Cuando apenas habíamos superado las consecuencias negativas de una pandemia que fue capaz de paralizar el planeta, en algún lugar de Europa comenzaron a caer bombas y misiles, retrotrayéndonos a un mundo que creíamos olvidado —y debía estarlo—. Las economías domésticas no tuvieron ni un momento de alivio, y entre inflación y otras viandas de difícil digestión, los ciudadanos de a pie somos cada vez más pobres.
El mercado del automóvil no permanece ajeno, evidentemente, a esta realidad. Las ventas de automóviles nuevos no terminan de recuperarse tras la pandemia, con problemas en la cadena de suministro, además de incertidumbres relacionadas con la electrificación y los nuevos marcos normativos, que no permiten pensar en un inminente cambio de tendencia.
Sin embargo, hay un sector de la sociedad y del mercado que no se ve afectado por estas circunstancias. No solo eso, sino que además da la impresión de que hasta se beneficia de este tipo de crisis, como se ha demostrado en épocas recientes. El porcentaje de ricos y superricos aumenta de forma constante y, de forma paralela, también lo hacen los beneficios de los fabricantes de automóviles que dominan el sector del lujo.
Si miras a las grandes fortunas mundiales, nuestra clientela, básicamente, los pronósticos indican un incremento del dos o el tres por ciento interanual, así que hay potencial, en todo el globo, para más”, ha declarado Torsten Müller-Ötvös, según recoge CNN Business, feliz de constatar que los ricos serán cada vez más ricos
Ahora bien, por mucho que, para estos clientes adinerados, la realidad económica que es común a nosotros, simples mortales, apenas les afecte, al fin y al cabo todos somos humanos, racionales solo algunas veces y muy tendentes, digamos lo que digamos, a unirnos al rebaño. Sí, las clases más pudientes también los prefieren SUV, y los fabricantes están encantados.
La suversión de los ricos
Han pasado ya más de dos décadas desde que el Porsche Cayenne fuera desvelado al público en el Salón del Automóvil de París de 2022. En aquel momento, el fabricante con sede en Zuffenhausen tan solo contaba con dos vehículos en su gama, y su situación financiera estaba muy lejos de ser tan boyante como en la actualidad. La comercialización de un SUV, que fue desarrollado junto con Volkswagen después de haberse frustrado el acuerdo inicial con una Mercedes-Benz que preparaba por entonces su Clase M, fue el punto de partida para que Porsche pudiera poner fin a sus penurias económicas e iniciara el camino que le ha llevado a alcanzar los muy elevados niveles de rentabilidad que exhibe en la actualidad.
Y es que la primera generación del Porsche Cayenne, con una media de 35.000 unidades vendidas al año durante ocho años, tuvo un éxito en gran parte inesperado, que mantuvo con las generaciones siguientes. La actual y tercera generación del gran SUV de Porsche sigue obteniendo buenas cifras de ventas: 95.604 entregas durante 2022, más que ninguno de sus compañeros de catálogo. El Porsche Macan, su hermano pequeño y que estaba llamado a superar estas cifras, se quedó en 86.724, lo cual demuestra la excelente salud de este tipo de carrocerías en el mercado actual, especialmente en el segmento de lujo. Ambos contribuyeron, durante el año pasado, al crecimiento en ventas del 3 % interanual que experimentó la marca en dicho período. Y ojo que Porsche quiere más, puesto que lleva tiempo anunciando su intención de producir un SUV por encima del Cayenne.
Porsche enfrenta el que es su reto más grande hasta la fecha. Este día, no hay ninguna duda para mí, será de una importancia histórica para la marca”, comentaba entonces Wendelin Wiedekind, directivo de la marca, sobre la repercusión que esperaba del recientemente presentado Porsche Cayenne
Es una realidad, la de la elevada demanda de SUV de lujo, que corroboran también los datos presentados por otras marcas que siguieron, antes o después, el camino mostrado por Porsche con el lanzamiento de su Cayenne. Sin salir del grupo Volkswagen, Bentley y Lamborghini también han presentado cuentas de resultados de récord para el año pasado. Y sí, también sus modelos SUV acumulan la mayor parte de las ventas.
En el caso del fabricante originario de Crewe, Reino Unido, el ejercicio de 2022 fue el mejor de su historia, tanto en términos de unidades vendidas —15.174 en total, un 4 % más que el año anterior— como de beneficios. El 42 % de estas correspondieron al Bentley Bentayga, que también acumuló el mayor número de entregas de su corta historia, espoleadas por la inclusión de una versión de batalla larga en su gama a finales de 2021. Se trata, por cierto, del tercer año consecutivo para Bentley estableciendo récords de ventas.
Lamborghini, por su parte, también alcanzó la mayor cifra de coches vendidos de su historia en el ejercicio del año pasado —9.233 unidades totales—, un diez por ciento más que en el año 2021. En su caso, la racha es de dos años seguidos marcando máximos históricos. Las entregas del Lamborghini Urus —5.367 en 2022— experimentaron un crecimiento interanual del 7 % y supusieron más de la mitad del total.
Nuestro crecimiento en el tercer trimestre se vio lastrado por los retos planteados por la problemática relacionada con la cadena de suministro, que impactó más de 400 entregas que debían tener lugar en dicho período”, declaró Lance Stroll hace unos meses para tratar de aliviar las preocupaciones de sus accionistas a raíz de los malos resultados financieros de la compañía
Hay más fabricantes, como Rolls Royce, que también experimentaron en 2022 un crecimiento de sus ventas gracias, fundamentalmente, a su SUV. Ya había establecido un récord histórico durante el año anterior, pero este último de 2022 fue el primero en más de 118 años de historia en el que el prestigioso fabricante británico, ahora bajo el paraguas de BMW, superó las 6.000 entregas —6.021 coches vendió, concretamente—. Es un incremento interanual del 7 %, en un ejercicio en el que dejó de ofrecer sus modelos en Rusia, tras el inicio del conflicto bélico con Ucrania, país que tradicionalmente acumula unas 300 entregas anualmente. Más de la mitad de sus ventas correspondieron al Rolls Royce Cullinan, su modelo SUV.
Ahora bien, no en todos los casos el lanzamiento de un SUV sirve para relanzar una compañía que atraviesa un mal período en términos financieros. Sirva el ejemplo de Aston Martin, que no consigue darle la vuelta a su mal momento, pese a las numerosos intentos de reestructuracion y a la entrada de nuevos accionistas. El Aston Martin DBX, si bien generó una demanda importante tras su presentación en 2019, no ha mantenido un nivel de entregas constante a lo largo del año pasado. En el tercer trimestre de 2022, las ventas del SUV de lujo británico habían disminuido en un 16 % respecto del año anterior. Según el propio Lawrence Stroll, los problemas en la cadena de suministros están detrás de la paralización de numerosas entregas del SUV, lo cual impidió a la marca mostrar a sus accionistas mejores resultados económicos durante el año pasado.
Los SUV son un cebo
Ferrari ha sido el último de estos fabricantes de automóviles de lujo que se ha atrevido a adentrarse en el segmento SUV. Aún así, el caso de la marca italiana no se parece a ninguna de las anteriores, pues gozaba de una salud financiera envidiable ya antes de lanzar su Ferrari Purosangue, con unos beneficios en constante aumento desde que separó su destino del de FIAT hace unos años. Su posición de dominio es incontestable, y el lanzamiento de este nuevo modelo no responde a las mismas motivaciones que en el caso de los fabricantes mencionados anteriormente, debido también a su particular modelo de negocio.
Los SUV son los modelos más vendidos de estas exclusivas marcas, y contribuyen a que sus beneficios se mantengan en tendencia positiva, pese a que no son, ni mucho menos, los productos de su catálogo que cuentan con un mayor margen de beneficios
Y es que la marca del cavallino rampante, a diferencia de muchas de las anteriores, no está tan interesada en extender su red de clientes. De hecho, su situación hegemónica está íntimamente ligada a la exclusividad más radical, y se ocupa activamente de dificultar el acceso de nuevos compradores a sus productos, con jugosas y contraintuitivas consecuencias en términos de incremento de demanda y precio de estos.
Si bien es cierto que las marcas generalistas prefieren vender un SUV antes que su equivalente, por así decir, tradicional —utilitario, compacto o sedán—, gracias a que el margen de beneficio es siempre superior —desde casi un 40 % hasta un 51 % más, según algunos informes—, no sucede lo mismo en el caso de estos fabricantes de gran lujo. Aunque sean sus modelos más demandados, no son los más rentables de sus catálogos, ni mucho menos los más caros. Aun así, las onerosas opciones de personalización que ofrecen estas marcas a sus clientes contribuyen a aumentar su rentabilidad.
En este sentido, es ilustrativo el ejemplo de Rolls Royce, que no solo ha marcado un 2022 de récord en cuanto a número de coches vendidos, sino también en lo relativo al precio medio de cada uno de estos, situado en 500.000 euros durante el año pasado. Aunque el Rolls Royce Cullinan parte de un precio de unos 340.000 euros, la mayor parte de los clientes terminan superando con creces esta tarifa mediante la inclusión de ciertas opciones de equipamiento o de personalización. Desde Estados Unidos, uno de los mercados más importantes para todos estos fabricantes, Bentley señala que sus clientes añaden, de media, unos 40.000 euros en opciones al precio inicial de sus modelos.
Lamborghini era conocida a un nivel increíble, pero no pudimos transformar esto en ventas. Ahora, el 70 % de los compradores de Urus son nuevos para Lamborghini, y algunos de ellos deciden comprarse después un superdeportivo”, comenta Andrea Baldi, director de operaciones de la marca italiana en Estados Unidos, para destacar la importancia del Lamborghini Urus en el crecimiento de la marca
Tal y como confiesan los propios directivos de estos fabricantes, la diversificación de su gama hasta la inclusión de modelos SUV les permite ampliar una clientela que, posteriormente, adquiere otros modelos de la marca, más rentables. Es el caso de Lamborghini, que ha visto un crecimiento de ventas interanual en el conjunto de su gama de un 10%, superior al que experimentó su modelo SUV. Tanto Lamborghini Huracán como Lamborghini Aventador gozan también de buena salud comercial, con el primero colocando un 20 % más de unidades durante el año pasado que en 2021.
Además, las marcas aprovechan el lanzamiento de ediciones especiales de todos sus modelos para ampliar de manera exagerada los márgenes de beneficio de sus productos. Los SUV también pueden ser de utilidad para ellas en este sentido, y el Aston Martin DBX707 o el Lamborghini Urus Performante son buenos ejemplos de este tipo de movimientos. A base de vender más exclusividad, las marcas incrementan las ganancias por unidad vendida.
El próximo pastel de suculentos millones que se pondrá a disposición de los fabricantes está hecho, como sabemos, de electrones, y las marcas ya se están acercando a esa mesa. A día de hoy, el Bentley Bentayga sustenta gran parte de sus ventas en la disponibilidad de opciones híbridas, y el Porsche Macan eléctrico llegará a las carreteras en 2024, si se cumple lo previsto. Resulta obvio que los sectores más privilegiados de la sociedad mundial tampoco se librarán de este otro cambio de paradigma, como ya sucediera con los SUV. Además, las marcas de automóviles de lujo contemplan extáticas el incremento generalizado en los precios del producto final que acompañan a la electrificación, conscientes de que así podrán obtener una mayor rentabilidad por unidad vendida.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS