El Nissan Micra ha sido, durante mucho tiempo, el modelo más vendido de la firma japonesa gracias a su configuración, muy racional y usable, al más puro estilo japonés. Lleva más de 35 años a la venta, pero en España no se ha comercializado desde el primer día, sino desde la segunda generación, lanzada al mercado en 1992. La primera edición del pequeño japonés se vendió únicamente en Canarias, como ha ocurrido en otras ocasiones, como es el caso del Ford Mustang en los años 70, por ejemplo.
Por lo general, el Micra ha estado en el mercado por períodos de 10 años: 1982-1992; 1992-2002; 2002-2010; 2010-2017; la última generación, aparecida en 2017 (nosotros la pudimos probar hace unos meses), todavía seguirá un tiempo más en el mercado, mientras aguanta el tirón contra los intocables SUV, como su hermano, el Nissan Juke, que además cuenta con el grupo motor híbrido de 145 CV que le sienta la mar de bien, algo que no tiene el Micra.
La verdad es que el Nissan Micra nunca ha sido un modelo de grandes aspiraciones, la marca siempre ha desarrollado su utilitario pensando en ser versátil, económico y fiable, siendo la base de su éxito hasta ahora. Nunca ha sido un coche que destacara por nada fuera de lo normal y eso, en ocasiones, es la mejor baza para llegar a miles de personas. Sin embargo, hubo una ocasión en la que sí lanzaron al mercado algo más que un coche usable en el día a día, aunque tampoco fue algo radical. Se escogió la tercera generación, presentada en el año 2002 y puesta en circulación en 2003, quizá, con el diseño más peculiar de todas las generaciones.
Diseño peculiar, sí, pero muy japonés y un auténtico éxito de ventas durante 10 años, algo de lo que no pueden presumir todos los coches. Por aquel entonces, el Nissan Micra se comercializaba con motores de gasolina, siendo el más popular el 1,2 litros con 80 CV, apareciendo en 2007, con el restyling, el motor 1.5 diésel de origen Renault con 86 CV. También había un bloque 1.4 con 88 CV y el que nos interesa en esta ocasión, el propulsor que daba vida al Nissan Micra 160SR, el único Micra «deportivo». Pero no nos llevemos a engaño, no eran 160 CV, habría sido uno de los utilitarios más recordados y poca gente se acuerda del Micra 160SR. En realidad, la denominación hace referencia a la cilindrada y a Street Racing.
El Nissan Micra 160SR se añadió a la gama del utilitario japonés en 2007, con el restyling de la tercera generación, y ofrecía un toque picante al pequeño utilitario japonés. No se puede decir que fuera realmente deportivo, era una versión dinámica y divertida de conducir, pero nada radical, ni siquiera estéticamente. Y no somos nosotros quienes decimos que era un coche divertido de conducir, lo dicen desde EVO.co.uk y todos sabemos que la revista EVO está entre las mejores, sobre todo la edición británica.
¿Qué podía hacer al Micra 160SR divertido, si no tenía 160 CV? Pues su relación peso-potencia y su puesta a punto. Bajo el capó, el 160SR escondía un motor de cuatro cilindros con 1.598 centímetros cúbicos, con una relación de compresión de 10,7:1, bloque y culata de aluminio (con cuatro válvulas por cilindro y dos árboles de levas) y unos pistones que tenían mucha carrera (78 milímetros de diámetro por 83,6 milímetros de carrera). Rendía 81 kW (110 CV) a 6.000 revoluciones y 153 Nm de par a 4.400 revoluciones, teniendo que mover, únicamente, un conjunto de 1.093 kilos. Se quedaba justo por debajo de los 10 kilos por caballo (9,93 kilos/CV), una relación peso-potencia aceptable (de 10 kilos por caballo para abajo, son dinámicos y divertidos, a partir de 5 kilos por caballo para abajo, son deportivos). De hecho, se quedaba muy cerca de la relación peso-potencia del Citroën C2 VTS (9,4 kilos/CV)
No era un coche tremendamente rápido, anunciando un 0 a 100 km/h en 9,8 segundos y una velocidad máxima de 183 km/h, pero ofrecía suficientes prestaciones para divertirse (además, sus ruedas eran 185/50 R16) en una carretera ratonera y por supuesto, era el más rápido de la gama Micra. Tampoco gastaba mucho, con un consumo homologado de 6,6 litros cada 100 kilómetros, aunque la forma de medir los consumos en aquellos años no era especialmente fiable. Destacar, para mal, los frenos traseros de tambor.
Si volvemos a las declaraciones de la revista EVO, el Nissan Micra 160SR destacaba por un motor llamativamente enérgico y una buena capacidad para absorber los baches, sin que se perdiera estabilidad o aplomo. Y sobre todo, destacar una parte muy concreta: el placer de conducir el Micra 160SR, está en mantener la velocidad, disfrutando de unos límites “maleables” y un equilibro natural para llevar un ritmo francamente sorprendente. Es decir, ofrece el placer de llevar un coche potente al máximo de sus posibilidades, pero además con cierto toque dinámico y entretenido.
Y como curiosidad, parte del desarrollo del Nissan Micra 160SR se llevó a cabo en Nürburgring…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS