Todos tenemos ese amigo que después de la tercera cerveza suelta ideas que parecen oro en el momento y estupideces al día siguiente (en mi grupo era yo hasta que dejé de beber y descubrimos que no era culpa del alcohol). Pues bien, en 2020 a Sylvain Levy y Pierre Chabrier, los dos chalados que dan vida al canal francés Vilebrequin, se les ocurrió que podían coger un Fiat Multipla, que es uno de los coches más ridiculizados de la historia por los que no tienen ni idea de la vida, y convertirlo en un monstruo de carreras. Lo que en principio era un chiste entre colegas acabó mutando en uno de los proyectos de ingeniería más radicales que se han visto en YouTube.
La idea no era solo darle más potencia al Multipla, sino llevar el concepto hasta el extremo más salvaje del clásico “sujétame el cubata”. Claro, cuando juntas a dos tipos con más de dos millones de seguidores dispuestos a rascarse el bolsillo por ver locuras, el resultado no podía ser ni discreto ni racional. La comunidad se volcó y la bola de nieve empezó a crecer de una forma que nadie podía prever.
El presupuesto inicial era de 50.000 euros, que era la cantidad con la que podían hacer un swap curioso, meter un V6, reforzar chasis y suspensiones y quedar como reyes. Pero la cosa se descontroló cuando lanzaron el crowdfunding y juntaron más de un millón de euros. Con ese dinero ya no estaban obligados a hacer un coche gracioso, tenían que cumplir con el hype y crear una máquina de verdad. Sinceramente, me hace plantearme un crowdfunding para un proyecto que ya os comentaré.
El resultado es el “Cañón Bulboso de Carreras”, un Fiat Multipla que nada tiene que ver con el simpático monovolúmen que anunciaba Schumacher. Bueno, sí, con que Schumi también superaba los 300 por hora un domingo cualquiera. Hablamos de 1.294 caballos, 1.581 Nm de par y un chasis ensanchado hasta los 2,20 metros. Un engendro que no solo existe para el meme, sino que funciona en pista, ha corrido en Le Mans y ha arrastrado a 50.000 personas a un evento propio.

El corazón: un V8 de Corvette que roza lo demencial
Si quieres caballos de verdad, necesitas una base americana. Eso lo sabían desde el principio y la elección fue un bloque LT4 de un Corvette C7 Z06 siniestrado, un V8 de 6,2 litros con compresor volumétrico que ya de serie da 659 CV. Los de W Autosport se dejaron las pestañas sobre esa base para sacar el doble de potencia y que el Multipla se convirtiera en un auténtico misil de tierra.
No fue cuestión de enchufar un turbo gordo y listo, porque se reforzó el cigüeñal con piezas de competición, se instaló un sistema de cárter seco para que la lubricación aguantase los apoyos en curva y se modificó la polea damper con especificaciones de competición. Todo eso era necesario para que el motor no se mandase los pistones a San Pedro con semejante par. La gestión electrónica fue todavía más marciana: más de treinta centralitas comunicándose entre sí para que nada falle, y cada cambio mínimo implica horas de reprogramación. Un coñazo para el que conozca el mundillo de las repros.
La refrigeración fue otro reto, porque el vano del Multipla no estaba pensado para un bloque motor que podría fácilmente propulsar al mismísimo Titanic, así que hubo que sacar el radiador fuera. ¿Dónde lo metes? Pues en la parte trasera del habitáculo usando un sistema de conductos que parecen sacados de un avión. No es bonito ni discreto, pero es la única manera de evitar que el V8 se derrita al primer pisotón, y si vas a ponerte al volante de semejante máquina es mejor no tener hijos, así que no necesitas los asientos traseros.
El resultado final son 1.294 CV medidos en banco y 1.581 Nm de par motor. Unas cifras que ya suenan descomunales en un superdeportivo de fábrica, pero que aquí se han metido dentro de un monovolumen que, en su versión original, apenas rozaba los 110 CV. La comparación es tan grotesca que casi parece un montaje de Photoshop, pero no: este Multipla existe, rueda y mete miedo.
La carrocería: Un conejo con cohetes
Meter semejante motor en un Multipla ya es un desafío, pero hacerlo funcionar en circuito requiere un trabajo de carrocería y chasis igual de brutal para no despegar en la primera curva. Para eso se aliaron con Rocket Bunny, los maestros japoneses del ensanchamiento, que son capaces de convertir cualquier coche en un transformer de carreras con sus kits de fibra. El Multipla se prestaba a ello, porque como ya era feo de serie no dolía meterle con la radial.
El resultado es un Multipla que mide 2,20 metros de ancho, con aletines remachados, pasos de rueda descomunales y un alerón trasero que parece sacado de un 747. Se eliminaron dos de las seis puertas originales para reforzar la rigidez del chasis y se instaló una jaula antivuelco completa que convierte el habitáculo en una cárcel de tubos. Los seis asientos originales dieron paso a dos bacquets de competición, como mandan los cánones.
Los neumáticos fueron otro capítulo aparte, porque Michelin tuvo que fabricar gomas específicas para soportar semejante barbaridad de potencia y tracción trasera. Son unas ruedas que, si las miras, parecen más propias de un prototipo de Le Mans que de un coche de calle. El agarre es descomunal, aunque ni siquiera eso evita que el Multipla sea una bestia que quiere arrancarte el cuello en cada acelerón.
El aspecto general es tan exagerado que la primera vez que lo ves no sabes si es un adefesio o si va a entrar en tus fantasías nocturnas. Luego escuchas el rugido del V8 y lo ves lanzarse en un banco de potencia hasta simular 380 km/h de rueda y se te quitan las ganas de bromear. No estamos ante un cosplay de tuning barato, sino ante una preparación seria, con horas de ingeniería detrás y una factura que rivaliza con la de un GT3 oficial y deja al de RWB como un aficionado.

Los problemas: electrónica, espacio y sentido común
No todo fue coser y cantar, y la electrónica del conjunto es probablemente el mayor quebradero de cabeza que tuvieron, porque coordinar más de treinta centralitas en un coche que no estaba diseñado para ellas es un dolor de muelas, y cada vez que se modificaba algo en la mecánica aparecían fallos en cascada. Además la caja automática de ocho velocidades del Corvette y adaptada al Multipla, se quejaba constantemente de los 1.581 Nm y saltaba a modo protección cada dos por tres porque hasta ella veía esa modificación como antinatural.
El espacio también fue un drama de sobremesa porque el Multipla original ya era un coche con proporciones extrañas, pero con este ensanchamiento la cosa se fue tanto de madre que ni siquiera cabía en algunos bancos de potencia y había que buscar instalaciones específicas para poder medirlo. A nivel logístico es un coche incómodo de mover porque no entra bien en camiones, ni en elevadores estándar ni en muchas curvas estrechas.
A todo eso se suma un hecho evidente: no es un coche para cualquiera. Poner un V8 de casi 1.300 CV en un monovolumen implica que el piloto debe tener nervios de acero, manos rápidas, y pelotas de acero, porque la tracción trasera combinada con semejante par convierte cada salida de curva en una ruleta rusa. No es un juguete de exhibición, es una máquina que puede dar sustos de verdad.
Lo lograron. Después de meses de pruebas, de ajustes electrónicos, de piezas que se rompían al primer intento y de muchas horas de ingeniería artesanal, el Cañón Bulboso se presentó en sociedad funcionando de verdad. Un logro que muchos daban por imposible y que consolidó a Vilebrequin como algo más que un canal de humor: son ahora un referente en el tuning extremo.
En pista: Le Mans y los récords improbables
Uno de los momentos clave del proyecto fue su paso por el mítico circuito de Le Mans. El Multipla alcanzó los 292 km/h en la recta de las Hunaudières. Puede que suene a poco en un coche con más de 1.200 CV, pero teniendo en cuenta la aerodinámica de ladrillo y la superficie frontal de una furgoneta, es un dato espectacular. La resistencia al avance es brutal y aun así consiguió rozar los 300.
En banco de potencia la historia fue diferente. Allí las ruedas giraron hasta simular más de 380 km/h, demostrando que, con la carrocería adecuada, este conjunto mecánico tendría cifras de hipercoche. El problema es que el Multipla es cualquier cosa menos aerodinámico o bonito, así que el techo de velocidad real está mucho más limitado.
El sonido es otro espectáculo. El V8 de Corvette, soplado y afinado hasta los 1.300 CV, suena como un dragster, y al salir de las curvas largas de Le Mans deja claro que lo suyo no es el disimulo. La comparación con el Multipla original, que apenas podía adelantar camiones cuesta arriba, es tan absurda que hasta los comisarios del circuito se reían al verlo.
Pero lo importante no eran las cifras exactas, sino la demostración de que el proyecto funcionaba. Que el coche podía rodar, frenar, girar y aguantar tandas sin desintegrarse, y eso, para un engendro de este calibre, es una salvajada de logro.

El Merguez Tuning Show: 50.000 personas para ver un Multipla
Si algo demuestra la magnitud de este proyecto es que consiguieron llenar un circuito entero solo para ver al Multipla en acción (A ver, yo también iría). Vilebrequin organizó el Merguez Tuning Show el 4 de junio de 2023 en Magny-Cours, y las 15.000 entradas iniciales volaron en dos horas. Al final, entre asistentes, invitados y actividades, se juntaron 50.000 personas para rendir culto al monovolumen más potente de la historia.
El evento no fue solo exhibición del coche. Además hubo conciertos, karting, atracciones y hasta paseos en helicóptero, pero todo giraba en torno al momento en que el Multipla salía a pista. Cuando lo hacía, el rugido del V8 y la estampa absurda del coche más feo de los 90 levantaban gritos y aplausos en la grada como si estuviesen viendo a un ídolo deportivo.
El fenómeno mediático fue brutal y aparecieron vídeos con decenas de millones de visitas, clips virales en todas las redes sociales y un impacto internacional que pocos proyectos de tuning han tenido nunca. Lo que empezó como un chiste se convirtió en un acontecimiento cultural dentro del mundo del motor, capaz de unir a gasolineros de todas las edades.
El Multipla ya era grande, pero el Cañón Bulboso ha conseguido que un coche denostado y objeto de memes durante dos décadas, se convierta en el centro de atención de medio planeta. Nadie en Fiat habría soñado nunca con ver a su monovolumen corriendo en Le Mans y llenando circuitos.
De meme a icono
El Fiat Multipla V8 de Vilebrequin es mucho más que un coche raro. Es la demostración de que la pasión por el motor no entiende de lógica, que a veces lo absurdo es lo que mejor conecta con la gente, y que si metes suficientes ganas y dinero en un proyecto, puedes convertir lo ridículo en extraordinario.
Técnicamente es una salvajada: un monovolumen con el motor de un Corvette preparado hasta 1.294 CV, una carrocería ensanchada por Rocket Bunny, gomas Michelin que parecen rodillos de camión y una electrónica que da dolor de cabeza solo de leerla. Culturalmente es un fenómeno: vídeos con cientos de millones de reproducciones y un evento multitudinario alrededor de un coche que, de serie, era considerado un esperpento.
El “Cañón Bulboso de Carreras” no es un coche práctico, ni útil, ni siquiera rápido en el sentido de un superdeportivo de élite, y sinceramente, tampoco encaja como coche a secas, pero es una obra de ingeniería que ha cumplido exactamente su misión: romper esquemas, generar espectáculo y quedar en la memoria de todos los aficionados.
Son los proyectos como este los que nos devuelven la ilusión, porque no importa que sea un Multipla, lo importante es que alguien se atrevió a hacerlo real.
Jose Manuel Miana
Ando loco con los coches desde que era pequeño, y desde entonces acumulo datos en la cabeza. ¿Sabías que el naufragio del Andrea Doria guarda dentro el único prototipo del Chrysler Norseman? Ese tipo de cosas me pasan por la cabeza. Aparte de eso, lo típico: Estudié mecánica y trabajé unos años en talleres especializados en deportivos prémium.COMENTARIOS