Porsche, sino por ser la última versión refrigerada por aire, mantener una estética clásica inconfundible, introducir versiones exclusivas y más potentes… Y el Carrera de acceso a la gama por ser el más purista de cuantos 911 se han fabricado, combinando las tecnologías más vanguardistas con la magia del inicio del modelo.
Todavía era un modelo pequeño (el 996 creció notablemente a la vista), ligero, con capacidad para aportar diversión a raudales, seguro, con una conducción muy particular y espectacularmente fiable. De hecho, su sucesor utilizaba el bloque motor del 993 en sus versiones turboalimentadas, ya que este era más fiable y carecía del problema del IMS que tantos quebraderos de cabeza le dio -y sigue dando- a los propietarios del 996.
Carlos Pascual
El olor a lubricantes y gasolina quemada han atraído a Carlos desde su niñez, por ello decide consagrar su vida a los coches: una forma de comunicarse, de disfrutar, de vivir.COMENTARIOS