Hoy contamos con el hermano más poderoso de la familia del pequeño roadster, el Mercedes-Benz SLK 55 AMG (R172). Se diferenciaba claramente del resto de sus hermanos por sus luces diurnas con tecnología LED, unos grupos ópticos con fondo ahumado, unas llantas de 18 pulgadas pintadas de negro y un intimidante difusor que albergaba un escape de cuatro salidas. No olvidemos las insignias V8 de la aleta delantera y la de AMG. Salió a la venta en 2012.
Solo necesitaba 20 segundos para pasar de coupé a descapotable, gracias a su techo rígido retráctil, mediante el sistema Magic Sky Control, descubriendo su habitáculo para satisfacer la curiosidad de los “mirones”. Accedíamos a su interior cruzando un umbral cromado con las siglas AMG. Para su diseño se han inspirado en su hermano mayor SLS AMG, tomando como ejemplo los característicos difusores de aire en forma de turbina de avión.
Su volante también era específico, forrado en cuero, de reducidas dimensiones y achatado en su base; era multifunción y se podía controlar el teléfono manos libres, la radio y el ordenador de a bordo. Contaba con un reloj analógico de la casa IWC en el centro del salpicadero, o una consola con elementos decorativos en aluminio. El espacio era suficiente para dos personas, y los controles estaban a mano. Contaba con algunos espacios para guardar objetos en las bolsas de las bases de las puertas y en el reposabrazos central.
El techo podía oscurecerse limitando la entrada de radiación visible, infrarroja y ultravioleta (menos luz, calor y menor riesgo de quemarnos, para que nos entendamos) pulsando un botón. Las turbulencias producidas en el habitáculo al circular a alta velocidad se podían reducir con el sistema AIRGUIDE, que constaba de dos piezas de plástico transparente situadas detrás de los reposacabezas. Este sistema complementaba al clásico cortavientos.
De planteamiento similar a la segunda generación, su motor M152 es una versión atmosférica del M157, un motor de 5.5 V8 biturbo que montaba, por ejemplo, el CLS 63 AMG. Este gigantesco V8 atmosférico de 32 válvulas entregaba 421 CV de potencia a un régimen de 6.800 RPM, y un par máximo de 540 Nm a 4.500 RPM. Tanto bloque como culata estaban realizados en aluminio. Fue un coche único que solo Mercedes se atrevió a construir, con un inmenso e increíble propulsor vestido por una pequeña carrocería de 4,15 metros.
Toda esta caballería se transmitía al suelo a través de una caja automática de siete relaciones, de tipo convertidor de par, con la rimbombante denominación de AMG SPEEDSHIFT PLUS 7G-TRONIC. Podía funcionar con mayor rapidez con una función que permitía un ligero aumento durante muy poco tiempo el régimen del motor durante las reducciones, cortando la alimentación y la inyección al subir de marcha. Su velocidad máxima estaba autolimitada a 250 km/h y aceleraba desde parado hasta 100 km/h en 4,6 segundos. El modelo contaba con el sistema Stop/Start, salvo en el modo Sport.
La realidad es que su plataforma no tenía el espacio suficiente para instalar el V8 biturbo de los AMG más potentes; tal vez imaginarse un SLK AMG con cerca de 500 CV sería un espectáculo digno de ver, pero con 421 CV iba sobrado de chicha
Este motor tenía un consumo frugal para su naturaleza, con un gasto medio de 8,4 l/100 km, gracias a la tecnología de desactivación parcial de cilindros AMG Cylinder Management.Este sistema de desactivación funcionaba de la siguiente manera: a baja presión del acelerador, el sistema cerraba las válvulas y desconectaba la alimentación de los cilindros dos, tres, cinco y ocho. Solo era posible si se seleccionaba la posición “C” (de confort) del cambio y en situación de poca carga.
Igualmente podíamos circular a 120 km/h a poco más de 2.100 RPM en séptima como exprimir el motor en tercera hasta el corte de la inyección a 6.800 RPM, alcanzando una velocidad de 146 km/h, ¡un buen adelantamiento! El par motor disponible con cuatro cilindros alcanzaba un máximo de 230 Nm. Siempre arrancaba con los ocho cilindros activados. Su alimentación era por inyección directa.
El control de estabilidad ESP tenía dos modelos de funcionamiento: ESP ON y ESP SPORT. Llevaba una función adicional denominada Torque Vectoring Brakes, que frenaba la rueda interior en las curvas, ayudando al coche a redondear la maniobra y haciendo las veces de diferencial autoblocante. Se podía desactivar totalmente de forma manual. Mercedes ofrecía la opción AMG Handling, que incluía un diferencial autoblocante, frenos delanteros en composite, una suspensión más dura y ajuste de la altura del chasis, que curiosamente era el mismo que el de la segunda generación, no por ello malo, sino todo lo contrario.
Aunque no fuese el más ágil ni dinámico de su segmento, su V8 atmosférico de elevada cilindrada le otorgaba un carácter único y un sonido de escape inimitable, sensacional y espectacular
Se consiguió un roadster de techo rígido con una estética muy lograda y agresiva, de elevada potencia, convirtiéndose en una gran alternativa para aquellos que aman el lujo y la deportividad. El último roadster atmosférico de Mercedes, al que le hacemos un hueco en nuestra lista de coches con espíritu RACER.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS