Retrocedemos en el tiempo hasta finales de los años 40 para ver en escena a nuestro protagonista, el Tucker Torpedo, conocido también como 1948 Tucker Sedan. Fue una obra del empresario estadounidense Preston Tucker y se fabricó en Chicago en el mismo año, saliendo al mercado únicamente 51 unidades.
El gobierno de los Estados Unidos fomentó el desarrollo de pequeñas empresas emprendedoras independientes en vez de ayudar a las grandes corporaciones que ya se habían enriquecido de forma escandalosa durante la guerra; ahora les tocaba sufrir un corte de suministros de materias primas y piezas para sus fábricas.
El 1948 Tucker Torpedo era un automóvil de cuatro puertas muy innovador y adelantado a su tiempo en cuestiones de seguridad, con un moderno y estilizado diseño dominado por las líneas curvas que le otorgaban un aspecto futurista. Contaba con elementos como un motor bóxer de seis cilindros en posición trasera refrigerado por aire y con inyección de gasolina, frenos de disco, cinturones de seguridad, salpicadero acolchado para proteger a sus ocupantes en caso de choque o los mandos e interruptores concentrados en el volante.
El proyecto fue aprobado el 31 de diciembre de 1946, contando con la colaboración del famoso diseñador de la época Alex Tremulis, aunque fuese tan solo por una semana. Los pilotos traseros con diseño horizontal se cogieron de otro estudio de diseño. Se introdujeron numerosos elementos innovadores en su diseño y otros se desestimaron.
Su presentación se hizo a bombo y platillo el 19 de junio de 1947, con más de 3.000 invitados a los que se les ofreció un paseo en tren por las instalaciones y un suculento almuerzo a continuación. La verdad es que estuvo plagada de incidencias que solventaron mediante improvisaciones.
Para empezar, tuvieron que reemplazar el motor original -situado en la parte trasera- porque no llegó a funcionar, intentándolo con un motor de avión del tipo Licoming, pero era demasiado grande y no cabía en su habitáculo. La cuestión es que el modelo destinado a la exposición no consiguió ponerse en marcha y tuvieron que colocarlo en una plataforma giratoria para que este “inconveniente técnico” pasase desapercibido al público.
El Tucker Torpedo presentaba innovaciones en materias de seguridad como cinturones de seguridad, frenos de disco o un salpicadero acolchado para proteger a los ocupantes en caso de choque frontal
El motor original de seis cilindros de arquitectura bóxer contaba con una cilindrada total de 9,7 litros; entregaba una potencia máxima de 150 CV. La alimentación era por inyección mecánica de gasolina y sus cámaras de combustión eran semiesféricas, con la particularidad de llevar unas válvulas accionadas por un sistema hidráulico de aceite a presión en vez del tradicional árbol de levas, sistema muy innovador pero que a la postre dio numerosos problemas.
Probaron más suerte con un motor utilizado en helicópteros conocido como Franklin, de 5,5 litros de cilindrada refrigerado por aire, que rendía 166 CV. Realizaron numerosas modificaciones a cuatro unidades que adquirieron a 5.000 dólares -de la época- cada una y lo probaron a fondo, sometiéndole a máximo rendimiento durante 150 horas seguidas, el equivalente a recorrer 18.000 millas de un tirón (unos 29.000 km).
También se tuvo que cambiar la caja de cambios, diseñada en origen para un coche de tracción delantera. Decidieron contratar al ingeniero que creó la transmisión automática Dynaflow de la marca Buick, desarrollando una caja de cambios automática específica para el modelo denominada “Tuckermatic” que solo contaba con 27 piezas, muchas menos que las 90-120 de las cajas habituales. Solo tenía un pequeño fallo, y es que carecía de marcha atrás.
Vista la gran recepción inicial del vehículo, la compañía decidió invertir 17 millones de dólares para su desarrollo a partir de una venta de acciones. Otra fuente de ingresos se consiguió mediante la venta de una línea de accesorios Tucker, con diferentes tapicerías, equipo de radio o portaequipajes, que podían solicitarse bajo pedido antes de ser entregado; con esta línea de accesorios se consiguieron unos ingresos adicionales de 2 millones de dólares más.
El chasis contaba con una estructura envolvente que protegía a sus ocupantes en caso de choque, un concepto muy moderno. La caja de la dirección se situó detrás del eje delantero para proteger al conductor en caso de un choque frontal.
Otros elementos interesantes que se incorporaron fueron los frenos de disco, una transmisión automática de convertidor de par, unos faros orientables o unas llantas fabricadas en magnesio. Su coeficiente aerodinámico Cx era muy bueno, con un valor de 0,27, pero publicitado con 0,30. Era un coche grande, pues medía 5.330 mm de largo, 2.80 mm de ancho y 1.650 mm de alto, con un peso que superaba los 1.900 kg.
En las unidades definitivas se incluyó una tercera luz direccionable situado en el centro del frontal con el apodo “ojo de cíclope”, que se activaba cuando el coche realizaba un giro igual o superior a 10 grados
El motor y la caja de cambios iban montados en unos subchasis que simplemente iban atornillados al chasis principal mediante seis tornillos, lo que facilitaba enormemente la tarea de trabajar con estos elementos en caso de averías y sustitución de piezas. Los paragolpes mostraban el diseño tradicional de antes de la Segunda Guerra Mundial.
Volviendo al tema financiero, parece ser que sus grandes competidores, Chrysler, Ford y General Motors, no estaban interesados en que el Tucker Torpedo prosperase y encontrase su hueco en el mercado. Acusaron a los principales ejecutivos de la empresa de haber vendido los accesorios cuando el coche no estaba aún en plena producción, lo que conllevó a una dura batalla legal, y ya sabemos cómo son los estadounidenses con estas cuestiones.
Aunque los cargos fueron retirados posteriormente, la imagen de la marca quedó seriamente dañada y finalmente se detuvo la producción del coche. En un intento de lavar la reputación y llevarle la contraria a la “mala prensa” realizó una prueba con alguna de sus 37 unidades construidas al circuito de Indianápolis y mostrar la calidad de su vehículo, alcanzando una de estas unidades una velocidad de 160 km/h.
Con esta acción consiguió no solo encolerizar a la prensa sino al propio Gobierno federal. Al senador por Detroit Homer Ferguson se le acusó de la caída de la empresa de Mr. Tucker, se le considera uno de los responsables de que la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) se cebase con el empresario.
Hoy en día todavía existen 47 unidades del 1948 Tucker Sedan de las 51 producidas, incluido un prototipo, la mayoría en un estado excelente de conservación. Se cotizan a precios muy elevados, como la unidad con número de chasis #1038, que se vendió en la subasta de RM Sotheby’s en Monterey (California) en agosto de 2008, con un precio que superaba por poco el millón de dólares (exactamente 1.017.500).
En 1988 se contó su historia y herencia en la película “Tucker: The man and his dream” (“Tucker: el hombre y su sueño”), protagonizda por Jeff Bridges, dirigida por Francis Ford Coppola y producida por George Lucas. Un total de 22 unidades participaron en la producción del film. Hay que reconocer que los norteamericanos saben mantener bien vivos sus mitos, y es que todos los pueblos necesitan tener héroes.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS