Coche del día: Mini Cooper Roadster (R59)

Coche del día: Mini Cooper Roadster (R59)

Un descapotable perfectamente válido para disfrutar


Tiempo de lectura: 8 min.

El MINI Cooper Roadster era la versión descapotable biplaza del MINI Coupé de gasolina menos potente, con 122 CV. Si querías más potencia podías optar por el Cooper S de 184 CV, como término medio el Cooper SD (diésel) de 143 CV, o el John Cooper Works, con 211 CV. La otra versión descapotable de MINI era el Cabrio, con cuatro plazas en vez de las dos que ofrecía el Roadster. Todas las fotos del artículo corresponden al Cooper S, BMW no conserva fotos de prensa del Cooper.

El aspecto más llamativo del Roadster era su capota, hecha en material textil y de accionamiento totalmente manual, lo que suponía un ahorro de 20 kg respecto a la automática del Cabrio. Si queríamos retirarla era necesario soltarla de marco del parabrisas accionando una manilla, girándola un cuarto de vuelta. Después se empujaba un poco hacia arriba con ambas manos, activando a continuación una palanca que la colocaba de forma automático en el habitáculo destinado a tal fin en la parte trasera del habitáculo.

La estructura del techo era muy sencilla, con un entramado de tubos de metal y unas articulaciones en los puntos donde se plegaba; todos estos elementos quedaban a la vista de los ocupantes. Y por supuesto, la lona propiamente dicha

En la trasera se situaba un alerón de posición variable según la velocidad, que se desplegaba a 80 km/h y se replegaba a 60 km/h. Si deseábamos desplegarlo de forma manual podíamos utilizar un mando situado tras el espejo retrovisor interior. En modo automático se podía replegar de forma manual sin necesidad de esperar a alcanzar los 60 km/h.

MINI Cooper S Roadster R59 1

El Cooper S se distingue por la toma de aire en el capó para sobrealimentarlo

Para poder apagar el motor había que guardarlo antes si lo activamos de forma manual. Su efectividad era casi testimonial, pues su fuerza de empuje equivalía a 40 kg con el acelerador a fondo, pienso que llevaba este accesorio para fardar porque utilidad, poquita, poquita. A su derecha se instaló la antena del equipo de audio, un lugar no muy adecuado para protegerse de la gentucilla que le gusta joder estropear los bienes ajenos.

Su maletero tenía una capacidad de 240 litros, intermedia entre el de Cabrio -casi testimonial- y la del Coupé, algo mayor. Se comunicaba con el habitáculo a través de una trampilla practicable -de 36 cm de anchura por 20 cm de altura-, permitiendo transportar objetos largos. Existían algunos espacios repartidos por el habitáculo para guardar cosas menudas, pero la mayoría resultaban pequeños.

Como equipamiento de seguridad llevaba de serie cuatro airbags, barras de protección antivuelco, control de estabilidad, y en plan confort ofrecía retrovisores con regulación eléctrica, faros antiniebla, sensores de aparcamiento o dirección con asistencia eléctrica variable, por citar algunos elementos. Se podía personalizar con opciones decorativas como las franjas “Sport Stripes” o las “MINI Yours”. La conexión a internet (MINI Connected), el navegador, el acceso y arranque sin lave, los asientos calefactados o los faros de xenón eran opciones interesantes.

MINI Cooper S Roadster R59 5

Si eras una persona muy alta, por encima de 1,85 metros, a buen seguro que tu cabeza toparía con la capota. Si tus espaldas eran de tipo armario, compartirías contacto físico con tu acompañante. De lo único que no te podías quejar era del espacio para las piernas, algo lógico para un biplaza

El acceso a su interior era sencillo gracias a dos puertas de generoso tamaño y unos asientos que no quedaban demasiado cerca del suelo, incluso en su posición más baja. Los asientos podían ser de piel opcionalmente. Los de serie recogían bien el cuerpo, aunque las espumas resultaban algo duras.

Su instrumentación era igual que la del resto de sus hermanos, como un gran velocímetro encima de la consola central, acompañada de diferentes testigos y el navegador. El cuentavueltas y el ordenador de a bordo iban situados detrás del volante. Tras la palanca de cambios se situaba un mando que manejaba otros sistemas. Si te gustan las lucecitas de colores para la iluminación interior la paleta de colores era variada: azul, verde, morado, amarillo, rosa o naranja. Ya se sabe, para gustos…

El propulsor era un bloque de cuatro cilindros en posición delantera transversal de 1.6 litros (1.598 cm3), desarrollado conjuntamente con PSA. La culata y el bloque estaban fabricados en aluminio y la distribución con VALVETRONIC se realizaba a través de dos árboles de levas en la culata, con cuatro válvulas por cilindro. La alimentación era por inyección indirecta y ya contaba con el sistema Stop&Start.

MINI Cooper S Roadster R59 6

Entregaba unos modestos 122 CV a 6.000 RPM y un par máximo de 160 Nm a 4.250 RPM. Este motor atmosférico resultaba algo perezoso a bajo régimen, pero si utilizábamos el cambio de forma habitual su respuesta era buena tanto en ciudad como por carretera. Por debajo de las 4.000 RPM respondía con poca energía.

Su caja manual de seis marchas se utilizaba asiduamente para reducir, puesto que la sexta era totalmente de desahogo, con un desarrollo de 37,5 km/h a 1.000 RPM. Estaba orientada a economizar combustible, pero al más mínimo repecho se hacía necesario reducir, algo habitual en nuestra accidentada orografía.

Tampoco ayudaba el gran salto existente entre la segunda y la tercera marchas; en situaciones concretas como a la salida de una curva cerrada o afrontando una pendiente pronunciada en segunda el motor se revolucionaba demasiado y pedía subir a tercera, y una vez en esta bajaba el régimen en exceso y le costaba responder. Las recuperaciones en las tres últimas marchas eran lentas, la igual que las aceleraciones de 80 a 120 km/h. El tacto de la palanca resultaba duro, al igual que el de los pedales. Su velocidad máxima oficial era de 192 km/h y aceleraba de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos. Existía también una versión automática de seis marchas.

MINI Cooper S Roadster R59 3

El Cooper S tiene doble salida de escape central, el Cooper un colín lateral

De forma opcional se podía contar con el botón “Sport”, endureciendo la respuesta de la dirección y ofreciendo una respuesta más viva del acelerador, pero que no se traducía en unas mejores prestaciones. A su favor, decir que los consumos reales eran bastante contenidos, con un valor de 6,7 l/100 km a una velocidad media de 119 km/h. Con 40 litros de depósito de combustible bastaban 600 km para dejarlo seco, no es una autonomía excesiva como vemos.

Su pequeño tamaño -3.728 mm de largo, 1.683 mm de ancho y 1.384 mm de alto- le permitía maniobrar con soltura en pequeños espacios. La visibilidad exterior no era buena, delante por causa de los gruesos pilares A y detrás por lo voluminoso de la capota. El retrovisor interior tampoco ayudaba mucho, pero se paliaba con unos generosos retrovisores exteriores.

El motivo por el cual alguien se compra un Roadster es para disfrutar de la conducción al aire libre ¿Qué tal se comportaba el MINI Cooper Roadster con el cielo como techo? Hasta los 100 km/h era una auténtica gozada, pero a partir de esta velocidad el ruido de rodadura se unía al aerodinámico y resultaba molesto. Incluso con la capota puesta llegaba con claridad al habitáculo. Al menos el sonido del motor no era molesto, e incluso bonito.

MINI Cooper S Roadster R59 4

El equipo de frenos contaba con discos ventilados delante, de 280 mm de diámetro, y discos macizos detrás, de 259 mm. El tacto del pedal era muy bueno, al igual que las distancias de frenada, con 53 metros para detenerse desde los 120 km/h. Estos datos se obtenían con los neumáticos opcionales de medidas 205/45 R17. La amortiguación llevaba esquema McPherson delante y paralelogramo deformable detrás. Los muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora eran comunes en ambos ejes.

Su tacto era deportivo y ágil, estable y rápido de reacciones. La suspensión de serie ya resultaba dura, así no era aconsejable utilizar la opcional, más dura aún. Por firme con buen asfalto era muy efectiva, tanto en rectas como en curvas reviradas, pero demasiado seca y sensible a la más mínima imperfección del piso, aparte de la consiguiente pérdida de confort.

Como conclusión, el MINI Cooper Roadster era un biplaza muy cuco para disfrutarlo sosegadamente, sin prisas, preferiblemente por carreteras secundarias con curvas, con el cielo como techo, con una mecánica más que suficiente para disfrutar de él, y si es en buena compañía el cóctel resulta perfecto. Se podía adquirir desde 23.700 euros, unos 25.000 euros de hoy.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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