El Cadillac ELR fue un coche considerado como uno de los mayores fracasos automovilísticos al otro lado del Atlántico. General Motors (GM) lo presentó en el Salón del Automóvil de Detroit de 2009 como concept car, con el nombre específico de Cadillac Converj. Apuntaba hacia el futuro como un vehículo híbrido, compartiendo su estructura mecánica con el Chevrolet Volt y el Opel Ampera.
Cadillac lo catalogaba como “vehículo eléctrico de autonomía extensible” (E-REV). La versión de producción se mostró en la misma cita de Detroit de 2013, con el objetivo de iniciar su salida al mercado a finales de ese mismo año. En mayo de 2013 se fabricaron una serie reducida de vehículos de preproducción como unidades de prueba, y en diciembre del mismo año las unidades destinadas a la venta. El ensamblaje se llevaría a cabo en la planta de ensamblaje del gigante estadounidense de Detroit-Hamtramck.
Su carrocería era de tipo coupé, con dos puertas y un habitáculo 2+2, pues las plazas traseras eran más propias para niños. Medía 4,72 metros de longitud, algo más que un Audi A5 o un BMW Serie 3 Coupé de la época, y pesaba algo más que estos con 1.844 kilogramos. Asimismo, la mecánica era muy similar a la de sus dos hermanos de GM. Contemplaba un motor de combustión alimentado por gasolina de 1,4 litros de cilindrada y 86 CV, el cual actuaba como un generador, y dos motores eléctricos, uno de mayor potencia destinado a impulsar el coche, con 184 CV, y uno menos potente, de 75 CV, que servía de apoyo al generador de gasolina.
Lo más criticable del Cadillac ELR eran su elevado precio, un equipamiento impropio por reducido para un supuesto coupé de lujo y un espacio ridículo en las plazas traseras
La potencia total del sistema era de 237 CV y 506 Nm de par, entregados al eje delantero mediante una transmisión de tipo continuamente variable (CVT). Su autonomía total era de 480 kilómetros, sumando la proporcionada por su batería de 16,5 kWh y 198 kilogramos de peso y la del depósito de combustible. En modo eléctrico podía recorrer 56 kilómetros en circuito combinado ciudad/ carretera. Funcionando solo con los motores eléctricos emitía un sonido audible para los peatones a través de un altavoz. La batería necesitaba 4,5 horas para cargarse en un enchufe convencional de 240 voltios.
Entre su equipamiento disponible hallábamos la suspensión de dureza variable, detector de vehículos en ángulo muerto, aviso de cambio involuntario de carril, navegador o programador de velocidad activo que, aparentemente, no estaba mal. Sin embargo, su precio base partía de los 75.995 dólares (91.600 dólares de hoy, u 81.300 euros) sin incluir un descuento de hasta 7.500 dólares (9.000 dólares; 8.000 euros de hoy).
El Cadillac ELR tan solo se mantuvo en producción dos años, período en el que se fabricaron unas 3.000 unidades. La mayoría de los usuarios coincidían en que era un coche bonito, si bien los propietarios de las primeras unidades se quejaban de su bajo rendimiento, motor ruidoso y falto de espacio en su interior y un sistema de infoentretenimiento de lo peorcito que se podía encontrar en la década. Los mandos eran de manejo torpe, las pantallas resultaban difíciles de leer y la respuesta era lenta en general. Requería una gran atención por parte del conductor, lo que suponía un riesgo añadido a la conducción.
Y esto no era lo único que se le podía achacar al compacto híbrido de Cadillac, pues tenía bastantes aspectos criticables. Siendo un supuesto coupé de lujo carecía de techo solar, los asientos iban demasiado bajos, más propios de un deportivo y el parabrisas era muy ancho, creando problemas de visibilidad por la disposición del pilar A. Tampoco ofrecía limpiaparabrisas automático y la consola central era demasiado grande. El respaldo trasero no era abatible, con lo que se perdía un interesante grado de polivalencia.
Tampoco se acertó a la hora de diseñar el habitáculo en lo referido al espacio para los ocupantes. Los pasajeros delanteros sí gozaban de notable espacio y comodidad, pero los que se sentaban detrás no opinaban lo mismo: si superabas los 173 centímetros de altura la cabeza topaba con el techo, y la anchura ofrecida eran bien escueta, no apta para personas voluminosas. El maletero resultaba igualmente ridículo, con 297 litros de volumen.
El rendimiento de las unidades de 2014 era un poco escaso, necesitando 7,8 segundos para alcanzar las 60 mph (97 km/h) desde parado; se podía disculpar por su elevado peso. Además, era un conjunto mecánico que tuvo algunos fallos. La reducida autonomía eléctrica también era criticable, pues en el mejor de los casos recorría los 56 kilómetros antes mencionados en las unidades mejoradas de 2016. Por ello Cadillac tuvo que fabricar un cargador especial para reducir el tiempo de carga, pero esto no aumentaba su autonomía.
Aunque el manejo y comportamiento de las unidades fabricadas antes de 2016 dejaba que desear, a partir de esta fecha mejoró bastante gracias a su suspensión adaptativa y una dirección más precisa. Además, también se mejoró la distribución de peso entre sus ejes, propiciando una conducción más divertida de lo que cabría esperar en un principio, pero lejos de ser deportiva.
Otra cosa que no gustaba era el elevado nivel sonoro del motor de combustión, resultando molesto y pudiendo llegar a distraer al conductor. Con los motores eléctricos no había problema, su típico zumbido era el habitual en los coches movidos por electrones. Algunos usuarios lo consideraban más ruidoso que los clásicos muscle cars, algo que se podría haber paliado con el empleo de mayor material fonoabsorbente.
Las unidades fabricadas hasta 2016 adolecían de un rendimiento escaso y algunos problemas de fiabilidad, subsanado en las unidades posteriores con mejor aprovechamiento de todo el caballaje y una puesta a punto más fina
A pesar de todas estas críticas, el nivel de fiabilidad del Cadillac ELR acabó por ser bastante decente, sobre todo en las últimas unidades fabricadas, con una valoración media de 4,7 sobre 5. La mecánica hibrida funcionaba bien y no era excesivamente compleja para que produjese averías importantes. La mayoría, de hecho, siguen circulando por las calles y las carreteras.
Por último, su precio suponía un gran hándicap para sus ventas, pues por un precio cercano a los 80.000 euros de hoy había mucho donde elegir. Actualmente, se pueden encontrar en el mercado de segunda mano en un rango de precios de entre 20.000 y 24.000 dólares (24.000-29.000 dólares de hoy, 21.300-25.700 euros), si bien las unidades del más alto nivel de equipamiento llegan a superar los 32.000 dólares (38.600 dólares; 34.300 euros).
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS