Podíamos considerar al Audi S4 (C4) algo más que una berlina potenciada, no solo por los 230 CV que ofrecía su motor -cifra nada desdeñable hace 28 años-. Se presentó en el Salón de Barcelona en mayo de 1991. Audi lo exponía en su catálogo de agosto de 1991 como una mezcla de fascinación, inteligencia y majestuosidad, incidiendo en un equipamiento de lujo y su expresiva potencia.
Exteriormente variaba poco respecto al Audi 100 de cuarta generación (noviembre de 1990) del que derivaba, conservando la estilizada línea de un clásico sedán de tres cuerpos, de dimensiones generosas (4.790 mm de largo, 1.804 mm de ancho y 1.443 mm de alto) y un peso respetable (1.610 kg). Su exterior se completaba con unas llantas de aleación específicas y el logo S en la parrilla frontal, así como unas leves variaciones estéticas en la misma y en los faros.
A nivel interior estaba algo más personalizado, encontrando unos envolventes asientos deportivos, con una tapicería específica que incluía las siglas quattro, un tablero de instrumentos con acabado en madera noble, un ordenador con función de diagnóstico, que como indica su nombre, realizaba un chequeo de los elementos más importantes de la mecánica. Destacaba el fondo de los relojes, pintados en color blanco, lo que resaltaba su aspecto deportivo.
Lo que más nos interesa se encontraba bajo su capó. Era un propulsor 2.2 (2.226 cm3) turboalimentado de cinco cilindros. Si esperábamos una preparación especial para circuito, nada más lejos de la realidad, pues al girar la llave el motor arrancaba de forma suave y silenciosa, respondiendo de forma dócil a la presión del acelerador. No se observaban altibajos en el régimen ni tirones a bajas revoluciones.
El origen de este comportamiento se debía al gran par entregado y al régimen al que lo realizaba, 350 Nm a 1.950 RPM. A este régimen la potencia entregada se acercaba a los 200 CV, lo que nos daba idea de sus prestaciones. Esto significaba que era un coche fácil de llevar, y con respuestas muy enérgicas en cualquier circunstancia. La potencia máxima, 230 CV, la entregaba a 5.900 RPM.
Se podía acelerar en cualquier marcha sin escuchar la más mínima protesta de la mecánica, observando como la aguja del tacómetro subía hasta el régimen de rendimiento máximo con poco esfuerzo
El sobresaliente comportamiento de este motor, -de cilindrada relativamente pequeña- se debía a una sofisticada culata de 20 válvulas, cuatro por cada uno de sus cinco cilindros. Éstos se sobrealimentaban con turbocompresor que utilizaba un sistema de enfriamiento del aire aspirado para aumentar la densidad de la mezcla, y mejorar su rendimiento.
La mezcla aire-gasolina se controlaba mediante una inyección secuencial Motronic, consiguiendo un consumo óptimo en cada circunstancia. Los valores homologados de dicho consumo eran de 9,5 l/100 km a 120 km/h, y de 14,6 l/100 km en recorrido urbano. El encendido también contribuía a este excepcional comportamiento; ofrecía una alta tecnología basada en un sistema de distribución de alta tensión estática.
Este sistema consistía en la disposición de una bobina independiente para cada cilindro, situada encima de la bujía. De esta forma las chispas de ignición eran mucho más potentes, garantizando un quemado óptimo de la mezcla, reduciendo el consumo y aumentando su rendimiento.
Este motor ofrecía mejor rendimiento que el buque insignia mecánico de Audi, el 3.5 V8 atmosférico, que rendía 250 CV con un consumo más elevado
A nivel de transmisión tampoco andaba cojo, ya que contaba con una caja de cambios manual de cinco relaciones, muy bien escalonadas, aunque ofrecía como opción otra caja de seis relaciones. La guinda al sistema era el sistema de tracción integral quattro, que contaba con un diferencial central Torsen y otro autoblocante en el eje trasero.
El resultado de la unión de todas estas tecnologías era una agilidad inusitada para un coche de estas dimensiones. En una prueba en el circuito de Zolder, el S4 se comportaba de forma más parecida a un pequeño deportivo que a una berlina media; negociaba sin mayor problema las chicanes y los ángulos casi rectos de algunas curvas. La suspensión, de una gran firmeza, junto con una dirección asistida muy rápida y precisa, completaban las aptitudes deportivas del S4.
A nivel de seguridad iba complementado con cuatro discos ventilados de tamaño generoso, equipado con ABS. Calzaba unos neumáticos de medida 225/50 16ZR, suficientes para mantener a raya al coche. Las puertas llevaban barras de protección lateral, para aumentar la seguridad en caso de choque lateral. También iba dotado con el sistema de protección Procon-Ten, un sistema que alejaba el volante del conductor y tensaba los cinturones en caso de colisión. Nos puede parecer que son pocos elementos de seguridad, pero Audi se caracteriza por ir siempre “a la vanguardia de la técnica”, como decía su eslogan, tanto ahora como hace 30 años.
Por encima tuvo al Audi S4 Plus con
motor 4.2 V8, solo rendía 30 CV adicionales al 2.2 L5
Su precio de venta por entonces era de 39.336 euros (6.545.668 pesetas), puesto a la venta en nuestro mercado en enero de 1992. A fecha de hoy supondrían unos 77.000 euros, teniendo en cuenta la inflación. El Audi S4 inició la saga S de Audi, y se podía definir en una sola frase como un elegante caballero con corazón de atleta. Lo podemos anotar en nuestra lista de coches con espíritu RACER.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Hubo un V8 4.2 de 280Cv dispensando 400 Nm de par y críticas de nivel dios. Disponible para todos los mercados no lo sé.
Mi padre tuvo uno, exactamente en el mismo color granate que el de las fotos. Después ha tenido otros coches, como un CLK o todas las generaciones de A6 Allroad… y siempre ha dicho que ese S4 ha sido el coche que más le ha hecho disfrutar al volante. Recuerdo que tenía una “patada” demoledora… la velocidad con la que era capaz de recuperar en un adelantamiento en carretera no la he visto hasta mucho después, en coches mucho más potentes… una delicia. Decir del coche que hubo que cambiarle la caja de cambios Tiptronic a los 3 años, porque… Leer más »
Me auto-corrijo: tenía caja de cambios manual, no Tiptronic. El caso es que se rompió igual…