En generación de la berlina media de Honda, con el motor elegido, convertía al Honda Accord LS 1.8 VTEC en una opción muy interesante, con el sello deportivo que imprime Honda a todos sus productos. Se comercializó en carrocerías de cuatro y cinco puertas.
Su línea se modernizó respecto a la generación anterior, con un estilo personal, como la línea horizontal que iba desde el frontal hasta el maletero, que acababa en un discreto voladizo por encima de los pilotos traseros. Sus alargados faros encastrados en un frontal bajo le daban un aspecto ligeramente agresivo. Su calidad de construcción resultaba muy elevada, al igual que su nivel de confort y una estabilidad entre las mejores de su categoría.
Sobrio, amplio y cómodo, tres adjetivos que definían su interior
Su interior destilaba la típica calidad y sobriedad de los coches japoneses. Plásticos de calidad, tanto visualmente como al tacto, ajustes casi perfectos, tapizados de calidad que recordaban al terciopelo. Inserciones imitando madera en salpicadero y puertas, y un sonido de puertas al cerrar que denotaban un alto nivel de calidad.
No había nada que objetar del puesto de conducción, con una banqueta situada en una posición baja que le daba un punto deportivo. Un cuadro de instrumentos -claro y legible-, presidido por un gran velocímetro, que iba acompañado por un tacómetro y otro reloj doble de menor tamaño, que incluía nivel de combustible y temperatura de refrigerante.
Como equipamiento de seguridad contaba con ABS, airbags delanteros y laterales, volante y asiento del conductor regulables en altura, reposacabezas delanteros y traseros, cierre centralizado, elevalunas eléctricos y climatizador automático. El maletero tenía una capacidad de 430 litros en carrocería de cuatro puertas, con poca altura pero bastante profundo; con cinco puertas eran 3 litros menos. La única opción que ofrecía era la pintura metalizada.
Lo más interesante del Accord estaba debajo de su capó. Un motor que contaba con el sistema VTEC de distribución variable, a lo que si añadimos su facilidad de subir la aguja del cuentavueltas, el resultado era un motor silencioso y suave a cualquier régimen, desde el ralentí hasta el corte de inyección
Este bloque de cuatro cilindros en línea y 1.850 cm3 en posición delantera transversal (F18) estaba fabricado en aluminio, al igual que la culata. Rendía 136 CV a 6.000 RPM y ofrecía un par máximo de 175 Nm a 4.800 RPM, indicativo de su buen hacer a altas revoluciones. La culata, con 16 válvulas, llevaba un árbol de levas (SOHC) y la alimentación era por inyección indirecta. La caja de cambios era manual, de cinco relaciones. Como ejemplo de su buen funcionamiento en alta, comentar que a 120 km/h reales el cuentarrevoluciones se situaba a 3.600 RPM.
Su velocidad máxima real era de 205 km/h, superando por poquito los 10 segundos en el 0 a 100 km/h. Los 1.000 metros desde parado los cubría en menos de 32 segundos, un registro algo discreto debido a su comportamiento “menos bueno” a bajo régimen. Necesitaba menos de 20 segundos para recorrer 400 m desde 40 km/h en cuarta, y 22 segundos para el mismo registro en quinta.
Sus consumos no eran elevados para sus características, con una media de 7 l/100 km. Si nos guiábamos por el instinto y queríamos disfrutar del sonido y rendimiento del motor, el pie derecho se hundía en el acelerador, subiendo el consumo hasta los 11-12 l/100 km. Su depósito de combustible contaba con unos generosos 65 litros. Una cualidad de este motor era su adaptación a diferentes tipos de conducción, ofreciéndose progresivo y suave si así lo deseábamos, o pidiendo guerra si éramos más exigentes. En este comportamiento se veía con claridad el sello deportivo de Honda. Quienes quisiesen más tenían como referencia el Accord Type R.
El tarado de su suspensión era realmente llamativo. Combinaba comodidad y seguridad alcanzando un magnífico equilibrio. Rodaba con un elevado confort por carreteras con firme irregular, y al mismo tiempo se agarraba en las curvas rápidas con gran firmeza. El esquema de la misma era el mismo en ambos ejes, con paralelogramo deformable, muelles, amortiguadores telescópicos y barras estabilizadoras. Los frenos eran de discos en ambos ejes, ventilados los delanteros. Las medidas de los neumáticos eran 195/60 R15, que abrazaban unas bonitas llantas de aleación de medidas 6×15.
El Honda Accord LS 1.8 VTEC era un coche muy completo, con una conducción increíblemente sencilla, con la comodidad de una amplia berlina media, y medianamente agresivo si le exigíamos. Resultaba pues válido tanto para la familia como para conductores jóvenes que buscaban cierta sofisticación. Si añadimos una atractiva línea y la garantía que Honda ofrece a sus productos, ¿qué más queremos?
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Tengo este coche y los consumos (el paso de los años ya le afectará..) son algo más elevados tanto la media de 7 como la conducción más agresiva. Es un buen coche y muy fiable.
Mi generacion favorita del Accord aunque sea un poco mas soso que el siguiente, que sí que triunfó por aquí