En el proceso que ha hecho ampliar la gama de los fabricantes deportivos hacia modelos más allá de los deportivos tradicionales, el Maserati Buran es un punto a tener en cuenta. Y es que, cuando en el pasado 2016 la marca del tridente lanzó su primer SUV muchos empezaron a ver el final de unas esencias custodiadas con celo desde hace décadas. Parámetros que hoy en día se abren a caminos polémicos desde el punto de vista de la efectividad en la ingeniería, aludiendo razones comerciales forjadas no sólo por modas, sino también por el ascenso del mercado asiático así como el de una gran cantidad de compradores pudientes deseosos de adquirir un vehículo más grande y ostentoso a fin de llamar más la atención.
Al fin y al cabo, la primera marca deportiva de renombre en transitar por el mundo de los SUV prestacionales fue Porsche. Haciéndolo en los momentos previos al estallido de la burbuja financiera del 2008. Justo un momento en el que una gran cantidad de nuevos adinerados empezaron a demandar automóviles que anunciasen su recién estrenado estatus. Y es que, a nadie se le escapa que por efectivos y afinados que hoy en día sean algunos SUV deportivos lo cierto es que estos salieron de una operación comercial destinada a un nicho de mercado relativo al crecimiento económico más que de una racional y estudiada vía de diseño.
No obstante y sea como fuese, la inminente llegada de un SUV de alta gama firmado por Ferrari acabará de asentar un proceso que parece haber venido para quedarse largo rato. Más aún si tenemos en cuenta que incluso marcas como Rolls-Royce, Bentley o Lamborghini cuentan con sus propios modelos para este segmento. Todo en nombre de las ventas, aunque bien es cierto que gracias al Cayenne en Porsche pueden seguir sacando nuevas variantes del 911 sin tener que mirar demasiado las ventas del icónico deportivo. De esta manera, el lado positivo de los SUV prestacionales para los puristas de los GT es que gracias a ellos ciertas marcas cuentan con finanzas holgadas que las alejan de los peligros de desaparición del pasado. Algo a lo que también se ha sumado Maserati.
Diseñado por Italdesign, este prototipo fue un intento serio a la hora de crear un modelo de grandes ventas para el mercado americano
Maserati Buran, antes de los SUV
Aunque hemos realizado una contextualización usando como base la actual circunstancia de los SUV, el Maserati Buran no era uno de ellos. Lejos de ello este prototipo se presentó como un monovolumen. Eso sí, un monovolumen con el motor V8 del 3200GT para rendir hasta 370 CV lanzados al suelo a través de un sistema de tracción total. Algo así como una Renault F1 pero con visos de llegar realmente a serie, siendo el testimonio de cómo para el año 2000 pensar en mezclar deportividad y espacio no resultaba en un SUV, aunque apuntaba a ello.
Ahora, ¿qué motivo estuvo detrás de la aparición del Maserati Buran? Pues ni más ni menos que sanear todo lo posible las cuentas de la casa del tridente – caracterizada siempre por una compleja trayectoria, llegando incluso a pertenecer a Citroën por un tiempo – usando al mercado norteamericano como filón.
Una idea bastante plausible, pues al fin y al cabo los Estados Unidos fueron la meca comercial de los monovolúmenes desde que Lee Iacocca se sacara de la chistera al Voyager de Chrysler. Además, en aquel mercado no se veía tan incompatible como en Europa la mezcla de mecánica prestacional con carrocería familiar. Menos aún si todo el conjunto venía rematado con unos exquisitos acabados italianos en el interior.
Bajo su aspecto familiar este monovolumen escondía un potente V8 igual que el del 3200 GT
Así las cosas, de las líneas del Maserati Buran se encargó Italdesign, la cual no dudó en inspirarse con volúmenes propios de los grandes familiares incluyendo soluciones como las puertas correderas. De esta manera, existen indicios para pensar que este modelo podría haberse vendido bien en América de haber llegado a serie. Sin embargo, también representaba una apuesta de riesgo al, realmente, crear de nuevas un nicho de mercado al que se podría definir como “ monovolúmenes de altas prestaciones “. Finalmente, todo quedó en un simple esbozo teniendo que esperar más de una década para que la marca del tridente sacara algo totalmente alejado de su identidad tradicional. Eso sí, ya en forma de SUV.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS