Algunos no hemos experimentado (ni seguramente lleguemos a experimentar) la sensación de tener tanto dinero que no sepamos en qué gastarlo. Con menos de 300 ejemplares fabricados, tener un Porsche 959 es toda una rareza, y signo de tener mucho dinero. Cuando fue lanzado en 1986 costaba cerca de 260.000 euros, más de 700.000 euros de ahora. Pero más exclusivo es tener siete ejemplares, y uno de ellos dorado.
Los departamentos de personalización como “Atelier” de Ferrari o MSO de McLaren son un fenómeno relativamente moderno. Nada más lejos de realidad, pues los primeros coches podían compartir chasis y mecánicas pero lucir una carrocería e interior diferenciados. Porsche, por ejemplo, ha estado dando a sus clientes lo que realmente quieren (sin importar el precio o el gusto desde 1978.
Fue entonces cuando la casa de Stuttgart ideó su departamento Porsche Exclusive Manufaktur, encargado de ofrecer modificaciones especiales y conversiones sobre vehículos de producción existentes. El primer coche en ser creado de forma exclusiva por este departamento fue a petición del propietario de TAG Heuer, Mansour Ojjeh, en 1983. Quería conducir un 911 muy especial, concretamente una versión de calle del 935 usado para competir en Le Mans.
En 2011, Porsche Exclusive celebró su 25 aniversario y obtuvo el permiso del propietario para exhibir uno de los siete 959 personalizados en el Museo Porsche
Seis años después, llegó una solicitud de Medio Oriente. El jeque Abdul Aziz Khalifa Althani de la familia real de Qatar le pidió a Porsche un encargo cuanto menos inusual: no menos de siete Porsche 959 pintados en colores únicos. Todo tenía que combinar, tanto por dentro como por fuera, y uno de ellos es el que veis en pantalla, pintado íntegramente en dorado. Irónicamente, el jeque pidió discreción en el pedido, por lo que no se ha sabido nada de él hasta hace poco.
A través de su página oficial de Facebook, el Museo Porsche ha mostrados dos de estos comedidos ejemplares. El primero de ellos es completamente dorado, con las llantas a juego. Incluso las salidas de escape son de oro real. Tan solo unas franjas a la altura de la cintura en marrón, beige y verde aportan algo de variedad cromática al conjunto. En el interior se repite la misma fórmula: salpicadero, volante y asientos tapizados en marrón.
El escudo de armas de la familia Sheikh también es de oro y puedes encontrarlo estampado en el volante y la cubierta de la palanca de cambios
Si bien hubo algunas modificaciones especiales sobre el Porsche 959, como el altamente limitado –y cotizado– 959 Sport más potente y ligero, o aquel que compitió en el Rally París-Dakar, ninguno de estos fue lo suficientemente especial para algunos clientes. Dado que es difícil decir que no a alguien que te va a hacer ganar millones de euros, la casa alemana se vio obligada a fabricar esta pequeña tirada de coches a medida.
El Museo Porsche incluso capturó el interior de otro ejemplar de la misma colección en rojo. ¿Una aberración o una genialidad? Un servidor opina que los “mundanos” 959 ya eran bastante buenos de por sí. Tan solo 292 ejemplares fabricados entre 1986 y 1988 (y al menos ocho más entre 1992 y 1993). Su motor de seis cilindros bóxer biturbo entregaba 450 CV y 501 Nm, suficiente para coronarse como el coche más rápido del mundo (317 km/h) en 1986 hasta la llegada del Ferrari F40 un año después (324 km/h).
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS