El Charger siempre ha sido el guerrero de Dodge, y hoy estamos aquí para hablar del Dodge Charger más salvaje jamás creado. Un HEMI de 426 pulgadas cúbicas le propulsaba, siete litros al cambio, y aunque la primera generación, lanzada en 1966, tenía potencia de sobra para ser mucho más que respetable, el modelo no tuvo un éxito arrollador.
En 1968, el Charger recibió un cambio de imagen completo de su carrocería, que obró el milagro. La apariencia suave, instantáneamente inmortalizada a través de la mejor escena de persecución de coches en el universo cinematográfico (en la película Bullitt), se convirtió en un símbolo de aquella época. ¿Qué automóvil está en primer plano en el póster de estreno en cines de la película? Así es, el Dodge Charger, pero los mandamases de Chrysler pensaron que no era suficiente y propusieron algo aún más radical.
El Dodge Charger de tercera generación hizo su primera aparición pública en el Auto Show de Chicago en 1968, como un prototipo. Fue el automóvil más aerodinámico de Dodge. El término concept car no estaba muy difundido entre la palabrería de los entusiastas del mundo de la automoción a finales de los años sesenta, por lo que Chrysler se refirió a él como un idea car. Fácilmente, podríamos agregar cualquier adjetivo que denote superlativo a ese nombre, y aun así no le haría justicia.
Definitivamente, la forma general es sorprendentemente familiar, el perfil del C3 Corvette es fácil de detectar en la parte delantera del Dodge, el resto, sin embargo, es totalmente distinto. Comenzando con la altura, 1 metro, solo dos pulgadas por encima del GT40 de carreras, y las líneas fluidas que contrastaban intensamente con el resto de la gama Dodge de aquella época. Destaca el empeño puesto en este modelo, empezando por la ausencia de puertas y ventanas. Una puerta estilo avión de combate que se levanta hacia atrás empujado por amortiguadores hidráulicos es el medio de acceso al habitáculo.
El interior es otro punto de cercanía con el Chevrolet, con solo dos asientos, pero las semejanzas terminan ahí, ya que, si bien el número de ocupantes puede coincidir, no se parece en nada al diseño tradicional de GM. En primer lugar, el conjunto de la dirección se balancea sobre la consola central para permitir que el conductor entre, y los asientos también se elevan y se deslizan hacia atrás para dejar más espacio para la entrada. Dado que el parabrisas envolvente no tiene ventilaciones, el aire fresco ingresa al compartimiento de pasajeros a través de la rejilla detrás del capó, justo debajo del parabrisas.
El sistema de ventilación de flujo ventila continuamente la cabina antes de evacuar el aire viciado a través de puertos especialmente diseñados para tal fin. El capó alargado no dejaba espacio para un maletero, y no se menciona un compartimiento para el equipaje en el comunicado de prensa de Dodge. El automóvil deportivo con forma de bala tenía una tapa de servicio detrás de la rueda delantera izquierda que permitía realizar comprobaciones periódicas de los niveles de agua, aceite y batería, así como los fusibles, pero no podrías ver su motor.
Sin ventanas ni espejos laterales se veía genial, pero no era práctico de cara a la conducción, un espejo tipo periscopio se instaló del techo, dejando al conductor solo una pequeña abertura para ver el tráfico detrás. El Charger III nunca fue más que un coche de exhibición, un concepto destinado a provocar a los compradores con un atisbo del futuro. Se construyeron tres carrocerías, uno pintado de dorado, el segundo rojo y un tercero que se dejó sin pintar.
El dorado brillante se llevó a Chicago en la exhibición anual de coches, el rojo sirvió como modelo de fotografía de prensa y el último tuvo un historial corto pero glorioso. Al no ser un automóvil no operativo, sin motor ni transmisión, el automóvil experimental no presumía de ningún rendimiento ni de especificaciones mecánicas. Las fotos de prensa revelaron una caja de cambios automática de cinco velocidades con la palanca de cambios sobre la consola central, y Dodge se limitó a decir que el compartimiento del motor era lo suficientemente grande como para acomodar cualquier tren motriz en la línea de Chrysler, incluido el HEMI 426.
La pena es que esto no llegó a materializarse, por lo que lo más cerca que estuvimos de ello es que un aficionado copió sus líneas en fibra para cubrir un chasis y crear el Dodge Charger más salvaje jamás creado, ahora si, completamente funcional. Bueno, funcional en las pistas de drag, no sé qué clase de pirado circularía con un aparato así por la calle. Habría sido curioso ver un modelo de calle que pudiese hacerle la competencia al Corvette, quizá hoy habría una gran rivalidad como en los pony cars.
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS