Como diría Lionel Hutz, hay fanáticos de Tesla y fanáticos de Tesla. Amie Dansby, de 34 años, probablemente cae en el grupo más entusiasta de las dos categorías. En los últimos 11 meses, Amie ha despojado a su Tesla Model 3 de la tarjeta de acceso y arranque, retiró los bits importantes, fabricó un implante y ahora es una especie llave humana.
Debido a sus muchas características de alta tecnología, sabía que el coche que se había comprado se podía comparar a un ordenador con ruedas. Amie, ingeniera de software y “biohacker” de Texas, Estados Unidos, se preguntó si sería posible controlar el coche de la misma forma en que un número creciente de personas controla otros dispositivos. ¿La solución? Implantarse un microchip en el cuerpo.
Algunas personas se rieron cuando Amie detalló su sueño, y otras le dijeron que era imposible. Un sentimiento, dijo, que solo fortaleció su resolución. “Me di cuenta de que nadie lo había hecho con un Tesla, y eso lo convirtió en un desafío mucho mayor que quería superar”, manifestó Amie, quien comenzó a formular un plan hace aproximadamente un año. “Pero es una de esas cosas que es tan nueva que no hay nada en Google para ayudarte”.
Amie Dansby llevó el amor hacia su Tesla Model 3 a un nuevo nivel al implementar el chip de la tarjeta-llave del coche en su brazo
Para los no iniciados, el deseo de esta joven ingeniera de controlar su entorno con un microchip implantado puede parecer que fue sacado de un futuro distópico. Pero los microchips no son algo nuevo, ya que se han utilizado para etiquetar mascotas y ganado, y rastrear paquetes en tiempo real. Ya hay personas que también están optando por equipar sus cuerpos con tecnología que monitoriza su salud o controla los dispositivos electrónicos más cercanos.
Cuando decidió que quería colocar un chip en su brazo que le permitiera controlar su Tesla, Amie ya tenía un implante RFID en su mano izquierda que le da acceso básico a su ordenador y le permite abrir la puerta de su casa. Un chip RFID es un chip pasivo generalmente -también los hay activos con una pequeña batería- que utiliza las señales de radiofrecuencia que recibe para alimentarse y así enviar información de manera inalámbrica, normalmente un código numérico.
Un ejemplo cercano lo podemos ver en las etiquetas de la ropa, por ejemplo. Inicialmente consideró sincronizar ese chip con su Tesla, pero finalmente se dio cuenta de que tendría que colocar un chip separado en su brazo opuesto.
A pesar de que Tesla utiliza la misma tecnología RFID en sus tarjetas-llave “valet” (similares a una tarjeta de crédito, para aparcacoches), no pudo transferir la información de la tarjeta clave a su chip existente. Después de una serie de pruebas, decidió quitar el chip de su tarjeta-llave, que permite a los propietarios de los vehículos californianos acceder y arrancar su coche. Para ello, la disolvió en acetona hasta que desapareció la carcasa de plástico, dejando tan solo el chip.
La antena de la llave no se limita a una pequeña parte de la tarjeta, sino que utiliza un pequeño cable alrededor del perímetro, razón por la que tuvo que disolverla en acetona
Con la ayuda de una compañía llamada VivoKey, especializada en chips implantables para contraseñas de ordenador, credenciales de identificación y demás, Amie hizo que la antena estuviese encerrada en un polímero para poder ser implantada de manera segura bajo su piel. La antena tiene en sí unos 40 milímetros de altura (o longitud, según se mire) por 10 milímetros de anchura, o lo que es aproximadamente el tamaño de una figura de LEGO.
De todos modos, la interseccionalidad de la propiedad de Tesla y los dispositivos implantados médicamente parece, en retrospectiva, totalmente predecible. ¿Por qué Tesla no ha pensado en esto? Podrías comprar un Tesla, deleitarte con su elegancia eléctrica y la sensación de autosatisfacción que conlleva todo eso, y hacer que un empleado de ventas de la marca te dispare un chip debajo de la piel antes de salir de la tienda.
“Hablé con algunos médicos, estaban un poco recelosos de hacer esto, porque es algo cuestionable”, dijo Amie en un vídeo. A partir de ahí, solicitó la ayuda de un perforador profesional, dueño de una tienda de piercings y tatuajes, para instalar el susodicho dispositivo. “Fue increíble, me explicó todos los pasos”, declaró en su blog, donde documentó todo el proceso. “Su estudio estaba limpio y desinfectado. ¡Estaba muy nerviosa antes de esto, y él hizo el proceso increíblemente bien!”
Si bien no muestra el chip en acción en ninguno de los vídeos, le comunicó a The Verge a través de un mensaje directo en Twitter afirmando que el chip funciona perfectamente, aunque la distancia de detección entre el brazo y el coche “no es la mejor”, aproximadamente de unos 25 mm. Aún así, está convencida de que mejorará a medida que disminuya el hinchazón de su brazo tras el implante. ¿Lo mejor de todo esto? Ya no podrá pensar y decir la mítica frase “¿dónde coño me he dejado las llaves?”
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.A mí me no me sorprende tanto que una persona se incruste la llave, si no que haya empresas especializadas en insertar RFID para desbloquear ordenadores. ¿ No queríamos intimidad y protección de nuestros datos y acciones?
-Amie cariño, ¿puedes dejarme el coche?
-Si… bueno, a ver cómo hago para que lo puedas arrancar
-No te preocupes…
Jajaja. Muy bueno Txesz. La verdad, hay gente que necesita llamar la atención para sentirse bien, como parece el caso.
El heteropatriarcado ha llegado a nuestros comentarios…
Si fuera un hombre, sería igual de absurdo.
El cisheteropatriarcado blanco anglosajón protestante. Y seguro que me dejo algo.
Barajé poner esta que muestra mejor cómo se obtiene la llave pero no me terminaba de cuadrar: Sophie Fatale no llevaba tatuajes.
Y son dos mujeres empoderadas. Bueno, una ya algo menos.
Years and years….