Fue allá por 1984 cuando apareció la primera generación del SEAT Ibiza. Un coche realmente importante para la marca, pues les permitió, como seguramente ya sabréis, mantenerse a flote tras la ruptura con FIAT hasta que lograron encontrar una salida viable.
Aquel Ibiza era, casi, un coche hecho de retales; la plataforma del Ritmo, una propuesta de carrocería desechada por terceros, motores “prestados”… Aunque por suerte se hizo las cosas de forma bastante acertada y el puzle encajó, y además, se pudo combinar con elementos específicos como los famosos motores System Porsche. De hecho, los System Porche fueron la base de la gama y de su éxito.
Dos fueron los motores System Porsche, al menos al comienzo: un bloque 1.2 y un cuatro cilindros de 1.5 litros. Ambos contaban con alimentación mediante carburador y el más potente fue la versión montada en el SEAT Ibiza SXi del 1.5 System Porsche, que en lugar de carburador tenía inyección y presumía de 100 CV.
No obstante, ese motor fue exclusivo del SXi, para el resto, el más potente, basado en el bloque más grande, rendía 85 CV. Luego pasaría a 90 CV, pero de primeras, la potencia era de 85 CV y daba vida al SEAT Ibiza 1.5 GLX, la opción más completa de la gama y que dejaba al SXi como el Cupra de aquella época.
El Ibiza 1.5 GLX no destacaba solo por tener el motor más potente de la gama, sino por contar con una serie de cosas que lo hacía, digamos, especial. Para empezar, mejoraba el nivel de acabados frente al resto de versiones, o eso decía el señor Arturo de Andrés en el número 1.319 de la revista Autopista –publicado el 27 de octubre de 1987–, que destacaba la ausencia de una realización chapucera, aunque todos sabemos que SEAT, en esos momentos, tenía el agua al cuello y había cosas en el Ibiza que no se podían tildar de gran calidad.
Los detalles del 1.5 GLX continuaban con las llantas, de diseño multirradio y 14 pulgadas –que luego veríamos en el SXi– y que dicho sea de paso, no le sentaban nada mal. También había una estabilizadora delantera y unos discos de freno delanteros de 251 milímetros.
Algunas revistas de la época, metieron el coche en el tradicional banco de rodillos y se llegó a registrar potencias de alrededor de 91 CV, lo que aseguraba el buen hacer del motor 1.5 System Porsche, aunque curiosamente, al propulsor se le achacó algo de pereza al subir de revoluciones. También se le achacó problemas de peso –925 kilos– y de poco aerodinámico, pues con un motor que se mostraba poderoso, no podría alcanzar los 170 km/h de velocidad punta en las pruebas de la prensa –oficialmente, SEAT aseguraba que podía alcanzar los 171 km/h–.
No podemos olvidar que el SEAT Ibiza 1.5 GLX fue la base para la copa que se celebró en 1986.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Las cosas como son, aunque fue un modelo icónico que efectivamente salvó a la marca, la cuestión es que vendía más por su relación entre habitabilidad (mucho mayor que otros por usar la plataforma del Ritmo) y precio (se vendía a pérdidas prácticamente como luego se “descubrió” cuando se hizo VW con todo el accionariado…), de los más baratos del mercado… una especie de Dacia vaya. Lo mejor que tenía efectivamente era el motor System Porsche (ahí los alemanes hicieron lo que pudieron para que los de SEAT no tuvieran que cambiar utillerías pero tenía sus fallitos también como el… Leer más »
Mi primer coche fue un Ibiza SXi y la verdad, no tuve problema con los satélites –me parecían hasta cómodos–. El pobre acabó dando dos vueltas de campana por exceso de ímpetu de su conductor, cuándo esas inclinaciones que mencionas, sacaron el coche del sitio y no se supo reaccionar.