Y así fue. Nuestro coche protagonista de hoy, el Ferrari 212 Inter, se ha considerado el primer modelo exitoso dentro de los Ferrari fabricados en serie, ya que además lo hizo con una gran variedad de carrocerías: berlinetta, cabriolet y coupé. Y eso que no se fabricaron precisamente muchos, pero claro, estamos hablando de un único año de producción, de la cruda posguerra y de un fabricante no dirigido al gran público.
El apellido Inter que acompaña a este GT -que fue presentado en el Salón del Automóvil de Bruselas de 1951-, hace referencia a que es la versión de carretera, existiendo otra llamada 212 “Export” orientada a la competición, ámbito que de verdad interesaba a Enzo Ferrari -recordemos por enésima vez que il commendatore vendía vehículos de calle para financiar los costes de los pinitos de su marca en la competición-.
El 212 Inter incorporaba carrocerías -no tenía un chasis monocasco-, de diseñadores de la talla de Ghia, Pininfarina, Stabilimenti Farina, Touring, Vignale y versiones cabriolet del británico Abbott -las malas lenguas dicen que probablemente era la carrocería menos agraciada de todas-. Por cierto, este 212 supuso el inicio de una larga alianza entre Ferrari y Pininfarina, gracias a lo que gustaron las carrocerías diseñadas por este para el Inter.
En su exterior, destacaba para cualquiera de sus carrocerías un largo capó para dar cobijo a su V12, dos grandes faros redondos, su vistosa parrilla cromada, una entrada de aire junto al guardabarros delantero y su marcada cadera trasera en gran parte de las versiones cerradas; la cual acentuaba su carácter deportivo y de Grand Tourer -aunque en versiones como la de Ghia era menos evidente esta cadera-.
La distancia entre ejes era de 2.600 milímetros para un peso en seco de justo una tonelada para el coupé. En un principio todos se fabricaban con volante a la derecha, posición típica en la competición, cosa que cambió al final de su vida en 1952, cuando se empezaron a fabricar con volante a la izquierda -de mayor utilidad e importancia teniendo en cuenta que la mayor parte de sus ventas era en mercados por los que se circulaba por el lado correcto la derecha-.
Bajo su carrocería se podían llegar a acomodar hasta un total de cuatro pasajeros -en configuración 2+2 y con no demasiada amplitud-, o solo para dos; en función de la carrocería escogida. Una atmósfera de lujo con cómodos butacones en cuero -era un GT, no un superdeportivo-, una instrumentación presidida por dos grandes esferas y el omnipresente por aquel entonces volante de tres radios acabado en metal y madera; con un pomo del cambio que quedaba a escasos centímetros de este.
Su motor era el típico V12 de la casa, obra de Gioacchino Colombo. Con una inclinación entre bancadas de 60º y un diámetro por carrera de 68×59 milímetros. Sumaba una cilindrada total de 2,6 litros, tenía 24 válvulas en total e iba colocado en posición delantera longitudinal, justo por detrás del eje anterior.
La alimentación era a través de un carburador de doble cuerpo Weber 36 DCF, existiendo la opción de un kit de tres carburadores para los más quemadillos. La potencia final era de entre 130 y 150 CV a 6.500 vueltas para la configuración de un único carburador llegando a los 165 CV con el triple, pudiéndose apurar el tacómetro hasta las 6.900 revoluciones en ambos casos.
Su chasis tubular de acero, así como las suspensiones -independientes en el eje delantero y de eje rígido en el trasero, con amortiguadores hidráulicos Houdaille para ambos ejes-, eran heredados de sus antecesores, los 166 y 195. Sea cual fuera la potencia final del motor, le permitía alcanzar entre 180 y 200 km/h, y aunque no hay datos oficiales de su aceleración, tardaba en torno a 10 segundos en alcanzar los 100 km/h. Nada mal para un GT de principios de la década de los 50.
La potencia era transmitida al eje posterior a través de una caja manual de cinco velocidades totalmente sincronizada. En cuanto a su equipo de frenos, montaba unos vetustos y poco deportivos frenos de tambor en ambos ejes en el interior de unas bonitas llantas de radios de 15 pulgadas de diámetro y neumáticos de 175 milímetros de anchura.
El 212 Inter sería sustituido solo un año después de su nacimiento con menos de 90 unidades fabricadas por el 250. Un verdadero éxito como decíamos al principio, ya que en un periodo similar de fabricación solo se fabricaron 28 unidades de su antecesor -el 195-, lo que suponía triplicar el número de unidades vendidas.
Como podéis imaginar, no es un modelo barato de adquirir debido a su escasez -aunque sin llegar a los niveles de su sucesor, el 250-. Sirva como ejemplo que hace dos años se vendió uno carrozado por Ghia y perteneciente a Juan Perón -ex presidente de Argentina-, por casi 1.300.000 euros.
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Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS