El Jaguar C-X75 Concept fue presentado en 2010 en el Salón de París por la marca británica y supuso la ascensión de un escalón en materia de innovación y avances tecnológicos, evolucionando desde un concept car puro hasta un prototipo totalmente funcional en el transcurso de tan solo un par de años.
Dos años es un periodo extraordinariamente corto para desarrollar un prototipo funcional. Esta rapidez se debió a la colaboración entre Jaguar y Williams Advanced Engineering, creando un un vehículo eléctrico híbrido en enchufable (PHEV o Plug-in Hybrid Electric Vehicle) con tracción total, equipado con el primer chasis monocasco de carbono de la marca, además del grupo propulsor de mayor potencia específica del mundo.
Aunque la situación económica a nivel mundial en 2012 no era nada propicia para pasar prototipos a fase de fabricación, por lo cual Jaguar decidió que el C-X75 no entraría en producción, quedó clara la posición del fabricante británico como avanzado tecnológicamente hablando. El C-X75 se erigió como el perfecto banco de pruebas para las investigaciones de Jaguar en el desarrollo de motores de altas prestaciones y bajas emisiones.
Los logros conseguidos con el C-X75, como materiales compuestos de fibra de carbono, soluciones de diseño avanzadas o innovadoras tecnologías híbridas, se utilizarían en un futuro en productos y tecnología de sexta generación.
A este respecto Adrian Hallmark, director global de marca de Jaguar, comentó las siguientes palabras: “El programa C-X75 representa la culminación de la larga experiencia en ingeniería y diseño de Jaguar. Sin duda es el banco de pruebas más rápido del mundo para las tecnologías más avanzadas, ya que combina un sistema híbrido sobresaliente con unas prestaciones asombrosas. Jaguar busca permanentemente dar forma a los vehículos del futuro y con proyectos como el C-X75, estamos sentando las bases para la nueva generación de innovaciones Jaguar”.
En un principio la mecánica híbrida de este superdeportivo constaba dos microturbinas alimentadas por gas que giraban a 80.000 RPM, con un peso de 35 kg cada una. Su función era recargar las baterías de ión-litio principalmente, aunque también servían de apoyo a los motores eléctricos -en modo de conducción Track-. Podían trabajar de forma secuencial o combinadas entre sí y junto a dos generadores de reluctancia conmutada, ofreciendo una autonomía teórica de 900 km.
En tan solo dos años se pasó de ser un concept car a un prototipo totalmente funcional, gracias a la colaboración de Williams Advanced Engineering. Este híbrido enchufable fue el primero en llevar un chasis monocasco de fibra de carbono y el grupo propulsor con la mayor potencia específica del mundo
En modo eléctrico puro ofrecía una autonomía de 110 km y las baterías necesitaban seis horas para cargarse mediante un punto de corriente convencional de 220 voltios. Las microturbinas no eran exigentes con el combustible, pues también podrían funcionar con GNC (Gas Natural Comprimido), GLP (Gas Licuado de Petróleo) biocombustibles o gasóleo. El depósito de combustible alcanzaba los 60 litros de capacidad.
El aporte eléctrico lo daban cuatro motores alimentados por electrones, que generaba cada uno 139 kW/195 CV, dando una potencia combinada de 780 CV y un par máximo de 1.600 Nm. Cada uno de estos motores iba anclado a una rueda y se podía controlar de forma independiente la potencia y el par entregados a cada una de ellas. Ello hacía innecesario la presencia de una caja de cambios que tuviese que resistir tan brutal par motor, aligerando además el peso del conjunto. Tampoco era necesario ningún árbol de transmisión.
Sus prestaciones eran de infarto. Alcanzaba los 100 km/h desde parado en 3,4 segundos, y los 160 km/h en 5,5 segundos. En 15,7 segundos el velocímetro ya marcaba los 300 km/h. La velocidad máxima se situaba en los 330 km/h. Las aceleraciones desde parado podrían ser incluso mejores, pero los ingenieros tuvieron que capar los motores a bajo régimen pues la entrega instantánea de tanto par harían inconducible el vehículo (ver Control de un vehículo a motor eléctrico).
Lo más interesante de su interior, aparte de su diseño sencillo y futurista, era la concepción del puesto de conducción, al más puro estilo de un coche de competición. El asiento estaba fijado al chasis y el conjunto de pedales y el volante eran ajustables a gusto del conductor. El cuadro de mandos recordaba al de un avión de caza, presidido por dos grandes esferas simétricas que informaban del régimen de giro de las turbinas, potencia desarrollada, autonomía de las baterías y la velocidad.
En mayo de 2011 Jaguar dio a conocer una versión evolucionada del prototipo como anticipo del modelo de serie, a un precio de salida de 700.000 libras esterlinas, un milloncejo de euros de hoy. La idea inicial era producir 250 unidades, contando con la colaboración del equipo de Formula 1 Williams F1. Su producción se programó para el trienio 2013-2015.
El concept car inicial llevaba unas microturbinas adaptables a casi cualquier tipo de combustible, que alimentaban las baterías que a su vez movían a cada unos de sus cuatro motores eléctricos. La potencia conjunta era de 780 CV y 1.600 Nm de par
La versión preserie sustituye las microturbinas por un motor de combustión de 1,6 litros y cuatro cilindros con doble sobrealimentación, con turbocompresor y compresor volumétrico, alcanzando la nada desdeñable potencia de 502 CV a un régimen de 10.000 RPM.
Se complementaba con dos motores eléctricos -uno por eje- con la mayor densidad de potencia y par en producción hasta el momento, que añadían otros 390 CV. La potencia conjunta era superior a los 850 CV y 1.000 Nm de par motor. Las baterías que completan este “pack híbrido” ofrecían la mayor potencia nominal de mundo hasta la fecha, pudiendo llegar a entregar en estado de carga completa más de 300 kW.
En condiciones teóricas y optimizadas podría recorrer 60 km en modo totalmente eléctrico sin emitir gases, y en modo combinado unas emisiones de CO2 estimadas en 89 gr/km. Este sistema de propulsión híbrida se asociaba a una transmisión automática de siete velocidades que realizaba los cambios en menos de 200 milésimas de segundo. Su velocidad máxima teórica era de 354 km/h, alcanzando los 322 km/h en el caso del primer prototipo.
La aerodinámica también era muy importante, contando con un fondo plano y un alerón trasero que generaba una carga aerodinámica de más de 200 kg a una velocidad de 322 km/h. Los diferentes sistemas de seguridad activos con los que contaba mejoraban la estabilidad a altas velocidades.
Al final de 2012 la marca anunció la cancelación del programa a causa de la crisis económica mundial. Jaguar anunció también que seguiría trabajando también en cinco prototipos a desarrollar hasta mayo de 2013. Tres de ellos se vendieron en una subasta, uno pasaría al futuro museo de Jaguar, y la última unidad sería conservada por la casa para desarrollos posteriores y demostraciones de rendimiento.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS