Si elegiste el Alfa Romeo 156 Sportwagon 2.4 JTD es porque buscabas un coche de gran belleza, con diseño italiano, polivalente, comportamiento deportivo, consumos aquilatados y todo ello a un precio razonable.
Este Sportwagon 2.4 JTD aunaba lo mejor de dos terrenos: un comportamiento dinámico envidiable con unas sensaciones al volante cercanas a la perfección, solo como Alfa Romeo sabía hacer, junto a una estética deportiva unida a una mecánica turbodiésel de lo mejorcito del mercado, y unas aptitudes familiares aceptables. Además podíamos añadir su precio, de lo más barato del segmento.
Con competidores de la talla del BMW 320d Touring (E46) 136 CV o el Audi A4 1.9 TDI Avant (B5) de 115 CV, no podía jugar la baza de la calidad, así que eligió la del precio, seguridad, diseño, prestaciones y diversión al volante, es una de las mejores elecciones. Otra ventaja eran los tres años de garantía que ofrecía la marca y un programa de mantenimiento reducido, espaciado en los kilómetros recorridos (20.000 km). El equipamiento era de lo más completo, mencionando la carencia del control de tracción, ni siquiera ofrecido como opción.
Su diseño, obra de Walter de Silva, destilaba originalidad y deportividad. Mantuvo todas las cotas de la berlina, exceptuando la altura, 5 mm mayor. Se consiguió una estética muy dinámica, sin perder un ápice de funcionalidad, versatilidad y un buen aprovechamiento del espacio
Las cotas interiores eran lo suficientemente grandes para que sus ocupantes viajasen con total comodidad, incluso un tercer ocupante trasero sin demasiados agobios. El acceso al maletero era cómodo y accesible, dotado de un conjunto de prácticas redes para compartimentar la carga. Curiosamente su capacidad era ligeramente inferior a la de la berlina, del orden de 360 litros, más propio de un compacto; condicionantes del diseño.
Si cruzamos el umbral del puesto del conductor enseguida nos damos cuenta que se diseñó pensando en el mismo. El toque deportivo de Alfa Romeo estaba presente en todos sus detalles, como una palanca de cambios situada en un plano alto y ligeramente orientada hacia el conductor. Era fácil encontrar una postura óptima de conducción gracias a los reglajes de un asiento que sujetaba con firmeza el cuerpo, y a la regulación en altura y profundidad del volante.
Las calidades y los ajustes de los materiales y los distintos elementos de su interior eran de gran calidad, pero sin alcanzar los valores de sus competidores germanos. La visibilidad delantera resultaba buena, no así la trasera, a causa de una luna trasera pequeña (condicionada por el diseño) y unos reposacabezas traseros que mermaban más aún esta visibilidad. Este problema se atenuaba gracias a la presencia de unos retrovisores de gran superficie, aunque de diseño discutible.
Se podía pensar de antemano que su comportamiento dinámico se iba a ver perjudicado por su elevado peso -alrededor de 1.500 kg-, pero sus suspensiones, con el tarado tirando a duro, no sacrificaban la comodidad ni lo convertían en un coche torpe y poco ágil
Como buen tracción delantera y mecánica diésel tendía a irse ligeramente de morro si afrontábamos las curvas a ritmo elevado, pero de forma predecible y progresiva. Su dirección era muy rápida, con tan solo dos vueltas de tope a tope, con reacciones efectivas y rápidas.
Sus cuatro frenos de disco realizaban a la perfección su trabajo, con distancias de frenado óptimas, y detenían al coche de forma rápida y eficaz, con un elevado grado de resistencia a la fatiga. La dirección era muy comunicativa, haciendo percibir al conductor un máximo control en todo momento, informando donde estaba el límite de adherencia y sabiendo que hacer cuando lo superábamos.
También contribuía un embrague suave y de fácil accionamiento, junto a una caja de cambios de relaciones cortas y palanca de accionamiento preciso y rápido, aparte de la comentada óptima de posición de conducción.
A ver qué nos ofrecía el propulsor. Su arquitectura era atípica, con cinco cilindros en línea, en posición delantera transversal. La cilindrada era de 2.387 cm3, un árbol de levas en culata, dos válvulas por cilindro, bloque en fundición y culata de aluminio. La alimentación era de inyección directa por common rail, turbo de geometría variable e intercooler.
Entregaba 136 CV a 4.200 RPM y un par nada despreciable de 304 Nm a 2.000 RPM. Esta maravilla mecánica se mostraba pletórica de fuerza antes de alcanzar el régimen de par máximo, sin nada que envidiar a sus rivales, a los que superaba en este valor -285 Nm a 1.900 RPM el Audi A4 1.9, y 280 Nm a 1.750 RPM del BMW 320d Touring- fácilmente por cilindrada. Con estos datos las prestaciones eran muy decentes, con una velocidad máxima que superaba los 200 km/h, y bajaba de los 10 segundos en el 0 a 100 km/h desde parado.
Los consumos homologados eran de 5,6 l/100 km por carretera, 9 l/100 km por ciudad y 6,8 l/100 km de consumo mixto. En la realidad estos consumos se superaban con holgura, aunque difícilmente se gastaban más de 11 l/100 km en conducción “deportiva”.
Así que ya sabes, si te gusta el diseño de Alfa Romeo, el carácter dinámico y deportivo que imprime a sus vehículos, una mecánica diésel de lo mejor en el mercado y ciertas aptitudes familiares, es un coche a tener en cuenta. Por poco menos de 39.000 euros de hoy podías adquirirlo en el año 2000.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Soy poseedor de este coche, en su versión sedán y ya con la última evolución del 2.4 JTD que venía dando 175 CV de fabrica. Me parece un gran coche, que está a precio de risa en el mercado de segunda mano pero que peca en algunas cosas. Las supensiones son una maravilla en cuanto a dinamismo, pero el tren delantero tiende a dar problemas de holguras en el brazo superior. Un verdadero quebradero de cabeza. Por otra parte, la habitabilidad no es especialmente buena, pero en un coche que tiene tanto morro y que sólo mide 4,46 metros de… Leer más »
Totalmente de acuerdo. Yo he tenido el sedan durante 19 años y 400.000 km… Muy satisfecho.
Dos veces estuve a punto de comprar uno, y las dos veces me eché atrás. Ni Giulia ni leches, me sigue pareciendo el Alfa más bonito y visualmente equilibrado de los últimos 30 años. Y corrígeme si me equivoco, pero creo estaban bastante bien hechos.
Lo de las holguras en el brazo superior ¿Es generalizado de los 156, o un problema de JTD, por aquello del par, peso del motor, etc? En cualquier caso, nada que no sufran también en mayor o menor medida coches como los serie 3 de la época.
Yo tengo un alga gt y tambien he tenido que cambiar los brazos de suspension superiores. Pienso que es por las suspensiones que llevan. El mio es el 1.9 JTD Q2 una maravilla de coche, la verdad.