La época de los 90 hizo llegar hasta nosotros desde el país del sol naciente una remesa de cupés de lo más interesante: Nissan 300ZX, Toyota Supra, Mazda RX7 y el que hoy traemos aquí: el Mitsubishi 3000GT VR4, un vehículo con un diseño muy bonito, bastante similar al Supra A80, y con unos avances técnicos muy notables para la época en la que fue construido.

Esta máquina montaba un V6 de casi 3 litros en diferentes configuraciones, dependiendo de la ubicación geográfica. A nuestro país llegó la versión biturbo con 24 válvulas y doble árbol de levas, que rendía 296 CV a 6.000 revoluciones, y ofrecía un par de 415 Nm a 2.500 vueltas. En Japón se quedaba en los 282 CV, debido al “pacto de caballeros” de las marcas japonesas.

Lo más novedoso, sin duda, estaba en su chasis: tracción total permanente, dirección a las cuatro ruedas, aerodinámica activa -tanto en el alerón trasero, como en el delantero-, escapes activos y suspensión controlada electrónicamente. Todo formaba un elenco de dispositivos que lo hacían tal vez el coche más avanzado de esta época, pero también muy pesado, marcando en la báscula 1.750 kg. Aún así, se hacía el 0 a 100 km/h en 5,7 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 250 km/h.

Su diseño exterior tenía todo lo que se podía esperar: faros escamoteables, alerón trasero, llantas de cinco radios y unas entradas de aire en la aleta trasera, muy al estilo Ferrari de la época. Por cierto, esos abultamientos que véis en el capó delantero son debido a algún descuido al realizar el diseño del coche: se dieron cuenta que los amortiguadores electrónicos eran más altos de lo normal, y tuvieron que buscar una solución de última hora colocando esos abultamientos de plástico. Aún con ese pequeño fallo, uno de mis coches favoritos de los 90, y uno de los mejores cupé japoneses de aquellos tiempos.