Coche del día: Audi A8 2.5 TDI (D2)

Coche del día: Audi A8 2.5 TDI (D2)

Se posicionó como el modelo de acceso a la gama


Tiempo de lectura: 3 min.

El Audi A8 2.5 TDI era el escalón de acceso a la gama del modelo más grande de la firma alemana. El menos potente, el más barato y, obviamente, el menos equipado, aunque todo esto, cuando hablamos de un coche como el Audi A8, toma unas dimensiones diferentes. Diferentes porque el equipamiento del coche era sencillamente, enorme, porque las prestaciones estaban por encima de muchos otros modelos y porque su precio, 8.331.000 pesetas, era entre cuatro y cinco millones de pesetas más alto que cualquier coche generalista.

Durante la era de los diésel se vieron infinidad de cosas que, pocos años antes, nadie se había podido llegar a plantear. De primeras, por ejemplo, versiones deportivas con motores turbodiésel —este tema hizo explotar cabezas de muchos puristas–, una combinación que apareció por la demanda, al igual que los coches de alta gama con motores diésel. Por supuesto, los puristas se dejaron ver por aquí para decir que un coche de ese tipo no necesitaba motores diésel, que no eran refinados, sonaban mal y un largo etcétera de cosas en contra.

Hacer caso a los puristas no es algo que haya hecho la industria, y gracias, porque en ese caso, todavía tendríamos motores con carburadores, encendido por platinos y direcciones sin asistencia. Por eso, en 1998 hizo acto de presencia un modelo que, a ojos de cualquier usuario actual, podría ser considerado un “quiero y no puedo”: el Audi A8 2.5 TDI. Era la versión más accesible por potencia y prestaciones, aunque por precio todavía había una más económica, equipada con un motor gasolina. Es un coche que, cuando se presentó, llamó mucho la atención de la prensa y de los aficionados, porque en su momento, resultaba muy interesante.

Con un peso de poco más de 1.700 kilos, el Audi A8 2.5 TDI era todo un ‘peso pluma’

Audi A8 2 5 TDI

Sin embargo, hoy, su motor se ve claramente flojo. Hablamos del ya mítico TDI V6 de 2.496 centímetros cúbicos –carrera larga; 78,3 por 86,4 milímetros para diámetro y carrera–, culatas de cuatro válvulas por cilindro y dos árboles de levas, inyección directa por bomba radial, turbo de geometría variable –presión de 1,1 bares– e intercooler, para lograr 150 CV a 4.000 revoluciones y 310 Nm a 1.500 revoluciones. Este motor convirtió al Audi A4 en uno de los mejores sedanes de su categoría y al Audi A6 en uno de los referentes entre los sedanes ejecutivos, pero además, hizo del Audi A8 uno de los modelos de representación más deseados.

Puede parece que 150 CV son pocos para un coche que medía 5,03 metros, pero el A8, fabricado con aluminio, pesaba mucho menos que cualquiera de sus rivales directos. La revista Automóvil registró un peso de 1.723 kilos, frente a los 1.977 kilos que pesaba el Mercedes S300 TD, por poner un ejemplo. Eso permitía una velocidad que rozaba por poco los 210 km/h, un 0 a 400 metros en 17,98 segundos y un 0 a 1.000 metros en 32,34 segundos. El 0 a 100 km/h sí era lento, se necesitaban 11,21 segundos, aunque esto son datos de la versión con cambio automático Tiptronic, de serie se ofrecía con cambio manual de seis relaciones… ¿Te imaginas un Audi A8 actual con un conjunto motor-transmisión semejante?

La prensa tuvo muchos elogios para el Audi A8 2.5 TDI, sobre todo por su notable cifra de par y lo plana de curva. Eso permitía una conducción especialmente agradable con una interesante sensación de empuje desde apenas 1.500 revoluciones. Además, los consumos, para el tamaño y peso del coche, era bastante buenos: 6,9 litros a 120 km/h, poco más de 12 litros en “conducción deportiva” y una media de ocho litros.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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