Hoy no es un buen día, ¿afectarán mis emociones a la hora de conducir?

Hoy no es un buen día, ¿afectarán mis emociones a la hora de conducir?

Una introducción a la psicología en la conducción


Tiempo de lectura: 8 min.

Todos los conductores deberíamos saber los riesgos que produce el consumo de estupefacientes a la hora de conducir. Seguramente, en mayor o menor medida hemos visto alguna campaña mas o menos acertada de concienciación por parte de la DGT u otro organismo encargado de la seguridad vial y tendremos conocimientos al respecto.

Nosotros vamos a intentar hablaros de algo que probablemente no os habíais planteado y al que probablemente no le hayamos dedicado suficiente importancia. De hecho, seguramente alguna vez te hayas puesto al volante tras una discusión con algún allegado, otras tras un día en el que todo ha salido perfecto y quizá en otro momento habrás conducido tras recibir una mala noticia.

Estas situaciones seguramente te hayan generado emociones diversas. Y de eso es de lo que os quiero hablar en esta ocasión: de la importancia que tienen las emociones a la hora de conducir.

Creo que todos sabemos lo que es una emoción pero quizá nos parezca difícil encontrar una definición. Podríamos decir que una emoción es un estado afectivo subjetivo, que se encuentra influido por la experiencia previa y nuestro sistema de creencias. Las emociones son generadas por una estructura cerebral que se denomina sistema límbico y su función es proporcionar una respuesta que se adecúe a la situación que estamos experimentando.

Centralita Motor Ecu Renault Duster 20 F4r

Centrémonos ahora en el sistema límbico, simplificando muchísimo podríamos decir que es la estructura que señala lo que debe ser aprendido y de la forma en que debe ser memorizado, dependiendo de las sensaciones que nos produce cada situación para desarrollar una respuesta.

Pero esto es una web de motor y quizá a alguno se le empiece a abrir la boca del rollazo que os acabo de soltar. Así que utilicemos la siguiente analogía que aunque no sea del todo precisa, nos va a ayudar a entenderlo y a hacerlo un poco más espíritu RACER.

Pensemos en la forma en la que se comunican los diversos sistemas de un vehículo actual: normalmente tendremos una ECU (sistema límbico) programada para emitir respuestas predefinidas en nuestro caso por la experiencia previa, un sistema CAN-BUS por el que circula la información que necesita la ECU para emitir una respuesta (emociones), y que proviene de otros sensores que captan la información del medio exterior. Más o menos y de una manera muy simplificada sería como funciona nuestro sistema emocional.

Ahora bien ¿por que os explico todo esto? Como os podéis imaginar, al igual que cuando las condiciones de los componentes del vehículo no se encuentran en su mejor momento, o no se utilizan para la función para la que se diseñaron, el rendimiento puede no ser del todo satisfactorio o pueden dejar de funcionar. Esto es lo que nos pasa si las emociones no son las más adecuadas a la hora de ponernos detrás del volante.

“¿Nos estás diciendo que las emociones controlan cómo conducimos?” No exactamente, pero es cierto que las decisiones que tomamos a la hora de conducir se pueden ver influenciadas tanto por nuestras emociones como por por nuestras experiencias previas, que a su vez se verán reforzadas según el resultado que obtengamos.

Así nos afectan las emociones al volante

Volvamos al principio. Seguro que muchos de vosotros recordaréis momentos en los que os habéis encontrado conduciendo de mal humor. Esta sensación pudo proporcionaros un recuerdo de la discusión que acababais de tener con una persona cercana y probablemente os pudo hacer sentir incluso más enfadados, de tal manera que cuando os habéis querido dar cuenta conducís como si llevaseis el piloto automático puesto, sin prestar los suficientes recursos atencionales a la conducción, incluso haciendo que os hayáis pasado la salida de la autovía que teníais que tomar.

Como podéis imaginar, estas interferencias emocionales pueden llegar a costarnos más de un disgusto

También hay emociones que nos pueden ayudar a la hora de conducir. Centrémonos ahora en el miedo. Este de una manera moderada puede hacernos pensar en las consecuencias futuras que nos podría traer tener un accidente, y a su vez puede ayudarnos a aminorar la velocidad, dejar un mayor espacio de seguridad con el vehículo que nos precede, o recordarnos mirar el estado del vehículo antes de iniciar un viaje, haciendo que la probabilidad de tener un accidente disminuya.

Hay que tener en cuenta que un elevado nivel de miedo puede bloquearnos en muchas ocasiones, haciendo también que no emitamos una respuesta correcta a la situación en la que nos encontramos. Lo podemos ver de una forma muy clara en este ejemplo en vídeo en el que un motorista se encuentra en una curva con un control de la Guardia Civil, hecho que le lleva a bloquearse y a no realizar de manera correcta la curva, aunque fuese pasado de velocidad.

La alegría nos ayuda también a la hora de conducir. Pensemos en un viaje camino a casa después de una charla con nuestro jefe, en la que nos comenta que nos acaba de subir el sueldo y bajar las horas de trabajo mientras suena nuestra canción favorita en la radio. Vale, seamos un poco más realistas y pensemos mejor en un día en el que tras llevar escuchando un ruidito debajo de nuestro capó y temiéndonos lo peor, nos acabamos por dar cuenta que simplemente se encontraba mal cerrado provocando el dichoso grillo. Esta sensación de bienestar y tranquilidad favorece el rendimiento cognitivo, haciendo que realicemos una conducción más calmada, altruista y concentrada.

Podríamos decir que cualquier situación relacionada con la conducción será evocadora de emociones (un atasco, un accidente, un adelantamiento o una simple pantalla publicitaria), por lo que cuanto más racional sea la respuesta que proporcionemos y la realicemos con un mayor autocontrol también será más segura.

No debemos olvidar que las emociones nos van a influir en cualquiera de nuestras decisiones a la hora de conducir (y en cualquier otro ámbito), por lo que aprender a controlarlas es una parte vital y a la que verdaderamente dedicamos pocos recursos tanto por parte de los formadores a la hora de aprender a conducir, como por iniciativa propia.

Os invito a que conozcáis que existen técnicas y ejercicios que nos pueden ayudar a manejar las emociones, son técnicas en las que se trabaja tanto a nivel fisiológico como cognitivo, y que si son realizadas junto con un buen profesional de la psicología nos serán de gran ayuda.

Algunos consejos de utilidad

Para concluir, también hay algunas recomendaciones que podéis poner en práctica y que sin duda os ayudarán a centraros en la tarea de conducir, a relajaros y a disfrutar de una conducción más segura:

“Prisa mata”

Seguro que muchos de los que leéis esto habéis viajado a Marruecos, u os han venido contando este lema del desierto que debemos tomar como si de un dogma se tratase a la hora de conducir. No existe casi nada mas peligroso que viajar apresurado, haciendo que intentemos recortar tiempo en muchos casos de lo imposible. Eso acaba produciendo una conducción mas agresiva e irrespetuosa, elevando nuestro nivel de estrés, nuestra agresividad y aumentando también el riesgo de accidente.

Por el contrario, salir con el tiempo necesario, planificar las paradas y la ruta que vamos a seguir, así como alternativas de trayectos posibles en caso de un imprevisto, nos ayudarán a conducir mucho mas relajados y concentrados.

Descansar y dormir bien

Esto es fundamental también para una conducción concentrada. Sabemos que el sueño afecta a nuestra capacidad de reacción, produciendo movimientos mas lentos y programados. Además, hay estudios que indican que cuando no hemos descansado lo suficiente reaccionamos de manera indistinta ante eventos que provocan emociones y eventos neutrales, de manera que podemos sentir una “tormenta emocional” ante un evento neutral de poca importancia, haciendo que perdamos nuestra habilidad para organizar y detectar información.

Focalizar nuestra atención en la tarea que vamos a realizar

Comenzar con una inspección visual del vehículo antes de iniciar la circulación, es un pequeño truco que nos ayudará a focalizar nuestra atención haciendo que otras preocupaciones menos importantes pasen a utilizar menos recursos atencionales.

Crear un clima adecuado

Siempre debemos intentar circular con el vehículo a una temperatura agradable, que no nos moleste, tratar de llevar el vehículo siempre lo mas ventilado posible sin olores que nos carguen demasiado que con el tiempo puedan llegar a provocarnos dolor de cabeza. Ocuparnos unos minutos a revisar que la carga y los ocupantes se encuentren bien posicionados, para que esto no nos obligue a estar pendiente de los mismos.

También escuchar música que sea de nuestro gusto puede ayudarnos a crear un clima agradable. Esto no es algo esencial, quizá alguno de vosotros me diga que os gusta escuchar las revoluciones del motor para ir concentrado y estar mas atento a la conducción, pero a muchos otros probablemente os ayude a relajaros. Siempre hay que tener en cuenta que la música afecta a la estimulación del ritmo cardíaco y a la actividad cerebral, por lo que deberemos elegir temas que no nos estimulen en exceso, ni que nos relajen demasiado.

¡Buen viaje!

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Sobre mí

J. Guillermo Pozo

Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi “cabeza de hormiga” y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.

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Rest

De rollazo, nada. Genial. Entradas del estilo con asiduidad!!


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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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