No todo está perdido si tu clásico necesita una pieza imposible. Aunque parezca que los fabricantes se olvidan de sus coches antiguos en cuanto termina la garantía, lo cierto es que algunas marcas están empezando a entender el valor emocional y económico que esconden esos modelos veteranos que aún pisan nuestras calles con orgullo. No hablamos de refabricaciones de dudosa calidad o de piezas rescatadas de un desguace de la Europa del Este: nos referimos a repuestos oficiales, nuevos y fabricados según especificaciones originales.

Esta tendencia, que gana cada vez más tracción entre los entusiastas y coleccionistas, no es un acto de nostalgia corporativa, sino una estrategia bien medida. Las marcas saben que cuidar de su legado es también cuidar de su imagen, y que muchos gasolineros jamás perdonan a un fabricante que abandona a sus modelos más queridos. Y lo mejor: algunas de ellas lo están haciendo tan bien, que incluso han logrado resucitar moldes y procesos de producción desaparecidos hace décadas.

Veamos quién se está tomando esto en serio… y quién simplemente quiere sacar tajada de la fiebre clásica con precios de boutique.

Mercedes-Benz: del 300 SL a los faros del 190E

La división Mercedes-Benz Classic lleva años trabajando para que sus coches más míticos no se conviertan en bonitos pisapapeles de garaje. Ya no solo ofrecen servicio técnico especializado, sino que han creado una línea de repuestos oficiales que cubre desde el Pagoda hasta los W124 o incluso modelos más recientes como los CLK de los noventa.

Uno de sus puntos fuertes es la fidelidad al diseño original. En lugar de adaptar piezas modernas, Mercedes reproduce con los mismos materiales y procesos de antaño, o al menos, lo más parecido que permite la tecnología actual. Por ejemplo, los faros delanteros del 190E o los volantes de baquelita del 300 SL vuelven a estar disponibles tal y como se fabricaban entonces, con sus imperfecciones gloriosas incluidas.

Además, cuentan con un archivo histórico de planos y especificaciones que sirve tanto para restauraciones como para pedidos a medida, en caso de que una pieza esté fuera de catálogo. Esta combinación de archivo, medios y cariño ha convertido a Mercedes en un referente, tanto que incluso marcas rivales han visitado sus instalaciones para inspirarse.

Eso sí, la calidad se paga. Un retrovisor de un W123 puede costar más que uno nuevo de un Clase C actual, pero quien elige restaurar en lugar de abandonar ya sabe que esto no va de ahorro, sino de respeto por el legado.

Porsche Classic: porque no hay excusa para dejar un 911 cojo

Porsche es una de las pioneras en esto de cuidar su herencia. No es de extrañar que hayan desarrollado una de las gamas de repuestos más completas del mundo para coches clásicos con más de 70% de todos los 911 fabricados aún en circulación.

Su catálogo Porsche Classic incluye más de 80.000 referencias, desde tornillos específicos hasta carrocerías completas listas para montar, y no exageramos, porque puedes encargar una carrocería de 911 F-series como si pidieras una pizza, y te la mandan directamente desde la fábrica en Stuttgart. También ofrecen reconstrucción de motores, transmisiones y sistemas eléctricos con especificaciones exactas, y todo con garantía de fábrica.

A diferencia de otras marcas, Porsche ha apostado por integrar el canal clásico en su red oficial, lo que significa que puedes llevar tu 944 o tu 928 (Sí, tienen llave a la derecha, sí, son Porsche) a un concesionario de la marca y recibir asistencia con piezas nuevas, sin que te miren como si hubieras aparecido montando una cabra.

Además, han ido un paso más allá con productos como la radio retro-modernizada con conectividad Bluetooth para los 911 antiguos, o los neumáticos desarrollados en colaboración con Pirelli y Michelin que respetan la estética clásica pero ofrecen prestaciones actuales.

Toyota y Mazda: los japoneses también tienen memoria

Aunque son menos dados al romanticismo europeo, algunas marcas japonesas están empezando a tomarse en serio la conservación de su historia automovilística. Toyota, por ejemplo, lanzó hace unos años el programa GR Heritage Parts, que permite conseguir piezas nuevas para modelos como el Supra A70 y A80.

Mazda, por su parte, ha apostado fuerte por el MX-5 NA, el modelo que lo cambió todo para la marca a principios de los 90. Además de ofrecer recambios nuevos, en Japón es posible hacer una restauración completa del coche con sello oficial de fábrica, dejándolo como recién salido de Hiroshima. Eso sí, el proceso no es barato ni rápido, pero es toda una declaración de intenciones: no dejar morir a uno de los deportivos más queridos de las últimas décadas.

Nissan también ha coqueteado con esta idea para los Skyline GT-R R32, aunque con menos constancia. Lo cierto es que, más allá de iniciativas puntuales, los japoneses aún van con cierto retraso respecto a los europeos en esta materia, algo curioso teniendo en cuenta lo venerados que son sus deportivos en todo el mundo.

Aun así, se agradece que empiecen a moverse, porque si algo está claro es que el que no cuide su legado, lo perderá para siempre.

Fiat, Peugeot, Citroën… ¿Y los demás?

Aquí la cosa se pone más desigual. Aunque algunos fabricantes generalistas han lanzado iniciativas de reposición de piezas, lo cierto es que muchas veces son más marketing que realidad tangible. Stellantis, el grupo que agrupa a Peugeot, Citroën, Fiat y Opel, lanzó en 2017 la marca “Heritage Parts”, pero su disponibilidad fuera de Italia es bastante limitada y muchos modelos populares no tienen aún cobertura.

En España, por ejemplo, resulta complicado conseguir piezas nuevas oficiales para un Peugeot 205 GTI o un Citroën BX. Lo mismo pasa con los Fiat Uno Turbo o los Panda 4×4 de los ochenta, que siguen circulando, pero se restauran casi exclusivamente con piezas de segunda mano o aftermarket.

Lo que sí están haciendo algunas marcas es apoyarse en terceros para refabricar piezas clave, como paragolpes, molduras o componentes de suspensión, aunque rara vez con la implicación directa que tienen fabricantes como Mercedes o Porsche.

En el mejor de los casos, ofrecen asistencia documental para que los propietarios puedan restaurar con cierta fidelidad, pero sin llegar a comprometer recursos propios de ingeniería o producción. Es una pena, porque la demanda existe y el cariño por estos coches es evidente.

Así que si tienes un clásico del grupo PSA o Fiat, prepárate para tirar de contactos, foros y piezas de dudosa procedencia, porque el respaldo oficial es más bien testimonial.

Honda, la última en atreverse (pero de qué manera)

Si hay una marca que siempre ha preferido hablar con hechos y no con fanfarria, esa es Honda, y en el universo de los clásicos, donde muchas marcas anuncian programas de recambios como si fueran eventos mediáticos, Honda decidió hacerlo a su manera: sin bombo, sin platillo, y con una reverencia silenciosa al que probablemente sea su mayor obra maestra: el NSX original.

Honda permite no solo acceder a recambios originales, sino también a un servicio completo de restauración, con base en su histórica planta de Tochigi, a través del llamado NSX Refresh Plan, lanzado en 2020 y que va a recibir en 2026 una ampliación dirigida a los propietarios tanto del NA1 como del NA2. Allí trabajan técnicos que en su día montaron estos coches a mano, y que ahora se encargan de devolverles la juventud con la precisión obsesiva que define a la casa.

Al contrario que otras marcas, Honda ha optado por fabricar las piezas bajo demanda, algunas incluso mediante impresión 3D o con técnicas artesanales, con tal de asegurar que los componentes respetan el estándar con el que se diseñaron en los años 90. Desde bombas de agua hasta molduras interiores o componentes electrónicos específicos del modelo, la disponibilidad es sorprendente… siempre que uno esté dispuesto a esperar y a pasar por caja.

No es casualidad que este esfuerzo lo haya centrado solo en el NSX. No se trata de un coche cualquiera: fue la respuesta japonesa al reinado europeo, el deportivo que hizo temblar a Ferrari, el que convenció a Ayrton Senna, y el que demostró que un supercoche también podía ser fiable, cómodo y humano. Honda, aunque tarde, ha hecho lo correcto: cuidar a su icono con el mismo mimo con el que lo creó. Sin florituras, pero con dignidad.

En resumen: si tienes un clásico y quieres mantenerlo con piezas originales, lo mejor que puedes hacer es cruzar los dedos para que el logo de tu volante sea el de Stuttgart o Stuttgart con estrella. Algunas marcas lo hacen increíblemente bien, otras están aprendiendo, y muchas simplemente pasan. Pero el que lo hace, no solo fideliza: se gana un hueco en el corazón de los gasolineros de verdad.