Durante mucho tiempo, cualquier coche con tracción no solía superar los 260 CV. Había modelos que rondaban los 280 CV, cierto, pero por lo general, a partir de los 260 CV se solía recurrir a propulsión, o bien, a enviar la potencia a todas las ruedas. Era lo más lógico si tenemos en cuenta las transferencias de masas y la falta de adherencia del eje delantero en determinadas circunstancias.
Sin embargo, un buen día, los ingenieros de Ford recibieron inspiración de alguna fuente divina y se les ocurrió que aplicar más de 280 CV con las ruedas delanteras era posible. Es más, pensaron que ellos podían hacerlo y crearon el que, quizá, sea el coche más descabellado de la primera década de los 2000: el Ford Focus RS MK2. La segunda generación del Focus RS era una bestia, en todos los sentidos –incluso estéticamente hablando–, que se saltaba todas las tradiciones al montar un motor de 305 CV, los cuales, llegaban al asfalto a través de las ruedas delanteras. Un despropósito absoluto que, como todos los despropósitos, se convirtió en objeto de deseo; Ford había previsto entre 7.000 y 8.000 unidades, pero se llegaron a vender cerca de 11.000 ejemplares en apenas dos años.
Ford abrió la veda para la llegada de modelos de tracción delantera muy potentes
El caso es que no parecían haber quedado contentos, así que tras el Focus RS, el coche de producción con tracción delantera más potente que había pisado las calles, llegó el Ford Focus RS500, que se presentaba como el canto del cisne del modelo, una edición especial de despedida que tomaba la denominación de otro modelo mítico: el Ford Sierra RS500. Además, el lanzamiento del modelo llegó con toda clase de acciones de marketing, entre las que destacaba un portal web específico –focusrs500.com, ya desactivado–, que contenía toda clase de información sobre el coche y por supuesto, perfiles en redes sociales para la ocasión –en Facebook: facebook.com/fordfocusrs–.
La demanda fue espectacular, tanto, que Ford entregó los coches por sorteo. Los integrados se tenían que registrar en el sitio web y Ford hacía un sorteo para determinar quién se quedaría con una de las 500 unidades que se iban a fabricar. El caso es, ¿qué tenía este Focus RS500 que no tenía el normal? Pues, lo que tenía era un motor que había visto aumentada su potencia hasta los 350 CV a 6.000 revoluciones y hasta los 460 Nm de par desde 2.500 a 4.500 revoluciones. Y sí, también se entregaban al eje delantero, lo que convirtió al Focus RS500 en el coche de producción con tracción delantera más potente que se había fabricado –y en 2023, todavía no se ha superado–.
Ningún fabricante se ha vuelto a atrever a poner 350 CV y más de 450 Nm de par sobre el eje delantero
Para lograr ese aumento de potencia, los ingenieros montaron un nuevo intercooler más grande, un filtro de aire más abierto, se cambió la bomba de combustible por una más eficiente y potente y se revisó la gestión electrónica.
El chasis se mantuvo intacto, con la destacada presencia del famoso sistema RevoKnuckle –un eje delantero con pivote independiente–, que se complementaba con un diferencial delantero Quaife ATB y un cambio manual de seis relaciones, sin que hubiera siquiera la intención de ofrecer un cambio automático. Había detalles de puesta a punto que eran específicos del Focus RS500, los cuales, se llevaron a cabo en Nürburgring, donde se recorrieron alrededor de 10.000 kilómetros.
No era un coche lento, obviamente, pero tampoco era tan rápido como su potencia hacía imaginar, ya que entregar 350 CV a través de las ruedas delanteras, por muchos inventos que se desarrollen, siguen siendo una tarea hercúlea. Aun así, el 0 a 100 km/h lo hacía en 5,6 segundos y podía alcanzar los 265 km/h. Todo ello rematado por una espectacular pintura negro mate, única disponible para las 500 unidades.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".En el video no es negro mate , salieron algunas unidades asi?
José Carlos, si te fijas, al final se ve como le ponen las láminas de negro mate.
Revisad la ortografía, gramática y demás antes de publicar algo…
Anónimo, qué fácil es dar cera con una pantalla de por medio y sin decir siquiera tu nombre. Pero gracias por avisar, ya están corregidas las cuatro erratas que había –sí, cuatro–.