Coche del día: Audi V8 (4C)

Coche del día: Audi V8 (4C)

Potencia controlada y lujo en la máxima expresión


Tiempo de lectura: 6 min.

Con el Audi V8 la casa de Ingolstadt se decidió entrar de lleno en el mercado de las grandes berlinas de lujo. Este modelo se construyó en el periodo de 1988 a 1993. Para ello Audi construyó un motor de ocho cilindros en V y creó un coche con tracción integral.

Audi dedicó 4 años para desarrollar y fabricar este motor, y 2 años más para el desarrollo total del vehículo, partiendo de la base de los Audi 100/200, pero resultando un producto mucho más elaborado. Tal vez pensemos que sacar 250 CV a un bloque de 3.5 litros (3.562 cm3) es sencillo, pero estamos hablando de un motor atmosférico con 30 años a sus espaldas.

El hecho de añadir este motor junto con el sistema de tracción total quattro obligó al resto de los componentes de la tríada alemana -Mercedes-Benz y BMW- a redefinir el concepto de las grandes berlinas de lujo. Y es que este V8 era algo más que una gran berlina derivada de la gama 100/200 de Audi con un poderoso motor al que se le añadió su conocido y fiable sistema de tracción total quattro.

Audi V8 (C4)

Lo que más llamaba la atención en su primera visión era el morro, recordando de forma general a los coupés de Mercedes, y su gran tamaño para dar cabida a la planta motriz. Las cotas de anchura y altura eran las mismas que la de la gama 100/200, pero su longitud aumentó en 70 mm (4.874 mm de largo, 1.814 mm de ancho y 1.420 mm de alto).

Tanto el frontal como los grupos ópticos traseros eran de nuevo cuño, y unos aletines en los pasos de rueda para permitir la colocación de las nuevas ruedas, con neumáticos de medidas 215/60 VR 15. Existían unos opcionales de medidas 225/50 ZR 16, con los que ganaba mucho en comportamiento y en aspecto.

Los muchachos de Audi se esmeraron en su interior, con unos materiales de primera calidad y unos ajustes intachables

El cuero y las maderas nobles estaban presentes en asientos, cuadro de instrumentos y paneles de las puertas. Incorporaba cortinillas laterales en las ventanillas traseras, climatizador automático, asientos térmicos para todos los pasajeros, un buen sistema de iluminación, un excelente equipo de sonido y asientos delanteros con reglajes eléctricos. El ABS era un elemento opcional. La visibilidad era muy buena en cualquier dirección gracias a su elevada superficie acristalada.

Audi V8 (C4)

Los 250 CV de su motor estaban capados catalizados. Este brillante propulsor atmosférico de 3,5 litros alcanzó los objetivos que se había marcado Audi: un motor compacto, ligero, duro y fiable, logrando un silencio y equilibrio de funcionamiento

Para conseguirlo se utilizó una aleación de aluminio y silicio par el bloque motor, y los pistones eran de aluminio con una capa de hierro aplicada mediante un proceso de galvanización; el cigüeñal estaba realizado en acero de la más alta calidad. Entregaba 250 CV a 5.800 RPM y un par motor de 340 Nm a 4.000 RPM. Sus ocho cilindros formaban una V a 90 grados, con dos árboles de levas en cabeza y cuatro válvulas por cilindro.

La electrónica ya alcanzaba cierta importancia en este motor. El funcionamiento del mismo estaba controlado y centralizado por un sistema Bosch Motronic, que estaba formado por una serie de sensores que registraban las condiciones de funcionamiento del motor en cada momento. También existía una centralita electrónica que actuaba de una u otra manera en función de los parámetros recogidos por los sensores, para conseguir un funcionamiento eficaz del motor.

Sus prestaciones básicas eran una velocidad máxima de 237 km/h, 9 segundos para acelerar de 0 a 100 km/h, y rozaba los 30 segundos para recorrer los 1.000 metros desde parado. Tenemos que tener en cuenta que superaba los 1.700 kg de peso. Dedicaba 30 segundos en cuarta para recorrer 1.000 metros en cuarta desde 40 km/h, y 6,5 segundos para pasar de 80 a 120 km/h en cuarta.

Audi V8 (C4)

Su sistema de tracción quattro era un sistema de tracción permanente y automático, que disponía de tres diferenciales con bloqueo también automático. De esta forma, si las condiciones de conducción lo exigían, el bloqueo se activaba de forma automática. En condiciones normales se repartía la potencia en un 50 % para cada eje, compensando de forma automática la pérdida de adherencia de alguna rueda.

Por otro lado, el eje trasero disponía de un Torsen que también trabajaba con bloqueo automático, que enviaba una parte de la potencia de mayor adherencia, con un reparto máximo de 20/80 % en el caso de quedarse una rueda en el aire. Con este complejo sistema de tracción Audi consiguió una seguridad de marcha inmejorable, poniendo el listón muy alto a sus competidores.

La caja de cambios era automática de cuatro relaciones y tenía tres modos de utilización: económica, manual y deportiva, en función del uso que quisiésemos darle. En modo económico las marchas cambiaban con rapidez, mientras que en modo deportivo los cambios se realizaban a 3.000 vueltas. Como es lógico, los consumos asustaban un poco. Por la urbe gastaba una media de 16 l/100 km, poco más de 10 l/100 km a 120 km/h de crucero, subiendo a los 15 l/100 km en conducción rápida.

Audi V8 (C4)

Iba equipado con frenos de disco en las cuatro ruedas, con la particularidad de llevar la mordaza en la parte interior, aprovechando mejor el espacio dentro de la llanta y aumentando la superficie de fricción; con ellos la capacidad de frenada era asombrosa a cualquier velocidad. La asistencia del ABS añadía un plus de seguridad a la frenada. En el diferencial central se incorporó un embrague multidisco que bloqueaba al ABS en el caso de que los sensores de éste detectasen un deslizamiento anómalo en alguna de las ruedas.

Todos estos elementos ofrecían una estabilidad y seguridad encomiables, pegándose al asfalto como una lapa, manifestando una ligera tendencia subviradora si abordábamos las curvas cerradas a un ritmo elevado, dado su elevado momento polar de inercia, pero nada de qué preocuparse. Se consiguió un equilibrio muy bueno entre confort y estabilidad, sin apenas balanceos de la carrocería y un elevadísimo confort de sus ocupantes.

Resultaba ser un coche muy silencioso, escuchándose un leve ronroneo de su poderoso motor, eclipsado por el ruido aerodinámico a altas velocidades. Era un poco perezoso a bajo régimen, pero a partir de las 3.000 vueltas tiraba con gran alegría. La dirección contaba con asistencia variable en función de la velocidad, muy cómoda en ciudad y buena a altas velocidades; tan solo se mostraba demasiado asistida a velocidades medias, resultando un poco artificial de tacto.

Audi puso muy alto el listón muy alto con este V8 (precursor del A8), con unos niveles de calidad, seguridad y prestaciones en el punto de mira de sus competidores de vecindario -básicamente Mercedes-Benz y BMW-. Por 9.800.000 pesetas, unos 136.000 euros de hoy, podía ser tuyo.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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Juan
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Juan

Muy buen coche. Me ha faltado en el artículo al menos una referencia a la versión 4.2 de 280 cv.


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