Antes de hablar de este bello e icónico automóvil, el Mercedes-Benz 540 K Autobahn Kurier, vamos a dar unas pinceladas históricas de la época. Se diseñó para rodar sin límite por las autopistas alemanas (Autobahnen). Tienen una larga historia, pues la primera se inauguró hace 89 años -allá por 1932- y unía las ciudades de Bonn y Colonia.

Por su trazado de amplias curvas, gran anchura y sin límites de velocidad eran el paraíso de cualquier automovilista. Actualmente no todas las autopistas germanas están exentas de límites de velocidad: aproximadamente un tercio de ellas mantienen unos márgenes entre 100-130 km/h, en el resto puedes correr hasta el límite que te atrevas a alcanzar, y hasta la siguiente señal de limitación de velocidad.

Por si alguien no lo sabía, las autopistas alemanas y Adolf Hitler estaban íntimamente unidos, pero los méritos se debían al anterior régimen democrático. El nazismo decidió desarrollar el plan de extender las autopistas a nivel nacional y, de paso hacer propaganda de los cientos de miles de trabajadores que supuestamente participaron en su construcción -en realidad solo fueron 130.000-. El ritmo de construcción era endiablado, 1.000 km anuales.

Mercedes-Benz 540 K Autobahn Kurier

Como en todos los regímenes dictatoriales existían empresas muy afines al régimen nazi, y Mercedes-Benz era una de sus niñas mimadas. En marzo de 1934 la marca de la estrella presentó el “Mensajero de la Autopista”, el Mercedes-Benz 540 K Autobahn Kurier, un bellísimo, interesante y aerodinámico coupé del cual solo se fabricaron dos unidades, una de ellas española. Os contaré la interesante historia de esta segunda unidad, un poco más adelante.

Este modelo de Mercedes era el vehículo más exclusivo de la ya por sí súper lujosa serie limitada que se fabricó del Mercedes-Benz 540 K Spezial Roadster (58 unidades en total) en el período 1934-1939. Su inmediato predecesor fue el 500 K de 1934, al que se le aumentó la cilindrada de 5 a 5,4 litros. Se presentó en el Salón de París de 1936.

Su principal carta de presentación era su poderoso motor -por entonces- de 5,4 litros en línea, que entregaba una potencia variable dependiendo de la entrada en funcionamiento o no del compresor volumétrico, entre 115 y 180 CV. En su nombre -540 K- el número indicaba su cilindrada y la letra K significaba Kompressor.

Mercedes-Benz 540 K Autobahn Kurier

El Mercedes-Benz Autobahn Kurier se considera uno de los automóviles más bellos de la historia. Se emplearon las últimas tecnologías en ingeniería de construcción y los mejores y más sofisticados materiales

También mostraba un estudiado diseño aerodinámico, destacando su largo capó y los enormes guardabarros, con los traseros que ocultaban la mitad de la rueda y con el emblema en forma de estrella de Mercedes-Benz en el propio guardabarros. No solo se le aplaudió por su personal estilo, sino por la avanzada ingeniería que ofrecía y sus elevadas prestaciones, ya que se construyó para ser el rey de la recién creada red de autopistas.

El concepto más importante aplicado en los dos Autobahn Kurier eran los conocimientos aerodinámicos adquiridos en los récords de velocidad conseguidos por la industria alemana en la década de los 30, con Mercedes-Benz y Auto Union (futura Audi) a la cabeza.

Se utilizaron los mejores materiales y el mejor equipamiento imaginable de la época: frenos de asistencia hidráulica, cristales de seguridad, puertas con seguros limpiaprabrisas eléctricos, intermitentes… Todo este amplio equipamiento le pasaba factura en la báscula, que podía llegar a marcar 2.700 kg.

Mercedes-Benz 500 K Autobahn Kurier

Otro ejemplo más de la exquisitez con la que se construyeron estos vehículos es que Mercedes-Benz construyó sus propias carrocerías, en un tiempo -antes de la segunda gran guerra- en el que los fabricantes de vehículos de lujo solo vendían el chasis y el motor, siendo el cliente el encargado de buscar un carrocero para vestirlo.

Se fabricaron un total de seis Autobahn Kurier, de los cuales solo dos llevaban el motor de 5,4 litros. El primer prototipo fue un regalo del gobierno alemán al entonces Sha de Persia (Irán), Mohamed Reza Pahleví. Su número de chasis era el 130898, y en realidad pertenecía a un 500 K al que se le cambió el motor, con una carrocería que llevaba el paragolpes delantero cubierto y las ruedas traseras carenadas.

Nuestra unidad de hoy es la única que ha sobrevivido hasta la fecha. Su número de chasis es el 408336 y llevaba el susodicho motor de ocho cilindros en línea de 5.401 cm³, asociado a un cambio manual de cuatro marchas. Tiene la particularidad de llevar un compresor volumétrico que le añade una buena cantidad de potencia extra si se pisa el acelerador a fondo durante no más de 30 segundos. En esta situación podemos disponer de 180 CV a 3.400 RPM, que le permiten alcanzar los 185 km/h.

Mercedes-Benz 540 K Autobahn Kurier

Esta unidad perteneció al ilustre profesor, doctor y oftalmólogo Ignacio Barraquer, que lo adquirió en 1938. Su matricula es B-69475. Existen distintas versiones de como llegó a sus manos. Una de ellas afirma que fue un regalo de un alto dignatario alemán por haberle salvado la vista en una operación. Otra dice que fue un jeque árabe quien se lo regaló por la misma razón.

Su hijo Joaquín afirmaba que su padre se lo compró durante el tiempo que estuvo trabajando en Alemania. Tampoco debemos juzgar al doctor Ignacio Barraquer por simpatizar aparentemente con el régimen nazi, pues dependiendo del poder adquisitivo de sus pacientes así les cobraba, e incluso gratis si era necesario.

La única unidad superviviente del Autobahn Kurier con motor de 5,4 litros fue propiedad del insigne profesor, médico y oftalmólogo español Ignacio Barraquer, y su nº de chasis es el 408336

Según el historiador Antonio Palacín: “El coche fue encargado el 13 de septiembre de 1938, asignándole el pedido 288557. El vehículo ya estaba terminado (…), el 4 de agosto había superado los controles de acabado (…) El coche salió de la fábrica de Sindelfingen el 10 de octubre, llegando a Gibraltar el 26 del mismo mes”.

Mercedes-Benz 540 K Autobahn Kurier

Lo cierto es que el profesor Barraquer lo disfrutó y bien, recorriendo todo el norte de África (Argelia, Túnez, Libia y Egipto) con él hasta que finalizó la Guerra Civil Española. Además, no se le daba mal la mecánica y llevaba recambios de todo tipo, incluidas dos ruedas de repuesto, pues incluso le tocó cambiar la junta de la culata con ajuste de válvula incluido, con ayuda de los lugareños.

Hasta entonces conservó la matrícula alemana, que la cambió por la conocida española cuando regresó a España. Continuó viajando con él junto a su hijo Joaquín por Europa en los años 50. A su fallecimiento en 1965, el Autobahn Kurier continuó en la familia hasta que en 2004, sus herederos decidieron ponerlo a la venta y pasó a manos de Jorge Keller, un conocido ingeniero mejicano que decidió dedicarse a producir vino en California en los años 80.

El coche estaba muy bien conservado y funcionaba a la perfección, pero aun así su dueño decidió someterle a una exhaustiva restauración de manos del especialista Paul Russell (Massachussetts, EEUU). Esta joya ganó entre otros premios el Best of Show en el Villa d’Este Concorso en Villa Erba (2008), el Concours d’Elegance of America (2011) y el Louis Vuitton Classic Concours Award (2011). Se puede considerar casi con toda seguridad que es uno de los coches más bellos y armoniosos de la historia del automóvil, junto con el resto de las unidades con carrocería Spezial Roadster.