Una revista francesa, ItalPassion.fr, que como cabe imaginar, centra toda su actividad en la automoción italiana, recordó hace poco un coche que, por desgracia, nunca llegó a ser algo tangible, de chapa, tornillos y fibra, se quedó en un trabajo digital imaginado por Ugur Sahin Desing. Un diseño que se publicó en el año 2020 y que, personalmente, me ha hecho pensar algunas cosas.
El Alfa romeo 33 Stradale ha sido la última “supercreación” de la firma italiana, un coche que se ha llevado algún que otro premio de diseño, mil halagos por todas partes, y del que se ha escondido, o casi, el fracaso de su versión eléctrica –os acordáis de que se ofrecía también con motores eléctricos, ¿no?, versión que casi nadie quiere–. Sin embargo, por más que miro, por más que le doy vueltas, no logró verle el atractivo; el Alfa 33 Stradale no me gusta, es un coche que sigue todas las tendencias actuales en cuanto a postureo y detalles de diseño, como esos faros que parecen tener pestañas, pero nada de la esencia de Alfa Romeo.
Una sensación que se potencia cuantas más veces veo las imágenes del proyecto de Ugur Sahin Design. De entrada, voy a dejar lado su concepción tipo barchetta, pues en aquel momento, la barchettas estaban de moda –Ferrari Monza, Aston Martin Elva, Lamborghini SC20… –, me voy a centrar más en otros rasgos que, para mí, son mucho mejores que los presentados en el 33 Stradale. Punto uno: el frontal. Puramente alfa, con faros rasgados con mirada agresiva, calandra pequeña y centrada, aberturas justas y necesarias, un capó con líneas musculosas… todo ello sin tener que recurrir a faros con pestañas ni a un scudetto psicodélico. Es diseño puro y duro.
Exactamente lo mismo que, por ejemplo, se puede encontrar en el punto dos: el lateral. Aquí la sencillez y la pureza de líneas vuelve a ser el punto sobre el que gira el trabajo, representado con paneles de carrocería lisos, sin entradas de aire de formas raras ni de colores en contraste para llamar la atención y potenciar los volúmenes, aquí se juega con la luz, con una salida de aire tras la rueda delantera y con unas caderas bien marcadas. Es algo similar, por cierto, a lo que hace Mazda en sus coches; no hay necesidad de recurrir a líneas que nacen de ninguna parte y mueren en otra zona sin definir.
Punto tres: la proa. Aquí encontramos un poco más de concesiones a potenciar su agresividad y músculo visual: un piloto trasero que recorre todo el ancho del coche, escapes colocados dos a dos y uno encima de otro, un paragolpes que sobresale claramente, un piloto por diodos en el centro al más puro estilo de la Fórmula 1… Pero, incluso así, tenemos una carga de diseño mucho mayor que en el Alfa Romeo 33 Stradale, donde se recurre a marcar en exceso una forma de V a modo de rasgos cabreados. Ugur Sahin Design no ha necesitado recurrir a ningún artificio, solo ha “tirado” de líneas sencillas, pero bien ejecutadas.
Después de ver estas cosas, estoy convencido, más que nunca, de que Alfa Romeo es menos Alfa que nunca…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS