El Chrysler Viper GTS fue la versión europea del brutal Dodge Viper presentado en 1996. El conocido como “double bubble” por su techo, de inspiración Zagato, con dos “burbujas”, que marcaban las dos plazas disponibles en su exiguo habitáculo. No había nada similar en Europa, y en Estados Unidos tampoco, para ser sinceros. Era una bestia, un coche sin ningún sentido que encandiló a todo aquel que tuvo la suerte de ponerse a los mandos. Y no porque fuera algo absolutamente brutal, como su aspecto insinuaba, sino porque era sorprendentemente equilibrado.
Quizá muchos se hayan olvidado, pero la primera generación del Dodge Viper se presentó en 1991, hace más de 30 años; sirva de complemento que en 1989 empezó a rodar el primer prototipo. Es decir, el Viper no es precisamente un jovenzuelo, aunque todavía sorprenda por su diseño, por la presencia que desprende en carretera y si, por su descomunal motor delantero. Pero claro, el Dodge Viper se desarrolló con la intención de crear “un Cobra moderno”, con relación al coche que Carrol Shelby creó en la década de los 60 y que, al igual que el Viper, es un icono mundial.
La idea fue de Bob Lutz, el presidente de Chrysler y el resultado fue, como muchas cosas que hacen en Estados Unidos, un espectáculo. El país de las barras y estrellas es el hogar del espectáculo, todo lo que tocan lo convierten en un show y los coches no son diferentes. El Viperse presentó en las 500 millas de Indianápolis de 1991 e hizo las veces de coche de seguridad. En una carrera como las 500 millas, es fácil que el coche de seguridad salva a pista en varias ocasiones, así que la atención mediática y los valiosos minutos de televisión estaban garantizados. Eso sin contar el espectáculo de ver un coche como el Dodge Viper delante de unos bólidos que son famosos por superar los 350 kilómetros/hora con facilidad.
Aquella loca criatura llegó a Europa, pero siempre bajo el sello de Chrysler. Llegó con cuenta gotas, pero llegó. Al igual que llegó la segunda entrega del modelo, que en España conocimos como Chrysler Viper GTS. Ese coche, ya con carrocería coupé, era algo inaudito en nuestro país, donde los deportivos de semejante nivel no suelen ser muy numerosos y mucho menos con un aspecto y unas cifras como las que prometía el Viper. Y es que, básicamente, el Chrysler Viper GTS era un Dodge Viper GTS adaptado a la normativa europea, sin más. Mantenía todas las características del modelo salvo cuatro detalles, como los indicadores de dirección naranja, por ejemplo.
 
Entre las cosas locas que se hicieron con el Chrysler Viper GTS, estaba el récord de velocidad tirando de una caravana: 205 kilómetros/hora
Por tanto, el Chrysler Viper GTS escondía sobre el enorme capó –era grande en todos los sentidos, incluso al abrirse– el motor V10 de 7.990 centímetros cúbicos –con un diámetro de pistones enorme: 101,6 milímetros, mientras que la carrera era de 98,5 milímetros– de aspiración natural y que tiene esa leyenda sobre su procedencia. En realidad, no era un motor “de camión”, ni siquiera de un vehículo pesado. El diseño del motor procede de un propulsor V10 que Dodge usaba para las RAM, pero por concepto: número de cilindros, ángulo entre bancadas… Y sí, fue rediseñado y revisado hasta el último tornillo por los ingenieros de Lamborghini. Tenía cosas que en Europa, por aquel entonces, ya parecían vetustas, como el árbol de levas central, varillas y balancines.
El rendimiento era notable, sobre todo por el régimen al que se obtenían las cifras de potencia y par máximos. Hablamos de 384 CV a 5.200 revoluciones y 62,7 mkg a 3.800 revoluciones. Era un motor percherón y hasta tranquilo en cuanto a régimen de funcionamiento. La transmisión era manual de seis relaciones, con desarrollos de locura: a quinta era de 53,67 kilómetros/hora a 1.000 revoluciones y la sexta se iba hasta los 79,43 kilómetros/hora. Si eras bueno con el embrague y el acelerador –no tenía controles electrónicos ni, mucho menos, un “launch control”– podía hacer el 0 a 100 kilómetros/hora en 4,9 segundos, los 400 metros con salida parada en 13,18 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 23,65 segundos. Los 1.000 metros en sexta, desde 50 kilómetros/hora, los hacía en 35,93 segundos. Y sí, por supuesto, el consumo mixto era de unos nada despreciables 18,4 litros…
Sin embargo, lo más llamativo del Chrysler Viper GTS no era el propio coche, sino las declaraciones de la prensa de la época. Se decía que era sorprendentemente suave y progresivo en la entrega de potencia y en la respuesta. El embrague, que en estos coches suele ser como pisar piedras, era igualmente suave y fácil de dosificar. Las suspensiones eran, lógicamente, duras, pero al parecer, también tenían un punto de suavidad que llamaba la atención, mientras que el selector del cambio tenía un manejo mejorable. El aire condicionado, por cierto, era casi obligatorio hasta en invierno, pues el túnel de transmisión de dimensiones colosales y el motor, desprendían mucho calor y caldeaban el interior.
El Chrysler Viper GTS costaba en España 15.382.000 pesetas, una verdadera fortuna. Un ejemplo comparativo era el Porsche 911 Carrera S, que costaba 14.205.440 pesetas.


 
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Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS