Por mi edad y desconocimiento pese a la hemeroteca, no me atrevería a juzgar cómo era el parque automovilístico en nuestro país a mediados del siglo pasado, pero tras leer sobre el coche que nos ocupa hoy, me puedo hacer una idea.
El Opel Kapitän era un súper ventas en Alemania, y de hecho se convirtió durante años en el coche con seis cilindros más demandado en el país germano. A la península llegaban con cuentagotas debido a la autarquía restricciones de importación, y a los propietarios de un Kapitän se les presuponía un elevado poder adquisitivo. Estamos hablando de una berlina de 4,82 metros de largo, 1,82 de ancho y 1,45 de alto que era definido por la marca como “un coche de clase media, elegante y muy espacioso.”
En lo último no mentían, lo segundo es subjetivo, y lo primero ocurriría en los países del norte de Europa…
El Kapitän conocido internamente como P2 se comercializó a finales de 1959, y aunque el 2 hacía referencia a su segunda generación, lo cierto es que los modelos que habían estado a la venta desde hacía veinte años habían variado considerablemente su diseño. Todos ellos con clara inspiración americana en sus trazos, los cuales se abandonaron en el modelo lanzado en 1959 y que cosechó un enorme éxito con 145.616 unidades vendidas hasta el año 1964 en el que apareció la siguiente generación.
Las líneas marcadas y suaves formas de modelos anteriores fueron reemplazadas por un diseño más robusto que buscaba la horizontalidad gracias a las líneas rectas y el techo plano que a su vez permitía un mejor acceso a las plazas traseras. Delante los ocupantes gozaban de una gran luminosidad debido al parabrisas panorámico que cobró un mayor protagonismo extendiéndose hacia los laterales. Todo ello con cromados que recorrían la carrocería, ventanillas o daban prestancia al frontal de faros redondos divididos a distintas alturas.
Mecánicamente se empleó un seis cilindros en línea 2.6 que ofrecía 90 CV de potencia y 190 Nm de par máximo entre 1.300 y 2.500 revoluciones. La nueva disposición del motor prometía menores vibraciones y una mejora en el ruido percibido en el habitáculo con énfasis puesto en la insonorización, lo cual repercutía en un agrado de uso que poco después se vería mejorado por la novedosa caja de cambios automática Hydra-Matic.
La generación siguiente lanzada en 1964 formaba parte de la denomina gama KAD compuesta por el Kapitän, el Admiral y el Diplomat, cuyas diferencias recaían en sus motores o niveles de equipamiento.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.No sabía que se vendió en España, aunque a mi los coches de esa época me parecen casi todos iguales…
Fran, creo que no se vendían como tales, y que había que importarlos de fuera. En esa época se podía meter un “hayga” si tenías la pasta y buenos contactos. En los años 60 fue más fácil meter un coche de fuera que en los 50.