Peregrinación a BMW Norteamérica: El nacimiento del Z3 Homecoming

Peregrinación a BMW Norteamérica: El nacimiento del Z3 Homecoming

A propósito de los 30 años del roadster biplaza, los orígenes del encuentro anual en Estados Unidos; el Z3 Bond fue más que una estrella de cine


Tiempo de lectura: 7 min.

No puedo afirmarles con seguridad que el BMW Z3, que en 2025 está cumpliendo 30 años desde su estreno, es el BMW menos alemán que se haya fabricado. No al menos por origen de diseño, pues no fue el único modelo bávaro esbozado por Joji Nagashima y, si por escuela e impronta de nacionalidad fuese, a Ken Okuyama lo conocemos por haber tenido a cargo diseños como el del Ferrari Enzo y ya sabemos lo que este superdeportivo representa para la idiosincrasia italiana.

Quizás podría aplicar a la versión coupé, una rareza a la vista que perdura y de la cual hizo una fortaleza para ser considerada hoy un coche de culto. Pero ni siquiera, porque su concepción está atada a la historia de la marca y su pasado en las carreras: del BMW 328 Sportcoupé, versión cerrada del 328 –uno de los primeros roadsters de la compañía– y ganador de la Mille Miglia 1940, el BMW Z3 Coupé heredó su zaga. Nótese cómo la prominencia de la silueta de la caída del techo rinde tributo al diseño trasero de aquel clásico.

Sin embargo, la rareza abarca tanto al coupé como al original de cielo abierto, y todo tiene su sentido. Aunque suene una obviedad, el Z3 es como lo conocemos porque así lo quiso la empresa. Debía ser, en palabras de los ejecutivos de aquellos años, “un aporte a la marca, no solo una repetición de lo que ya estamos construyendo. Que sea deportivo y divertido”.

¿Por lugar de fabricación? También lo dudo. Un coche, como ha ocurrido desde al menos 60 ó 70 años, puede alterarse para responder a las necesidades de mercado de una región que no es la autóctona y luego importarse, o también puede expandir su producción a otras regiones. El hecho de que se fabricara en Estados Unidos no lo hace al BMW Z3 menos alemán. Lo que sí sucede en estos casos es que un coche puede ser absorbido por la cultura de un país o viceversa: cómo un coche puede atravesar esa cultura.

BMW Z3 (2)

El BMW Z3 de Bond: Su aporte más allá de la fama

Respecto de lo dicho en el párrafo introductorio, sí es cierta la influencia de la ingeniería japonesa en el origen del BMW Z3. A finales de los ochenta y comienzos de los noventa, el éxito comercial del Mazda Miata en Estados Unidos, tierra de roadsters, motivó a los de Múnich a plantar competencia.

Bajo el lenguaje de diseño Fun Car que en la casa matriz empezaban a trabajar, Nagashima comenzó con los bocetos de lo que sería años más tarde el Z3 de producción. Este nuevo roadster debía ser más accesible que el Z1, que valía el triple de lo que costaba un MX-5, y debía ser un coche para Estados Unidos.

Sobre lo cultural, su paso a la fama como coche Bond es un tema tratado hasta el cansancio, pero eso no le resta importancia. Para estas líneas, todo lo contrario. El BMW Z3 fue colocado estratégicamente en la película, meses antes de que empezara a venderse. De por sí, un primer impacto por ser la primera vez en la que el agente secreto pasaba de un Aston Martin a un BMW, pero el impacto fue más profundo.

Fue colocado con sutileza, como parte de la campaña de lanzamiento y, por lo tanto, con específicas instrucciones. Durante los pocos minutos en los que el Z3 aparecería en el film, el guion debía dar cuenta de la filosofía BMW y el argumento no debía darle participación en ningún tipo de accidente. El propósito del biplaza convertible alemán de cara a cómo la marca quería posicionarlo en el mercado quedó graficado en un recuerdo.

BMW Z3 cumple 30 años

“Boom” inmediato hacia un viaje de ida cultural

Sobre aquellos días de rodaje en Puerto Rico, Tom McGurn, director de Comunicaciones de BMW para la Costa Oeste de los Estados Unidos, describió en pocas pero justas palabras la fugaz participación del coche. “Queríamos exponerlo, pero no sobreexponerlo, y quedó perfecto en las escenas de conducción entre la exuberante vegetación, con la capota bajada”.

Para el modelo de serie, los pedidos no tardaron en llegar. Qué decir de la versión limitada que replicó al ejemplar de la película. Unos 200 en cinco minutos recibió BMW de inmediato al estreno de GoldenEye, por lo que la firma debió bajarle la persiana y limitarse a 100 unidades de aquella carrocería en Azul Atlanta, que además llevaban el emblema 007 en diferentes secciones del interior.

El caso Bond fue para el roadster una palanca hacia el éxito, y el éxito se vio, con 15.000 unidades entregadas para finales del ’96, desde el primer año de producción en la planta de de BMW en Spartanburg, Carolina del Sur, en cuyo Museo Zentrum actualmente se exhibe el último ejemplar del Z3 que salió de fábrica en 2002. El impacto comercial del biplaza se tradujo en un boom de BMW en Estados Unidos e hizo de la planta de Spartanburg una especie de santuario.

Y todo se fue de las manos para esa factoría que BMW de Norteamérica había levantado para fabricar sus coches de mercado nacional, pero sobre la cual se posó un aura, digamos, parroquial. Esto, debido a una concatenación de hechos que desembocaron en un movimiento en masa. Año 1997.

BMW Z3 2 0i Roadster (2)

El nacimiento del Z3 Homecoming

Conductores americanos de estirpe bávara y algo que llamara la atención. Solo eso bastó. Un poco de causalidad y ya. Un episodio que le debemos al departamento de prensa de BMW Group, cuya publicación se enmarca en el 50° Aniversario de la división norteamericana de la marca está cumpliendo este año.

Americanos de estirpe bávara y algo que llamara la atención. Y lo que llamó la atención fue un coche restaurado, nada más y nada menos que un BMW 3.0 CS como nuevo en aquel ’96. Este coche, propiedad de Amy y Wayne Lester, una pareja que tradicionalmente había conducido vehículos BMW, fue un imán en el Euro Auto Festival 1996 realizado en el mismo Zentrum, sedujo a los ingenieros al punto tal de pactar un encuentro con el gerente de Comunicación de la marca.

El objetivo fue el siguiente: que los Lester estuvieran a cargo de la organización de un evento privado para propietarios del nuevo Z3. La fecha pautada, el fin de semana del Dia del Trabajo de 1997. Para Amy y Wayne no había sido un impedimento no contar con un ejemplar del roadster a la hora de fundar el Z3 Car Club of America, que tuvo una respuesta afiliatoria de parte de los propietarios del Z3 que superó las expectativas de la pareja. La convocatoria de 1997 a la planta de Carolina del Sur sería un camino de ida.

Era el comienzo del Z3 Homecoming, uno de los mayores encuentros anuales de dueños de BMW. Primero para vehículos Z3, luego rebautizado Roadster Homecoming, cuando el Z4 lo reemplazó. Y, bajo ese nombre, hasta su edición final en 2012. Aquel primer encuentro fue especial, un acontecimiento cultural. Decenas de unidades del Z3 avanzando en búsqueda del júbilo hacia Spartanburg, donde, además, recibirían una atención técnica a la altura. Días durante los cuales tampoco faltaron las historias personales con sus coches, el sentido de todo. Para BMW, según lo recuerda en su artículo, a esa visita en masa fundacional una sola palabra podía caberle: peregrinación.

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Mauro Blanco

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Txemi
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Txemi

El artículo está redactado con la precisión de las traducciones de los productos chinos de Aliexpress. No he entendido ni la mitad.

Javi Martín
Editor

Hola, Txemi.- He leído el artículo tres veces, por si acaso se me escapaba algo, y no he tenido problemas para entender lo que pone. ¿Podrías ser más concreto y decirme donde tienes los problemas? Sin información, no podemos hacer nada al respecto y todo seguirá igual..


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