Coche del día: AC/Shelby Cobra 427 (Mk. III)

Coche del día: AC/Shelby Cobra 427 (Mk. III)

La bella inglesa (chasis) y la bestia estadounidense (motor)


Tiempo de lectura: 5 min.

El AC/Shelby Cobra 427 fue un automóvil increíble con unas prestaciones de infarto y tardó muy poco tiempo en convertirse en un clásico por excelencia. Su producción se mantuvo durante el quinquenio 1965-1970. En Estados Unidos recibía el nombre de Shelby Cobra 427, el término AC era el utilizado en el Reino Unido.

Para entender a nuestro protagonista tenemos que contar algo de la historia de su hermano pequeño, el AC/Shelby Cobra 289. La figura de Carroll Shelby es indisoluble de estos pequeños, potentes e increíbles deportivos. Este señor tuvo la ocurrencia de utilizar los novedosos y potentes V8 americanos en coches deportivos ingleses. No había problemas de elección, pues había una amplia gama y todos eran mucho más pequeños y livianos que sus equivalentes estadounidenses, siendo además muy apreciados por sus ciudadanos.

Shelby se inclinó por una modesta fábrica de coches, AC, supuestamente de mentalidad más abierta para aceptar sus ideas innovadoras y un tanto radicales. Su éxito fue total en la competición durante los primeros años de los 60, pero la sombra del Chevrolet Corvette y de Ferrari le iba comiendo terreno y, peor todavía, Ford invirtió la mayor parte de su tiempo y su dinero en el desarrollo del futuro GT40.

1965 Shelby Cobra 427 CSX 3183

1965 Shelby Cobra 427 (CSX 3183)

El Cobra 289 aceptaba con tanta naturalidad el motor Ford FE V8 en su vano motor, que se olvidaba con facilidad que tanto chasis como carrocería se diseñaron para para mecánicas bastante menos potentes. Se le instaló el V8 de bloque largo procedente del Ford Galaxie empleado en competición. Se probó en circuito, pero su chasis no soportaba la potencia, el par y el peso de este V8 y 7 litros de cilindrada, comparado con los 4,7 litros original del 289.

Se partió del chasis del AC Cobra 289 y se reforzó debidamente para implementar el inmenso motor de 7 litros (427 pulgadas cúbicas) que entregaba entre 420 y 500 CV

Shelby y su equipo construyeron un nuevo chasis con la ayuda de Ford, al que se le sustituyeron sus viejas ballestas por unos más efectivos muelles helicoidales. Este nuevo conjunto chasis/amortiguación se cedió a continuación a AC, reforzándolo con tubos de 10 cm de diámetro frente a los 7,5 cm originales, y ensanchándolo mediante unos pasos de rueda súper anchos para dar cabida a sus nuevas ruedas igualmente híper dimensionadas.

El paragolpes delantero se rediseñó y se dimensionó para ofrecer una mejor ventilación de su nuevo y mayor radiador. Sus dimensiones eran 3.962 mm de largo, 1.727 mm de ancho y 1.245 mm de alto.

1965 Shelby Cobra 427 S C

1965 Shelby Cobra 427 S/C

Lo verdaderamente importante se escondía bajo su capó, un impresionante V8 de 7 litros (6.997 cm3) con un árbol de levas en cabeza y dos válvulas por cilindro. Entregaba una potencia de 420 CV a 6.000 RPM, con un valor específico de 60 CV/l, y un par motor de 651 Nm a 3.700 RPM; valores normales para un atmosférico pero elevados en términos absolutos por su enorme tamaño. La variante de competición subía hasta los 500 CV, superando en 35 km/h la velocidad máxima de la variante de calle o semicompetición.

Contaba con un único carburador de cuatro cuerpos Holley 780 CFM. Este motor se diseñó originalmente para la competición y una característica interesante era su sistema de engrase denominado “engrasador lateral”, el cual priorizaba la inyección del lubricante al cigüeñal y los cojinetes principales, dejando en un segundo escalón el engrase de la culata y de las válvulas.

La transmisión era una manual Borg-Wagner de cuatro velocidades, conectando a las ruedas traseras. Tardaba poco más de 4 segundos en alcanzar los 100 km/h desde parado y su velocidad máxima rondaba los 263 km/h. Los frenos eran discos ventilados en las cuatro ruedas, con 297 mm de diámetro delante y 273 mm detrás -suficientes para sus 1.035-1.115 kg de peso- protegidos por unas ruedas de solo 205 mm de ancho. El párrafo donde comentábamos pasos de rueda súper anchos y ruedas híper dimensionadas es bastante subjetivo, como podemos ver.

La versión S/C (Semi-Competición) empujaba al coche hasta los 263 km/h con sus 420 CV, mientras que la de competición rozaba los 300 km/h gracias a sus 500 CV

1966 Shelby Cobra 427 CSX 3359

1966 Shelby Cobra 427 (CSX 3359)

El objetivo principal de Shelby era poder competir con el Cobra 427, por lo cual estaba obligado a fabricar un mínimo de 100 unidades para ser homologado en competición, pero la producción se quedó tan solo en 53 unidades y la FIA no lo permitió. Algunos de los chasis se destinaron a equipos privados, otros se los quedó Shelby y otros se transformaron para poder circular como coches de calle.

Se crearon versiones especiales como la Dragon Snake, equipado con amortiguadores Koni, barra antivuelco y arnés de seguridad para los ocupantes. La Super Snake era la cobra para acabar con todas las cobras, la más bestial de todas las versiones en su mayor parte gracias a la incorporación de dos compresores volumétricos gemelos con el nombre de Twin Paxton Superchargers.

De esta última versión solo se construyeron dos unidades, una para el propio Carroll y otra para el actor y humorista Bill Cosby, que la devolvió al poco tiempo por considerarla peligrosa y difícil de controlar.

1967 Shelby Cobra 427 CSX 3299

1967 Shelby Cobra 427 (CSX 3299) – Fotografía: Thomas Sblendorio

Las unidades destinadas a circular libremente fueron 31, y sufrieron las correspondientes modificaciones como la adición de un parabrisas y su correspondiente “desinflado” del motor. Se conocieron como S/C, una abreviatura de “Semi-Competición” y se convirtieron en los coches de producción más rápidos del mundo en su momento. Su cotización ronda hoy en día los 2 millones de euros.

Comparador de seguros de coche
COMPARTE
Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

COMENTARIOS

avatar
2000
 
smilegrinwinkmrgreenneutraltwistedarrowshockunamusedcooleviloopsrazzrollcryeeklolmadsadexclamationquestionideahmmbegwhewchucklesillyenvyshutmouth
Foto
 
 
 
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

Francisco Javier Rodriguez

En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.