Seguro que muchos aficionados se han encontrado antes la pregunta: ¿Por qué se llama Citroën 2CV? El “Dos caballos” se fabricó en Francia, pero también en Vigo, en España. Como todos sabéis era un coche muy sencillo, un “paraguas con ruedas” se lo definió en la propia marca, y contaba con un pequeño motor de potencia algo justa, pero lógica para el talante del coche.
La denominación “2CV” era por la potencia fiscal en Francia: deux chavaux fiscaux. Algunos modelos de la firma francesa recibieron ese nombre, sus caballos fiscales, a veces oficialmente, y otras llegadas desde los usuarios, aunque pocos lograron ganarse la simpatía del 2CV. Quizá sea por esos “ojitos saltones”, o por las ruedas traseras carenas, podría ser por el característico sonido de su motor, pero el caso es que un Citroën 2CV causa sensación allá donde va.
Como modelo básico, un coche “de batalla”, es insuperable y es evidente que nunca habrá nada parecido. Es posible que con la popularización del coche eléctrico, haya que recurrir otra vez a la fórmula del Citroën 2CV, pero no será sencillo porque los coches modernos llevan muchísima tecnología. Este modelo de Citroën no lleva nada, absolutamente nada, es todo mecánica de la más básica, sencilla, funcional, y sobre todo, fiable, aunque no se dejó de lado el ingenio.
La producción del Citroën 2CV fue muy larga, entre 1948 y 1990, tiempo durante el cual se fabricaron 5.118.889 unidades –es el quinto coche más vendido de la historia, por detrás de otros “ilustres” como el Ford T o el Volkswagen–, de las cuales 1.246.306 ejemplares correspondían al Citroën AZU, la mítica “Citroneta”. Nunca, como su sencillez, se volverá a ver algo similar, no habrá ningún coche que se fabrique durante 42 años y nunca veremos versiones como el Citroën 2CV Charleston.
El Citroën 2CV Charleston fue el último 2CV que salió de la línea de montaje, el día 27 de julio de 1990, a las 16,30h. Se fabricó en Portugal, en Mangualde, una unidad pintada de color gris nocturne y Gris Cormoran.
La serie Charleston se puso en el mercado como una edición limitada, puesta en escena en 1980. Tomaba como punto de partida el Citroën 2CV Club, al cual, se le cambiaron varias cosas: tapicería –se la conoce como “pata de gallo”–, los faros –los del 2CV Special–, contaba con tapizado en el panel interior de las puertas y por supuesto, tenía una decoración propia y particular.
El Citroën 2CV Charleston se presentó en el salón de París y el objetivo era vender no más de 8.000 unidades, pero tuvo tanto éxito que finalmente se dejó como un acabado más dentro de la gama del modelo. La producción se llevaba a cabo en la planta de Citroën en Levallois, Francia, y también, como se ha comentado antes, en Portugal. Como curiosidad, los cristales del 2CV Charleston los fabricaba la empresa española Covina.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS