Coche del día: Honda Accord Aerodeck

Coche del día: Honda Accord Aerodeck

Poco conocido, difícil de encontrar, y tremendamente llamativo


Tiempo de lectura: 4 min.

En la década de los 80, los fabricantes japoneses, que empezaban a llegar a Europa con cierta fuerza, desprendían una personalidad muy particular y especia. Actualmente, en pos de unas buenas ventas, esa personalidad se ha difuminado un poco, con el objetivo de mezclarse correctamente entre los fabricantes locales, aunque siempre con el objetivo de destacar lo suficiente como para no ser uno más.

Detalles que hacen destacar, todavía más, la realidad de la década de los 80. Uno de los mejores ejemplo de esta realidad es el Honda Accord Aerodeck. El Accord de aquellos años poco se parece al actual –que no se vende en Europa–, por entonces parecía un deportivo al que le habían añadido unas puertas traseras y un tercer volumen, y entre otras cosas, también destacaba por su frontal de faros retráctiles. ¡Un sedán con faros retráctiles! Un detalle de diseño que se usaba solo en deportivos, en un “coche de papa”. Tuvo que ser genial.

honda accord aerodeck (5)

Y en realidad lo fue, porque el Accord de cuatro puertas –se ofrecía con varias carrocerías– superó, en cosa de 10 años, a todos los fabricantes locales. Claro, no solo era su aspecto, también era su calidad y su fiabilidad. Un suceso que se aprovechó para lanzar al mercado un coupé, que también tuvo bastante éxito y que no llegó a Europa. No obstante, en aquel momento, Honda tenía algo especial para el Viejo Continente, un coche que no encajaba, ni encaja hoy día, en los tradicionales segmentos de mercado, un coche muy inusual, que por cierto, nunca más volvió a repetirse. Hablamos, efectivamente, del Honda Accord Aerodeck.

Definir el Accord Aerodeck resulta sencillo, pero también tiene cierta complicación. Podríamos decir que se trata de un shootingbrake, pero no lo es. Tampoco es un coupé, aunque tiene solo dos puertas laterales y por supuesto, no es un sedán. Sin embargo, combina características de estos tres tipos de coches, con alguna que otra procedente de un compacto de tres puertas, que se combinan con una enorme personalidad. Era un coche bastante peculiar, no cabe duda. Y en este caso, mientras se vendía en Japón, Reino Unido y Europa, no llegó nunca a Estados Unidos.

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A partir de la cuarta generación del Accord, se empezó a comercializar una versión con carrocería familiar que recibía la denominación de Aerodeck en algunos mercados, pero en esta ocasión no tiene relación alguna con ese familiar, es un coche anterior y completamente diferente. Concretamente, el Honda Accord Aerodeck que nos ocupa, forma parte de la tercera generación del modelo, la cual, debutó en Japón en junio de 1985, para llegar a Europa y a Estados Unidos a finales de aquel año. Era un sedán de tres volúmenes, pero con una cintura muy baja y unos volúmenes muy marcados, además de los faros retráctiles, claro.

Fue esa la base escogida para el Aerodeck, el sedán, aunque su proceso de diseño no está del todo claro, porque no hay mucha información al respecto. Según algunas fuentes, el equipo de diseño fue el mismo que creó el Honda Prelude “gen 3”, dirigido por Masato Nakano y Yusuke Saito, junto con Akio Koike –este último fue quien le otorgó su forma al robot ASIMO en la década de los 90–. Tenían su sede en Alaska, donde, por lo general, se diseñaban las motos del fabricante japonés.

La gama del Aerodeck se componía de dos motores, un 1.8 y un 2.0, ambos con cuatro cilindros. A Europa solo llegaron con motor de dos litros. Las primeras unidades montaban el bloque A20A, que tenía 122 CV, mientras que al final de su vida comercial, montaron el B20A con 137 CV –en Japón, este motor llegaba a los 158 CV–.Las ventas no fueron malas, pero el coche no tuvo continuidad y cuando finalizó la vida comercial del Accord, también finalizó la del Aerodeck.

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Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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