¿Querías un coche pintón? ¿Buscabas una motorización básica? ¿No tenías mucho presupuesto? Pues, probablemente, este fuera tu coche. Hace unas semanas os hablábamos de la motorización más potente (Coupé V6), y hoy toca hablar del motor de acceso a la gama del Coupé coreano más famoso en su tercera generación: el Hyundai Coupé 1.6 (GK).
No era el motor más equilibrado -para eso estaba el 2 litros-, ya que su consumo era similar; pero por prestaciones eran como la noche y el día. El 1.6 era únicamente recomendable si tenías un presupuesto muy limitado, o necesitabas un motor poco potente por tema de impuestos -menor cilindrada- o el posible “palo” que te pudieran dar en tu compañía de seguros.
Esta motorización era compartida con sus hermanos Getz, Accent y Elantra
Se trataba de una creación de Hyundai -a diferencia del motor Beta de su antecesor, que provenía de Mitsubishi-, de 1.6 litros apellidado Alpha. Lanzado al mercado para cumplir la normativa Euro 3, montaba una culata de cuatro válvulas por cilindro, erogaba 105 CV a 5.800 vueltas y un escueto par máximo de 143 Nm a 4.500 vueltas. Con estas cifras, estaba claro que no te ibas a quedar pegado al asiento, además de tener que emplearte a fondo con el cambio de marchas para llevarlo siempre por encima de las 4.000 vueltas si lo que querías era un nivel razonable de prestaciones.
Ya que hablamos de su transmisión; decir que era una caja de cinco velocidades muy agradable de manejar; con recorridos cortitos y precisos, quedando relativamente cerca la palanca del volante -un palmo les separaba-. Sus desarrollos eran cortos, para intentar premiar las prestaciones; pero perjudicando su confort y consumo.
Un ejemplo: a 100 km/h ya iba por encima de 3.000 revoluciones; por lo que en un viaje por autovía a 120, ya nos encontrábamos a 4.000 vueltas; lo que perjudicaba el consumo y aumentaba el ruido que llegaba al habitáculo. Una sexta de desahogo le habría venido de perlas, pero solo habría sido útil en llano con tan poco par.
Era un motor muy agradecido, cambiando antes de las 3.000 vueltas, y circulando por autovías de circunvalación y pisando poco la ciudad; se le podían sacar medias inferiores a los 6 litros a los 100 km -puedo dar fe de ello-. Su consumo medio, haciendo una conducción normal y en ciclo mixto, estaba en torno a los 8 litros. Aunque te pesara el pie derecho, era difícil pasar de 10 litros.
Sus prestaciones eran su principal hándicap, con un 0 a 100 km/h de unos 11 segundos y una velocidad máxima de 185 km/h. Destacaba para ser un motor “pequeño” por el bonito sonido que emitía, tanto de admisión como de escape.
Pasando a su interior, destacaba por encima de todo su posición de conducción: con unos cómodos y envolventes asientos de marcados pétalos, con regulación lumbar y en altura para el conductor -se rumoreaba que eran fabricados por Recaro, pero no hemos podido encontrar información al respecto-. Eran comodísimos a la par que efectivos en sujeción. La postura de conducción era muy buena, pero habría sido mejor si el volante fuera regulable también en profundidad -con el asiento en la posición más retrasada, el volante quedaba un poco lejos-.
Pese a ser un coupé, conductores de hasta casi 2 metros de estatura se podían acoplar con relativa comodidad -yo con mis 1,95 m, salvo que me dejara tupé, no rozaba con la cabeza en el techo-. Redondeaban el interior un salpicadero y puertas rematados en plástico blando. Uno de sus defectos eran las palancas de intermitencia y luces, de tacto “plasticoso” y que cogían holgura con el paso del tiempo.
Al ser el modelo básico, se conformaba con aire acondicionado manual, volante de plástico… y ojo, tirón de orejas para Hyundai: el ABS era opcional, y no formó parte del equipamiento de serie hasta el restyling de 2005 –tras el que se modificaron faros, pilotos y parachoques frontal-, y, en el que también ganó una tapicería en cuero/tela y un volante en piel perforada -ambos con pespuntes en color rojo-. Era también el único de la gama que montaba un único tubo de escape en la parte derecha del parachoques trasero y llantas de 16 pulgadas -de la estándar y económica medida de 205 con perfil 55-.
Se completaba su equipamiento de serie con cuatro airbags, elevalunas y espejos eléctricos, un básico ordenador de a bordo -solo daba información de la autonomía, velocidad media y tiempo de conducción; nada de consumo medio o instantáneo-, llantas de aleación, una radio aftermarket firmada por Alpine con reproductor de CD, faros antiniebla y asientos traseros abatibles que daban acceso a un enorme y práctico maletero –gracias al portón trasero-, de más de 400 litros, que incorporaba una rueda de repuesto del mismo tamaño que las otras cuatro, así como una red para organizar el equipaje y argollas de sujeción.
Dinámicamente iba sobrado de chasis para la potencia que tenía, siendo difícil ponerle en aprietos. Sí que se podía jugar algo con la trasera, pero había que buscarlo, en términos generales era un coche muy noble. Tenía una dirección asistida con la dureza y precisión justas, así como un buen equipo de frenos conformado por discos en ambos ejes -los delanteros ventilados-. Para ser un coupé era bastante cómodo de suspensiones, cosa a la que ayudaban unos neumáticos con un perfil considerable.
Era un coche ideal para un soltero/a, una pareja o como segundo coche para una pareja y un niño -a la que no le importara hacer contorsionismo para poder acomodar a su niño en las plazas traseras, las cuales tenían anclajes ISOFIX-. Además, era muy económico de mantener -un cambio de aceite y filtros cada 15.000 km, correa de distribución cada 90.000 o cinco años y a tirar-; ya que destacaba por ser un modelo extremadamente fiable.
Su precio en el año 2002: unos 16.300 euros, que llevados a 2019 con la inflación, son 22.000. Si quieres adoptar uno, estás de suerte: sus precios han tocado fondo y puedes encontrar unidades desde 1.300 euros. Eso sí, deberás prestar atención a su estado; ya que por lo general no habrán sufrido el mejor de los tratos. Aunque desde aquí, te recomendamos que mires un 2 litros; y si el consumo te importa un bledo poco, el V6.
Si se han hecho los mantenimientos preventivos necesarios, tendrás solo que preocuparte por echar gasolina y disfrutarlo.
No hay día que no me arrepienta de haberme desprendido de él…
Calcula cuánto cuesta asegurar un Hyundai Coupé con nuestro comparador de seguros.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)Pues he estado tanteando la compra de un 2.0 de 1999, pero finalmente un Mazda MX3 se ha cruzado en mi camino y es el que se viene a casa la semana que viene, esta generación en concreto me parece mucho más lograda que las predecesoras, aunque no era ningún “pepino” en esta versión de acceso era bonita y aparente, como echo de menos coupes bonitos, asequibles, y además utilizables y fiables como este Hyundai.
Añado que este de serie, muchos de estos coches han sido victimas del tunning, aunque algunos hayan sido reconvertidos, seguro que quedan secuelas psicológicas, que darán muchos quebraderos de cabeza. Y bueno, era una política extraña de Hyundai con el ABS, puesto que era una opción, sobre todo en acabados y motores básicos, pero si tenia buena frenada, no todo estaba perdido, menos mal que acabo siendo obligatorio. Fue un coche y su primera generación, que marco una época, ya que no era un derivado de ningún modelo, lastima y como digo al principio, cayo en las manos del tunning,… Leer más »
Hay más de una réplica de Ferrari 430 sobre Hyundai Coupé, aunque es más común sobre Peugeot 406 Coupé, Pontiac Fiero o Toyota MR-2.
Hola Sergio,
Pues sí, una verdadera lástima que por su coste asequible y su estética, fuera carne de cañón del tuning. Aún así, si miras en el mercado de segunda mano casi todos los GK están bastante de serie; fue casi más esta tendencia con los de primera y segunda generación.
¡Un saludo!