Quizá no se haya fijado nadie, pero apenas se ven unidades del Citroën ZX por las calles. Y tiene su lógica, pues el modelo francés cumplió 30 años en 2021, ¡30 años! El compacto de los chevrones se presentó el 16 de marzo de 1991 y llegaba para ocupar un hueco en el mercado bastante grande y muy competido, ya que entraba en el segmento de los compactos, justo entre el Citroën AX y el Citroën BX. El coche fue un éxito en ventas y, según la versión, en críticas, pues parece que algunas fueron un dolo de cabeza. Pero dejemos eso a un lado y vayamos con una de sus varias versiones que, según se dice en los medios de la época, se reía el Golf en prestaciones y comportamiento.
Mencionar al Volkswagen Golf, en ocasiones, es una acción obligada. El Golf siempre ha sido la referencia, tanto en prestaciones como en comportamiento y en calidad de factura, y no siempre ha salido bien parado de las comparativas, aunque como muchos dicen, un Golf siempre será un Golf y aunque no sea el mejor, para muchos, la fama le precede y no hay nada que hacer. Una forma de pensar un poco fanática, que les ciega antes coches como el Citroën ZX 16 válvulas, quizá, uno de los mejores compactos deportivos de su época.
El Citroën ZX 16V se presentó en el salón de París de 1992, el cual se celebró en septiembre. Se mostró al público justo al ZX Rallye Raid, la versión del modelo que competiría en el Dakar, aunque denominarlo como “versión” es un poco aventurado. En realidad, bajo su imagen estaba el bastidor completo –chasis, motor-transmisión, suspensiones, frenos… – del Peugeot 206 T16 del Grupo B. Esto, como se comprenderá, no cambia la historia que estábamos contando, solo sirve de adorno y de contexto a nuestro relato, donde también debemos mencionar, que el ZX 16V reemplazaba en el mercado al Citroën ZX Volcane, una variante que se había ganado bastantes seguidores.
Por aquel entonces todavía se ofrecían carrocerías de tres puertas y por lo general, las variantes más deportivas solo se podían conseguir con dicha carrocería. Y no, no se llamaban “coupé”, aunque encajaría en la definición real de la palabra –es una palabra francesa que se puede traducir como recortar o recortado–. Además, el ZX 16 válvulas añadía un kit de carrocería, muy característico de los años 90, para hacerlo más interesante visualmente, algo que se lograba sin mayores complicaciones y ojo, con llantas “pequeñas” de 15 pulgadas. En el interior, como ocurre en muchas ocasiones, el tratamiento específico era más limitado.
Lo mejor estaba delante del habitáculo, oculto por el capó. Ahí tenía su hogar un cuatro cilindros de 1.998 centímetros cúbicos que rendía 155 CV a 6.500 revoluciones y 180 Nm de par a 3.500 revoluciones. Sin embargo, según se dice, el motor no rendía lo que se prometía, los ingenieros tuvieron serios problemas para lograr alcanzar dicha cifra de forma fiable, y tenían que hacerlo como fuera, porque ya se habían prometido esos 155 CV, incluso se habían impreso los catálogos con esa cifra. En 1993 todo se revisó a la baja y se anunciaron 150 CV, que se quedaban relativamente cerca de los 130 CV del ZX Volcane. Además, también se encontró con unos rivales muy preparados, sobre todo con modelos como el Opel Astra GSi o el Peugeot 306 S16. Poca bomba… aunque el 306 S16 compartía motor con el ZX 16V.
No obstante, el ZX sufrió un restyling en 1994 y en 1996 aparece el nuevo Citroën ZX 16V, que sufría una notabe evolución en su propulsor, el cual, pasó a rendir 167 CV y 193 Nm de par, el mismo motor que pasó a montar también el Peugeot 306 GTi, aunque no eran parejos en cuanto a caja de cambios, pues el 306 montó un cambio de seis relaciones y el Citroën se conformó con cinco.
Curiosamente, apenas se realizaron cambios a nivel de chasis, pues en ese apartado, el Citroën ZX 16V era de los mejores del segmento. La llegada del motor solo sirvió para hacerlo más eficaz en carretera y más rápido en carretera de curvas.
Otra curiosidad es que las 15 primeras unidades irían destinadas a prensa, todas ellas equipadas al máximo, pintadas en color azul metalizado, fabricadas con algo más de mimo y por su fuera poco, rendía un poco más que el resto de versiones, tenían una puesta a punto que escondía algunos “truquitos” para encandilar a los medios de la época.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS