Los Kei cars son un tanto desconocidos fuera de Japón. Normal, pues son demasiado pequeños para los estándares del resto del mundo y, de ser importados, arruinarían una de sus principales virtudes: ser económicos. Muchos de ellos pueden parecer aburridos e insulsos, concebidos con el único objetivo de ser prácticos, pero hay honrosas excepciones que incluso pueden ser objeto de deseo en nuestros garajes, como el Honda S660 Neo Classic o el Suzuki Cappuccino.
Este simpático coupé de aspiraciones deportivas construido por Suzuki a principios de los 90 fue diseñado para cumplir con las regulaciones keijidōsha de Japón. Es increíblemente pequeño -3.295 milímetros de longitud, 1.395 mm de anchura y 1.185 mm de altura- y utiliza un motor de tres cilindros de 657 cm3. Llegados a este punto, no parece que el Cappuccino sea un coche con un gran espíritu RACER, ¿verdad? Sin embargo, sigue leyendo y, a lo mejor, cambias de opinión.
El propulsor viene acompañado por un turbocompresor que fija la potencia máxima en 64 CV y 106 Nm, el máximo permitido para el segmento. Esa energía es enviada a las ruedas traseras a través de una transmisión manual de cinco velocidades. Su distribución de peso es equitativa entre ambos ejes, el peso en vacío es de 700 kilos y su línea roja está situada a las 8.500 RPM (la potencia máxima se entrega a 6.500 RPM y el tacómetro corta en 12.000 RPM).
Desde 1998, están considerados como Kei cars todos aquellos vehículos que no excedan los 3,4 metros de longitud, 1,48 m de anchura, 2,0 m de altura y tengan un motor de 660 cm3 de hasta 47 kW (64 CV)
Cierto es que no es un coche rápido en términos absolutos. Hace el 0 a 100 km/h en 11,8 segundos, con una recuperación de 80 a 120 km/h en 10,5 segundos, y su velocidad máxima apenas roza los 150 km/h. Al igual que el Mazda MX-5 (una ballena en comparación), el Suzuki Cappuccino emplea una receta idílica para divertirse a cualquier velocidad. Además, utiliza un techo de tipo targa, y la ventanilla trasera se puede plegar para convertirse en un descapotable.
El interior está centrado en el conductor, evitando caer en tontas distracciones. Aquí no hay una gran pantalla de infoentretenimiento, tan solo unos sencillos mandos para manejar el aire acondicionado y la calefacción, una radio y un cenicero. Los lujos terminan en las ventanillas eléctricas, pues todo lo demás depende de las manos del piloto. Incluso la dirección carece de asistencia, resultando increíblemente sensitiva y directa.
Suzuki diseñó intencionalmente el Cappuccino solo para el mercado japonés satisfaciendo así las necesidades impositivas de la clase Kei. No hubo intención de exportarlo, aunque algunos ejemplares llegaron a Reino Unido, Alemania, Francia, Países Bajos y Suecia. La producción del Cappuccino comenzó en octubre de 1991 bajo el sincero lema publicitario “cumple el sueño de tener un coche deportivo de dos plazas elegante y muy asequible”.
Este Suzuki Cappuccino en particular está pintado en un hermoso tono Deep Blue Pearl y parece estar en excelentes condiciones. Ha recorrido solo 135.313 kilómetros en 25 años, y viene completo con los tres paneles que conforman el techo y la rueda de repuesto original. Se encuentra actualmente a la venta por 9.995 dólares (9.005 euros) en Japanese Classics, un distribuidor de importación ubicado en Richmond, Virginia, Estados Unidos.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.Su gracia está en ser divertidillo, menudo, liviano, equilibrado, espartano y sin techo. Las prestaciones son suficientes y el dinero a desembolsar por esta unidad yo no lo pagaba.